Capítulo XV

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—Padre... —sonrió Park Ni Eun al Presidente Yoon colocando un tazón de comida frente a él— me da tanto gusto que pueda acompañarnos; sé que tiene una agenda muy apretada...

—No lo menciones; para mí es un placer —contestó feliz, disfrutando del delicioso aroma del platillo—. Además, debo pasar todo el tiempo posible con mi nieto —alzó su mano y revolvió el cabello del pequeño Ji Hoo, haciéndolo sonreír—; ¡cuando menos me lo espere estará más alto que yo! —y tras reír, apretó su mejilla, provocando una carcajada en el niño— ¡serás tú quien me cargue de caballito!

Ji Hoo, riendo, se hizo un poco para atrás pues sabía que su abuelo estaba a punto de atacarlo con cosquillas, pero tuvieron que guardar la compostura pues la mesa ya estaba servida y era hora de dar gracias por los alimentos.

—¿Qué dices, Ji Hoo? —preguntó Ju Hwan, complacido de ver el amor entre su padre y su hijo— ¿quieres ser más alto que tu abuelito?

—No —Ji Hoo negó con la cabeza, sonriendo con los ojos, con su pequeño rostro iluminado en felicidad por tener de visita al abuelo— El abuelo es el más alto del mundo.

Toda la familia rió ante el comentario.

—Dime, Ji Hoo —continuó el Presidente una vez que dejó de reír— ¿cómo vas en el colegio? ¿tienes muchos amigos?

—Mmm... —el niño bajó el rostro tragando su bocado, dudó un poco pero luego asintió con la cabeza.

—Hablando de eso... —intervino Ni Eun— ¿cariño, te gustaría ir a un colegio nuevo?

Ji Hoo alzó sus ojos curiosos y confusos hacia su mamá.

—¿Linda, por qué dices eso? —preguntó Ju Hwan con una mirada de confusión similar.

—Estaba pensando... —explicó ella— quiero cambiar a Ji Hoo de colegio.

—¿Cambiarlo? —exclamaron ambos hombres al unísono— ¿A cuál?

—A Shin Hwa —contestó evitando la mirada de su esposo, encogiéndose un poco de hombros.

—¿Shin Hwa? —Ju Hwan no evitó su mueca de desconcierto y dejó sus palillos sobre la mesa— ¿Por qué querrías cambiar a Ji Hoo a un colegio como Shin Hwa?

—Bueno —sonrió dubitativa—, puede empezar desde ahora en el jardín de infantes, así será más fácil que se matricule en la Universidad Shin Hwa, es la mejor del país —se dirigió a su hijo— ¿te gusta la idea, amor?

Ji Hoo la observó y estuvo a punto de asentir, pero su padre se adelantó a hablar.

—No significa que sea un buen colegio—la corrigió—; hace tres años la Universidad no se llamaba Shin Hwa; se le puso ese nombre porque la empresa Shin Hwa así lo quiso con tal de proveer con alta tecnología las aulas pero no fue más que una estrategia comercial, la Universidad ya era de mucho prestigio antes de eso —se ayudaba de sus palmas en su explicación—. Todos los demás colegios de Shin Hwa apenas fueron creados colgándose de la fama de la Universidad.

—Sé que los colegios de Shin Hwa son muy nuevos, pero con el paso de los años se convertirán en las mejores escuelas del país; para cuando Ji Hoo esté en bachillerato o en la Universidad, Shin Hwa habrá crecido lo suficiente para tener un gran renombre...

—Esos colegios fueron creados para niños de élite. Tú dijiste que no querías que Ji Hoo fuera educado así; los chicos de estás escuelas tienen privilegios que los vuelven arrogantes y terminan sintiéndose superiores a los demás. Siempre has dicho que no quieres que Ji Hoo crezca con ese tipo de gente.

—Sé lo que dije —replicó de inmediato—, pero estaba nublada por mis prejuicios. Debemos pensar en el futuro de Ji Hoo; que él esté en una escuela de gran renombre será muy importante para su currículum. Tenemos los medios para ofrecerle esa educación, ¿por qué complicarle la vida innecesariamente?

El libro de la Joya CoreanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora