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Hacía mucho tiempo Anne había tenido un sueño, ¿quieres saber? Soñó que caminaba por su casa y no entendía que hacía en un funeral, preguntaba por su nombre y nadie entendía o escuchaba lo que estaba diciendo. Entonces se acercó al ataúd y vio que la muerta era ella.

La muerte siempre había sido de sus temas preferidos al momento de soñar. Algunas veces soñaba con cosas felices, pero la mano de la parca siempre estaba en su hombro desde que tenía memoria. De vez en cuando despertaba por la madrugada gracias a un impulso y se veía sudando de la cabeza a los pies, pensando en cosas que la llevaban a pensar en más y más. Daba muchas vueltas antes de volver a dormir. A veces pensaba en sus padres, habían muerto hacía mucho, en el 9-11, varios meses después de su nacimiento, desde entonces vivía con los Cuthbert en una casa bastante grande a las afueras de un pueblo que prefiero no mencionar, ya que nada interesante ocurría en él. Pensarás que es una historia de terror, pero es todo lo contrario. Te presentaré a nuestra protagonista: Anne Shirley-Cuthbert, para el momento en que ocurrieron todos los eventos que leerás a continuación ella recién había cumplido diecisiete años.

¿Cómo empezar a contar? Bien, todo empezó en una fría mañana de mayo...

—Buenos días —dijo llegando al comedor.

—¡Buenos días! —saludó Marilla poniendo un plato de puré de papas en el puesto que siempre le correspondía.

Matthew estaba leyendo la sección de noticias principales en el periódico mientras fumaba. Marilla le arrebató con fuerza su pipa para llevarla al lavabo.

—¡No frente a Anne! —exclamó, sí, solía ser muy sobreprotectora.

Los Cuthbert eran solteros. La pelirroja no sabía casi nada de su familia, a pesar de que sus nuevos padres los conocieron demasiado bien como para llamarlos «Amigos», pero no era algo que realmente le interesase, siempre había tenido la idea de que su única y verdadera sangre eran aquellos dos hermanos.

—Saldré con Diana después de la escuela —anunció mientras todos estaban haciendo sus deberes— ¿No les importa?

—Claro que no —respondió Marilla—, solo si es después de las cinco, sabes perfectamente el compromiso de las tardes.

¿Para que se molestaba siquiera en preguntar? Bien, al menos lo intentó. Todas las tardes iban por una hora exacta al jardín trasero a tomar el té y charlar, era una tradición familiar de hacía muchos años... también el único momento en que podían estar reunidos sin distracciones o inconvenientes laborales y/o estudiantiles.

—¿Puedo a las cinco? —insistió.

Ella no supo que la chica notó cuando volcó sus ojos mientras una sonrisa aparecía poco a poco en sus labios. Matthew tomó la voz de mando.

—Sí, «Manzanita», si puedes.

Ella sonrió, tomó rápido su vaso de leche y le dio un fuerte abrazo a ambos para salir corriendo a tomar el autobús que la llevaría a la preparatoria Jackie Kennedy alias «El infierno donde pasaba siete horas diarias.»

—¡Como creció nuestra niña! —escuchó decir a la mujer mayor mientras abría la puerta.

Anne buscó a sus amigos en cuanto llegó. No estaban donde usualmente lo harían, así que decidió dirigirse al aula donde tocaba la primera clase del día. Historia era, si no estoy mal. Y ahí estaban, los saludó mientras hablaban con otras chicas que se suponía que eran sus amigas, del tema más popular del momento: Muchachos.

—¿Que tal Billy? —preguntó Jane a Josie quién secaba las lágrimas inexistentes en su rostro— No es porque sea mi hermano, pero deberían ser novios.

—Josie, yo te digo que él me da muy mala espina. Sin ofender, Jane, solo siento que no es como si fuese el ideal —añadió Diana—. La verdad es que Moody me parece mejor para ti.

—¿Eso creen, chicas?

—¡Por supuesto! —Ruby Gillis tenía ganas de gritar— Le gustas, te gusta. Son la pareja perfecta.

Josie levantó la vista, dejó de secar sus lágrimas.

—Querida, le gusto a todos —sonrió antipáticamente.

Anne suspiró mientras miraba lo que estaba fuera de la ventana. Era un bonito día, la verdad. No como sus compañeras de clase. Vaya, que se podía decir de Josie Pye. A nadie le caía bien, su propósito en la vida era alimentarse con las pobres esperanzas perdidas de todos a su alrededor y destrozar sus ingenuos sentimientos.

—Anne —habló Jane.

—¿Sí?

—¿Con quién crees que debería estar Josie?

Ella se encogió de hombros.

—No lo sé, creo que con quien a ella le parezca mejor.

Ambas hicieron un gesto de indignación, mientras Diana y Ruby se miraban incómodas.

—Se supone que somos amigas —le dijo Josie levantándose de su asiento.

—¿Y que ocurre con eso?

—Debes querer lo mejor para mí.

Volcó sus ojos.

—Santo Dios, son chicos. ¿Acaso no tienen distracciones? Desde que tengo memoria solo hablan de eso.

—Esta es nuestra distracción —respondió Jane y le dió la espalda.

En ese momento la pelirroja supo que no todo iba a estar bien entre ellas.

「𝐏𝐚𝐫𝐭𝐲 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐚𝐧 𝐄」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora