Capítulo XVII

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Malmö era la tercera ciudad más poblada de Suecia, fría la mayor parte del año y se ubicaba junto a la costa. Seo Hyun, Yi Jung y Joon Pyo decidieron salir un rato a tomar aire fresco y charlar aunque ya habían caminado por un largo rato sin decir palabra. Debían llegar a Estocolmo y sólo tenían dinero para el tren, pero debían hacer algo para conseguir con qué pagar por comida y un lugar donde dormir...

Finalmente, tras adentrarse en un grandísimo parque donde los primeros botones de flores ya se asomaban anunciando la entrada de la primavera, decidieron simplemente echarse al pasto a observar el cielo; era un día bonito, aún hacía frío pero no tanto como un mes atrás, las nubes estaban blanquísimas y el sol se sentía muy reconfortante.

Los tres suspiraron al mismo tiempo; a lo largo de sus vidas habían estudiado en diferentes países y desde muy jóvenes habían participado en los negocios de sus respectivas familias, conocían gente importante, se desenvolvían con soltura, hablaban varios idiomas. Nacieron en cunas de oro y fueron siempre colmados de privilegios. Toda su preparación era inútil en esos momentos; ninguno sabía qué hacer.

—Podemos cantar en la calle —propuso Yi Jung encogiéndose de hombros—, Ji Hoo una vez consiguió dinero así.

—Porque Ji Hoo sabe cantar —resopló Joon Pyo con agotamiento—, a nosotros nos arrojarán basura.

—Sí... tienes razón —aceptó el otro cerrando los ojos; él tocaba el saxofón pero no veía manera de conseguir uno sin pagar por él.

—Mientras no sugieran prostituirnos... —sonrió Seo Hyun con amargura.

—Ni siquiera es tan mala idea en estos momentos —Joon Pyo giró su cabeza hacia su amiga, ella lo miró con disgusto—. Funcionaría, ¿nunca les han ofrecido dinero por sexo? A mí sí.

—Sí —Yi Jung rió sin ánimos—, a mí también.

—Son como mis hermanos menores, no es una conversación que quiera tener con ustedes —Seo Hyun se cubrió los ojos con el brazo porque el sol le molestaba un poco—, pero a mí también me ha pasado...

A los tres les recorrió un escalofrío.

—Podríamos simplemente robar —dijo Joon Pyo levantando una ceja, considerando seriamente la opción.

—¿Robar qué y cómo? —Yi Jung se acomodó un poco en el césped— ¿Enmascarados? ¿una tienda o un banco?

—Robar un banco es muy arriesgado —lo secundó Seo Hyun—; requiere logística, estudiar con cuidado horarios y rutinas, necesitaríamos armas, un vehículo para escapar...

—Espera —Joon Pyo la interrumpió— ¿estamos considerando en serio asaltar un banco?

—Sí —dijo Yi Jung

—¡No! —negó ella al mismo tiempo.

—Bueno, no —se corrigió Yi Jung— ¿Pero qué tal un coche? Menos riesgo y lo vendemos en el mercado negro de refacciones...

Joon Pyo asintió ante la idea.

—Ya están metidos en suficientes problemas —murmuró Seo Hyun—; tratemos de hacer la menor cantidad de cosas ilegales posibles, entre más cargos tengan más difícil me será sacarlos de la cárcel —aunque lo último lo dijo en tono de broma, en el fondo iba bastante en serio—. Me sorprende que no se les haya ocurrido trabajar.

—Prostitución es un trabajo —se rió Joon Pyo haciéndola girar los ojos—. Bueno, noona, ¿lavando platos? Necesitamos dinero ya, un trabajo en negro nos dará poco.

—La verdad es que no sabemos hacer nada... —admitió Yi Jung— sólo nos queda mendigar...

El trío suspiró otra vez al unísono y en completa derrota.

El libro de la Joya CoreanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora