❥︎ 𝘑𝘶𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘌𝘯 𝘜𝘯 𝘔𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘏𝘰𝘮𝘰𝘧𝘰́𝘣𝘪𝘤𝘰 | ʸᵉᵒⁿᵇⁱⁿ & ᵗᵃᵉᵍʸᵘ

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"Tengo un pequeño problema"
POV. Taehyun.
Este Capítulo contiene referencias a las relaciones sexuales, si no te gusta abstente de leer esta parte.

Todos estábamos llegando de un Fansing, cansados pero felices por las interacciones que habíamos tenido con MOA.
Tenía algo de prisa en llegar a casa, ya que al final, nos pusimos en fila para nuestro último juego.
BeomGyu estaba delante mío, y en un roce suave hizo que tuviera una erección.
Pues, como se han dado cuenta ya, estoy perdidamente enamorado de BeomGyu, prácticamente desde que hablamos por primera vez.
Decidí subir a darme una ducha fría, pero antes de entrar al dormitorio, BeomGyu, me jaló del brazo y me vió a los ojos.
Yo sin contenerme mucho más, adentré a BeomGyu a la habitación, apegándolo a una de las paredes que estaban cerca de nuestra litera y acercándome lo más posible a sus labios. Susurré cerca suyo. —Me vuelves completamente loco, Choi BeomGyu...— dije, sintiendo cómo el contrario enrollaba suavemente sus brazos alrededor de mi cuello.
—Y tu a mí... Kang Taehyun...~— dijo el mayor, con un tono algo seductor.
Sin resistirme más lo besé, era un beso lento, los dos disfrutábamos de aquel momento.
Nos separamos lentamente, viéndonos mutuamente, con un suave color carmesí coloreando nuestras mejillas.
Abrimos nuestras bocas levemente, yo ladeé mi cabeza levemente, dimos nuestro primer beso francés. Tal vez a algunas personas puede parecerles algo apresurado, pero nosotros sólo disfrutábamos del momento.
Metí suavemente mis manos por debajo de la camisa de BeomGyu, acariciando cada milímetro de piel que mis manos podían tocar.
—¿Quieres que te ayude con el pequeño problema que tienes allí abajo?~— Preguntó BeomGyu, señalando discretamente mi entrepierna.
Yo solo asenti un poco necesitado, a lo que él, me tiró en su cama suavemente, la cual era la de abajo y empezó a dar besos húmedos en mi cuello, a los cuales yo respondía con pequeños jadeos.

                              (. . .)

Yo agradecía profundamente el haber puesto sistema de insonorización en las puertas de las habitaciones, ya que nuestros sonidos de placer resonaban por toda la habitación.
Nos quedamos acostados los dos juntos, sin importarnos demasiado la delgada capa de sudor que cubría nuestros cuerpos o el contacto directo entre nosotros. Solo nos quedamos en silencio viéndonos a los ojos, ellos podían explicar lo que con mil palabras no.
La luna había sido cómplice de nuestros lujuriosos deseos.
Finalmente, y apagando la luz de la pequeña lámpara de sal que estaba mesa de noche, nos dormimos acurrucados el uno contra el otro.