「𝐏𝐚𝐫𝐭𝐲 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐚𝐧 𝐄」

4

Habían pasado unos segundos cuando se puso a pensar en que no estaría para la fiesta. Recordó que los Cuthbert le habían prometido que irían a Nueva York para el verano. «¡Gracias Dios que me has mirado a los ojos!» pensó victoriosa, todo ese tiempo solo tendría que fingir que iría para dar la sorpresa de que no al final.

—Ni lo sospecharán —se dijo a si misma mientras jugaba con el lápiz azul en su mano.

—¡Hola Anne! —Josie se sentó a su lado. Había una falsa sonrisa en su rostro, se estaba preparando para escuchar cualquier cosa hiriente que saliera de la boca de la rubia.

—Hola Jo —volcó sus ojos.

—¿Que te pasa? ¿Te duele la cabeza? —preguntó fingiendo interés.

—La verdad es que sí —«Desde que llegaste tú.»

—Que mal. ¡Te tengo una super noticia!

—¿Sí? —preguntó sin prestarle atención. El color azul en su lápiz estaba muy interesante.

—Sabes que se acerca el baile de primavera ¿verdad?

—Ajá.

—¿Tú tienes pareja?

—Emmm, no. No pienso ir.

—Aw, que mal —suspiró con falsedad— ¡Charlie me acaba de invitar!

Dejó caer su lápiz. ¿Que estaba pasando? ¿Cómo que Charlie Sloane estaba invitando a esa tonta? ¡No era más que una simple hueca! «Tú has estado enamorada de él diez segundos, ¡yo lo he estado diez años!» Gritó mentalmente.

—Se te cayó tu lápiz, querida —lo levantó con toda la delicadeza del mundo.

«P E R R A»

—En fin —tomó sus libros y se cambió de lugar—, solo quería decirte eso, finalmente me di cuenta que ni Moody ni Billy eran para mí, la respuesta siempre estuvo frente a mis ojos, que cosas, ¿no?

—Pues, felicidades —fingió una sonrisa.

—¡Que linda eres, cariño! Adiosito.

Anne alzó su mano en señal de despedida frunciendo los labios. Tenía que aguantar treinta minutos, de verdad necesitaba encontrar a Diana y contarle todo lo que ocurría. Pero eso no fue lo peor, oh no. Minutos más tarde ocurrió algo que acabó  con el poco optimismo que le quedaba. Se encontraban en el almuerzo cuando...

—Charlie un idiota —Ruby tomó un sorbo de su jugo.

—Cierto, Josie es bonita y todo, pero sus sentimientos no son nada buenos —dijo Jerry mientras garabateaba sus apuntes de matemáticas antes que el maestro lo descubriera.

—Es hermosa —reconoció Anne luego de unos segundos—, sería una abominación que alguien no la haya invitado al baile.

—Anne, no te preocupes —Ruby tomó su mano—. Charlie no es que sea la mejor persona de este mundo, encontrarás a alguien mucho mejor para ti, te lo prometo.

—¿De verdad?

Antes que pudiera contestar a eso, su vista cambió de dirección. Mordió su labio con preocupación.

—¿Qué? —preguntó Anne aún viéndola a los ojos— ¿Que ocurre?

Volteó, y fue donde se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo frente a ellos. Sucedía que Josie y Charlie estaban de pie sobre una de las mesas del comedor. ¿Que iban a hacer? Nadie lo sabía.

—¡Bajense de ahí! —gritó Jerry— esto no es «High school musical».

Y fue donde todos guardaron silencio. Ella empezó a recitar algo.

—«¿Y quién eres tú que, en medio de las sombras de la noche, vienes a sorprender mis secretos?»

Y él le seguía...

—«No sé de cierto mi nombre, porque tú aborreces ese nombre, amada mía, y si yo pudiera, lo arrancaría de mi pecho.»

—«Pocas palabras son las que aún he oido de esa boca, y sin embargo te reconozco. ¿No eres Romeo? ¿No eres de la familia de los Montescos?» —recitó con un dramatismo exagerado.

—«No seré ni una cosa ni otra, ángel mío, si cualquiera de las dos te enfada.»

Se tomaron de las manos al escuchar los aplausos de la mayoría.

—Silencio, silencio por favor —Charlie alzó su dedo índice, carraspeó y procedió a hablar—. En el día de hoy quisiera presentarles a la chica más hermosa, dulce, inteligente y especial que he conocido. Sé muy bien que todos la conocen, pero me gustaría presentarla como mi novia... O como diría Shakespeare, mi amada.

Los aplausos se volvieron a escuchar. Esta vez acompañados de silbidos y felicitaciones a la feliz pareja. Anne quería morir, aguantó las lágrimas por un momento para un segundo más tarde salir corriendo a donde fuera.