Desde el día en que llegué sabía que había algo esperándome en este lugar, sabía que era el lugar para mí. Jersey me atrapó desde el primer segundo que me tuvo, las luces sobrias por las tardes, la juventud y expectativa que te da un paréntesis para salir de la rutina de una vida desgraciada.
Frank y Gerard eran ese algo "mágico" que me atrajo a este sitio que me hizo comenzar de nuevo, lejos de ser el empleo de mi padre lo que me llevó a esta aventura que cambió mi vida y me enseñó millones de cosas.
Llegué a poder sentir tanto y ahora solo siento vacío.
Mi primer amor, la primera herida. La primera vez que me entregué en cuerpo y alma para alguien. Lo que es ser una niña y de un segundo a otro convertirse en una mujer, una mujer cobarde.
Y es que ni siquiera podía pasar por todo aquello sin sentir los besos de Frank en mí como sangre en la boca, ese sabor de boca que le dejaba el fumar tan exquisito que sentía cada vez que me besaba, cómo sus manos temblaban al acariciarme, el calor que emanaba de su cuerpo cada vez que estaba conmigo, eran esos detalles tímidos e incorrectos lo que me hacían amarlo tanto.
"Escapemos juntos" me decía, pero yo me negaba a aceptarlo.
Me destruía lentamente de la manera mas dulce posible, mi relación con Gerard era auto-destructiva,siempre que tenía la oportunidad me hacía comprender porqué yo no era adecuada para él, recordarme que no estudié para crecer y ser la mujer de alguien, lo solitarios y grises que siempre fueron mis días en casa mientras él iba a exposiciones de arte y lugares exóticos con personas bohemias y de mundo.
Yo era nada comparada con él. Un chico interesante y estudiado, físicamente de buen ver, ¿y que tenía yo? Mi bachillerato en mano y un montón de sueños rotos en una bolsa como vidrio, cada vez que me atrevía a tocarles me lastimaba una vez más, producto de mi propia incompetencia.
Siempre me dediqué a mendigarle amor a Gerard como si con Frank no hubiese sido suficiente, pero comprendí que Gerard no era lo que quería; mi vida no necesitaba su perfección en ella.
Sentada en el Cadillac viejo de de Frank con mi vestido de novia sucio con tierra y mi maquillaje corrido comprendí que eso era lo que necesitaba. A alguien tan incompetente en la vida como yo; alguien con quien pudiese cometer errores sin temor al reproche, alguien que cometiera sus errores conmigo, alguien que cayera a mi lado y se levantara del mismo modo, a mi lado.
Lo miraba de reojo fumando, me mataba verlo hacer eso. Algo en mí me decía que hacía lo correcto; pensar en Carter. En lo que quería y a su vez necesitaba, y entonces una imagen se vino a mí, mi madre.
Mi madre ha estado presente desde siempre en mi memoria, no existen remembranzas vívidas sobre ella, pero como me gustaría que las hubiera. Cada vez que pienso en los vacíos de mi vida, es ella quien está para llenarlos. Jamás llegué a conocerla, ni a escuchar sobre su historia. Hoy en día para pensar en ella me valgo de una foto y los recuerdos que se han ido eliminando conforme el pasar del tiempo. Simplemente me la imagino en este momento con una cara de decepción ante mi comportamiento tan errático y destructivo, no puedo percibir nada mas que odio.
Paranoia. ¿Qué hará Gerard en este instante que lo está deteniendo de venirme a buscar?
Probablemente esté perplejo a las puertas de la iglesia esperando a que todo esto sea una broma de mal gusto ; queriendo pedir de regreso el depósito por el anillo, el depósito por la sala de eventos, el depósito por el vestido que jamás volverá a ver.
Me encantaría poder saber qué pasó por su mente cuando me vio correr por ese pasillo sin mirar atrás, qué sintió. Creo que el no volver a poder hablar con Gerard va a ser una de las cosas que mas voy a resentir de perder la oportunidad de pasar una vida con él. Ya no poder verlo brillar, no poder verlo ser el exitoso artista que siempre soñó ser, perderme verlo florecer me va a doler en lo más profundo del alma, pero no puedo perder la vida que anhelo por el consuelo de saber que estaría con mi mejor amigo.