Cuando Jan Di despertó, estiró sus brazos lo más que pudo y luego se sentó. Parpadeó varias veces antes de lograr abrir los ojos por completo. Aún traía puesta la ropa del día anterior y no reconocía el cuarto, pero sabía que estaba en la casa de Kathleen Maeng; la habitación era sencilla, con un papel tapiz verde pistacho y motivos vintage en blanco, la cama era matrimonial con una cabecera orgánica de metal que parecía bastante vieja, contaba con una cómoda, un ropero y dos mesitas de noche, todos a juego, además había un par de cuadros en las paredes. Debido a la falta de objetos personales, concluyó que era una habitación exclusiva para huéspedes.
No sabía a qué hora se había quedado dormida; la última vez que recordaba haber visto el reloj eran más de las tres de la madrugada y estaba con Ji Hoo y Kathleen en la sala tratando de esclarecer montonales de asuntos...
La sorpresa inicial por supuesto que había sido profunda; la muchacha aseguraba que ella y Ji Hoo eran hijos del mismo padre, Maeng Myung Dae, pero que Park Ni Eun se había llevado a Ji Hoo lejos para tratar de protegerlo de una inminente guerra y de un destino desastroso, dándole el apellido de alguien más en un intento de esconderlo.
Había comenzado la conversación con la historia de Kathleen; ella era la hija mayor de Maeng Myung Dae con una mujer alemana, tenía veintiún años y un hermano de dieciséis, pero él vivía con su madre en Frankfurt. Sus padres se habían divorciado hacía más de diez años; nunca le dijeron los motivos, pero ella apostaba a que su separación había tenido mucho que ver con la relación que Myung Dae tenía con la mafia japonesa. Finalmente, él había muerto dos años atrás de cáncer en los huesos.
Su padre nunca le ocultó sus orígenes y creció sabiendo que le debía lealtad al Clan, pero hasta ese punto de su vida, jamás había tenido que tener nada que ver con ellos y siempre se desenvolvió en un ambiente pacífico. Era consciente de que su líder, Masaaki Takeru, estaba en prisión desde antes de que ella siquiera naciera y que su hermano, del cual no sabía su nombre, se había convertido en un jefe interino y por eso se habían mantenido en un bajo perfil a lo largo de las dos últimas décadas, con un pacto implícito de no agresión con otras mafias.
Ella les explicó que, en su jerarquía, catorce personas estaban por debajo del líder, eran las que pasaban su lugar a su siguiente descendiente del mismo sexo, en el pasado habían sido muchas más, pero se iban rompiendo las generaciones cuando no tenían hijos, dejando simplemente a aquellos catorce y que, si el líder y toda su familia morían, cualquiera de ellos se levantaría como el nuevo jefe.
—Por eso, personas como Park Ni Eun son tan importantes —había dicho Kathleen ya entrada la plática mientras bebían té y picaban toda clase de frituras en su sala—, fuera de ellos y del líder, nadie sabe quiénes son esos catorce, nadie sabe sus nombres, nadie sabe dónde encontrarlos; los miembros que están más abajo en la jerarquía, como mi padre, sólo conocen a quien esté por encima; en el caso de mi papá, él estaba por debajo de Ni Eun... Es por eso que el Clan es muy difícil de vencer; si no conocen a las cabezas, no pueden arrancarlas...
—Pero mi madre entonces tenía el nombre de todas las cabezas —concluyó Ji Hoo—; ella tenía la información para destruir al Clan entero...
Kathleen asintió una vez.
—Park Ni Eun traicionó al Clan al aliarse con otra mafia y vender los nombres —explicó la joven europea mirando compasivamente a Ji Hoo— para que tú pudieras librarte de ellos.
—La familia Song... —murmuró Jan Di sin levantar la vista.
—Park Ni Eun consiguió aliados en Corea; es decir, fuerza y dinero para empezar con la cacería de las cabezas. Pero ella fue asesinada y poco después el líder Masaaki fue a prisión, eso dejó a la guerra en una especie de tablas... los aliados de Park Ni Eun temieron ser asesinados como ella y el resto del Clan temía que toda su información fuera expuesta a cualquiera...
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El libro de la Joya Coreana
Fiksi Penggemar(JanDixJiHoo) [Secuela de "La jaula de los lobos"] Mientras el tiempo pasa, las heridas no han ido sanando, al contrario, sólo se ha ido alimentando la obsesión por perseguir y terminar con aquellos que destruyeron sus vidas en el pasado.