—Máteme —dijo Bo aguantando su risa— deje caer todos estos bloques de concreto sobre mi cabeza.
Joon Pyo se pasó las palmas por los ojos.
—No tengo tiempo para esta mierda —dijo Joon Pyo con lágrimas a punto de escapar del coraje—, solo estira tu malparida mano para que yo pueda sacarte de allí.
Pero el abogado solo volvió a reírse. Joon Pyo gruñó furioso. Reacomodó la palanca y le pidió al hombre que le continuara ayudando para liberar a Ji Hoo.
—Joon Pyo, vas a matarlo si haces esto —insistió Ji Hoo negando con la expresión contraída en dolor.
—¡Ya sé que voy a matarlo! —le gritó desesperado— ¿¡Y qué más quieres que haga?! ¡Esto va a colapsar, tengo que sacarte de aquí ahora mismo! ¿¡Por qué puta madre lo estás defendiendo?!
—Porque si tú lo matas...
—¡¿Qué?! ¡¿Si lo mato qué?! —bramó furioso, sus brazos temblaban— ¿No seré mejor que él? ¿Los medios deben de justificarse por su propios méritos? —negó enérgicamente agitando la cabeza—?¿En serio vamos a discutir filosofía en este momento?!. Matarlo beneficia al bien mayor; si no lo eliminamos nuestra familia nunca estará en paz.
—No me importa él, me importas tú —gimió Ji Hoo. Incluso respirar le era doloroso—. Una vez que matas a alguien ya no hay vuelta atrás, tu vida cambiará para siempre... nunca vas a poder olvidarlo...
—¡Tengo que hacerlo! —gritó enrojeciendo de rabia, apretando tan fuerte el trozo de hierro que era doloroso— Yo lo prometí... —tomó una profunda bocanada de aire e intentó que su voz no temblara—. Tú sabes que mi deseo es no prometer cosas que no pueda cumplir. Tengo que hacerlo.
—No vas a poder con la culpa... tú no quieres sentir lo que Jan Di siente por Nina Frei...
—¡Nina Frei era inocente! —interrumpió furioso, cerrando los párpados— ¡No puedes comparar su muerte con la de esta basura! ¡Y si tengo que cargar con la muerte de alguien sobre mi consciencia, va a ser la de esta escoria, no la tuya! ¡¡Así que cierra la boca!!
Jae Kyung apareció, había estado corriendo por los pasillos buscándolos después de que la entrada principal se derrumbara. Joon Pyo la miró rápidamente y se alegró internamente de contar con más ayuda. Si salían vivos de ésta, ya habría tiempo para regañarla por meterse a la mansión cuando se suponía que debía quedarse fuera. Le explicó rápidamente la situación; el estúpido abogado no parecía estar atrapado bajo ningún escombro, pero se negaba a salir.
—Voy a entrar por él —decidió Jae Kyung debido a que su tamaño era más pequeño y estaba segura de que era capaz de introducirse en la abertura y arrastrar al abogado fuera—. Puedo sacarlo.
Pero un nuevo crujido hizo temblar la débil estructura y ambos se echaron hacia atrás. Joon Pyo supo en ese mismo segundo que todo iba a colapsar al siguiente instante y que se le había acabado el tiempo. Gruñó frustrado y pidió tanto al hombre como a Jae Kyung intentar entre los tres empujar la improvisada palanca.
A Ji Hoo ya no le quedaban fuerzas para protestar, claro que quería que lo sacaran de allí, es solo que no quería que Joon Pyo realmente matara a una persona, ni siquiera a su enemigo; él ya lo había vivido cuando creyó haber matado al mismo Masaaki, había sido una carga de culpabilidad demasiado pesada. Se estaba asfixiando al respirar tanto polvo y el dolor de su brazo ya se había extendido a todo su cuerpo en horribles punzadas.
La viga se levantó un poco, ya casi lo tenía. Le ordenó a Jae Kyung que tomara la mano libre de Ji Hoo para que pudiera tirar de él y así lo hizo.
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El libro de la Joya Coreana
Fiksi Penggemar(JanDixJiHoo) [Secuela de "La jaula de los lobos"] Mientras el tiempo pasa, las heridas no han ido sanando, al contrario, sólo se ha ido alimentando la obsesión por perseguir y terminar con aquellos que destruyeron sus vidas en el pasado.