Cuando Jae Kyung recobró el conocimiento, Jan Di estaba a su lado. Sólo podía abrir el ojo derecho ya que el otro no cedía a la hinchazón; todo su rostro estaba magullado, con hematomas en ambos pómulos y el labio profundamente partido.
—¿Jan Di...? —murmuró débilmente. Jan Di se acercó y se sentó en la cama a su lado— ¿eres realmente tú...? ¿De verdad estuviste allí?
—Sí, Jae Kyung unnie... —le dijo dulcemente mientras pasaba con delicadeza maternal un trozo de tela húmeda sobre su frente para limpiar su sudor— soy yo...
—¿Cómo me encontraste...? ¿cómo llegaste...?
—Eso no importa —inhaló—. ¿En que demonios estabas pensando, Jae Kyung? —no quería regañarla en ese estado, pero no podía evitarlo— ¿cómo te metiste en eso? ¡estábamos tan angustiados todos por ti!
—Lo siento... —cerró su ojo con profundo cansancio— iba a regresar a casa después de esta pelea...
Jan Di negó con la cabeza, molesta y aliviada al mismo tiempo de verla despertar luego de casi dos días de inconsciencia. Jae Kyung rió sin fuerzas.
—Yo quería ese cinturón... había sido tan fácil vencer a todas —trató de sentarse, pero el severo dolor en sus costillas se lo impidió y volvió a reposar su peso en el colchón—. Me merezco esto por ir de estúpida a retar a una campeona...
—Y pudo haberte ido peor, gracias al cielo no tienes huesos fracturados, aunque tu nariz está rota —sentenció Jan Di frunciendo el ceño— ¿de dónde sacaste semejante idea?
Jae Kyung desvió su mirada y tardó largos segundos en responder.
—Yo... —tragó saliva e hizo una mueca de dolor— no quería regresar... Estaba tan enojada y dolida; yo sólo quería proteger a Joon Pyo, pero él fue cruel... —mordió su labio inferior entristecida— y quise desaparecer porque no quería ver a nadie, no quería dar explicaciones, no quería que alguien tratara de animarme... pero necesitaba dinero y fue muy fácil obtenerlo peleando en las calles, entre más peleaba más apostaban por mí y bueno... juro que iba a regresar después de esta pelea, ganara o perdiera, pero no esperaba que fuera tan bestia esa mujer... —bufó una risa dolorosa— aún así, la paliza que me metió no dolió ni la mitad de lo que me dolió que Joon Pyo me dejara...
Jan Di masajeó sus sienes con una mano y murmuró en voz baja,
—Todo por Joon Pyo, no puede ser... —volvió a su tono normal— ¡unnie, pero si tú ya sabes que Joon Pyo es un bruto que cuando está enojado el cerebro se le apaga! ¡Él está muy preocupado por ti!
Jae Kyung miró a su amiga con algo de incredulidad y luego relajó su expresión; a pesar de estar tan golpeada, su semblante cambió de inmediato por uno mejor como por arte de magia; bien dicen que a veces la única persona que puede hacer que dejes de llorar es quien te hizo llorar y odiaba que fuera así, pero Jan Di había dicho las únicas palabras posibles que podrían alegrarla.
—Bueno, tampoco era para tanto... —sonrió algo animada— él pudo preguntarle a mis padres, no es la primera vez que desaparezco por alguna rabieta, no es la gran cosa... no sé por qué no me conocen mejor...
Jan Di calló y respiró hondo, buscando ordenar las ideas en su cabeza, buscando confesarle la verdad de quien era ahora ella.
—¿No has visto las noticias? —murmuró Jan Di desviando la vista hacia sus manos— ¿Has estado tan desconectada del mundo estas semanas que no sabes qué ha ocurrido?
Jae Kyung retuvo el aire en sus pulmones, confundida y ahora ansiosa, miró a su amiga por largos segundos y trató de reír para no reconocer ninguna gravedad.
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El libro de la Joya Coreana
Fanfiction(JanDixJiHoo) [Secuela de "La jaula de los lobos"] Mientras el tiempo pasa, las heridas no han ido sanando, al contrario, sólo se ha ido alimentando la obsesión por perseguir y terminar con aquellos que destruyeron sus vidas en el pasado.