Capítulo 6

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No quería hacer lo que él me dijera pero tampoco tenía muchas opciones... no tenía ninguna opción en realidad. Al terminar de ducharme me cambié por lo que las criadas me habían traído. Un vestido, para seguramente facilitarle el trabajo a ese hijo de puta.

-Venga, debemos ir junto al rey. Dice una de las criadas cuando le ve salir.

Rodé los ojos suspirando profundo pero las seguí sin decir más nada. Caminamos hasta entrar a una habitación con una enorme mesa llena de comida que se veía realmente deliciosa. Lo que me sorprende ya que los vampiros no comen ni beben nada más que sangre.

-Siéntete y sírvete lo que quieras.

Miré hacia una de las puntas de la mesa, notando a mi Mate sentado en una de las sillas y con una copa con lo podía oler y notar que era sangre. Lo miré seriamente y fui a sentarme en el otro extremo de la mesa, y me quedé así.

-¿No comerás? - pregunta enarcando una ceja.

-No tengo hambre.

-No has comido ni una sola migaja en todo este tiempo, no puedo creer que no tengas hambre. - me encogí de hombros pero él se ríe -. Puedo escuchar tu estómago desde aquí, así que empieza a comer o te haré tragar la comida yo mismo.

Sabía que lo decía en serio, lo creía muy capaz de hacerlo, gruñí por lo bajo apartando la mirada y reconsiderando mi huelga de hambre... pero realmente quería comer y todo esto me estaba tentando. Suspiré derrotada y me serví algo de la comida.

-Es un progreso...

Evité rodar los ojos o gruñir más alto. Yo comencé a comer y evité demostrar mi sorpresa y gusto por la comida, no puedo creer que ellos sepan sobre cocina.

-Mientras terminas de comer, te iré contando sobre las nuevas reglas que tendrás que seguir.

Dejé de comer y lo miré entrecerrando los ojos.

-¿Reglas... ? - asiente -¿Cómo cuáles?

-La reglas serían que:
• No puedes salir del castillo, lo cual es obvio.
• No puedes gruñirme, hablarme en un tono o vocabulario inadecuados.
• Si yo digo que hagas algo lo haces, si digo que te calles te callas.
• Si quieres salir incluso al jardín, deberás pedirme permiso.
• Desde ahora me trataras de "Amo o Señor".
• No puedes transformarte si yo no te lo permito.
• Si rompes alguna de estas reglas, o intentas escaparte, recibirás un castigo. Y... tu familia sufriría por tus actos.

Me quedé paralizada con todo lo que había dicho. ¡Este tipo quiere prohibirme hasta respirar! ¡¿Me cree su mascota o qué?!

-¿Quieres decir que prácticamente seré una esclava? ¡¿Tu mascota?! - me levanté de golpe tumbando la silla y golpeando la mesa.

-Regla número dos... - me recuerda a modo de advertencia.

Apreté mis dientes y bajé la mirada, evité gruñir y traté de relajarme aunque sea un poco para no perder los estribos. Lo sentí cerca de mí y luego una de sus manos me acaricia el brazo mientras que la otra me acaricia el estómago y se desliza por mi cintura.

-Tranquila lobita, que no todo puede ser tan malo si cumples las reglas.

Aparta mi cabello de mi cuello y besa mi nuca haciendo que me tensara y mi piel se erice involuntariamente. Sentí que me colocaba algo por el cuello.

-Pero sí... serás como mi mascota, y como tal necesitas un collar - sus manos me acariciaron los hombros mientras olía mi cuello -. Te queda muy bien... No puedes quitártelo por nada del mundo.

Mire mi reflejo por el cántaro de metal en la mesa y vi el collar que me había puesto. Lo vi también a él, como me acariciaba y pegaba su rostro a mi cuello. Apreté mis manos en puños y aparté la mirada para no verme de esta forma tan humillante. Pero él estiró del aro del collar haciendo que lo mirase.

-Es bastante útil.

Gruñí de manera involuntaria pero me tensé más al hacerlo.

-¿Aún no aprendes? - rueda los ojos.

Mi cuerpo comenzó a temblar, él no dice más nada, solo clava sin dudar sus colmillos en mi hombro de la misma forma que ayer haciéndome gritar de nuevo. Pero esta vez comienza a morderme por todo el hombro y cuello, también muerde mi brazo y aunque tratara de quitármelo de encima, no puedo...

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