Capítulo 9

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-B..Basta... por f..favor... - supliqué mientras intentaba quitar mi brazo pero mientras más me movía, más me dolía.

-Te he dicho que debes respetarme, y el haberme gritado frente a los criados tiene su castigo. - al finalizar de decir aquello me mordió de nuevo.

Apreté mis dientes y mis ojos mientras las lágrimas salían y rodaban por mis mejillas sin parar.

-N..No lo volveré a hacer, p..por favor a..amo... perdóneme... - volví a suplicar, él me suelta al fin.

-Demuéstrame que no lo volverás a hacer - se sienta mejor en el sofá -. Arrodíllate y pide perdón.

Me lo quedé viendo desde el suelo mientras lloraba pero sentía indignación.

-Hazlo, ¿o quieres que el castigo continúe? - pregunta lamiéndose los labios.

Yo sollocé nuevamente pero me arrodillé frente a él como pude, apoyé mis manos en el suelo y agaché mi cabeza.

-L..Lo siento, amo.

La correa de sangre aparece para jalarme del collar hasta que me enderecé en mis rodillas. Tuve que sostenerme de las suyas para no caer más al frente; él se inclina hacia mí y sonríe.

-Bien, estás perdonada, lobita. - suspiré aliviada mientras él me suelta y se recuesta en el sofá -. Hoy vendrá un amigo mío, el resto de tu castigo de hoy será permanecer a mi lado como la obediente lobita que debes ser. ¿Entiendes?

Agaché la cabeza nuevamente, apretando mis puños sobre mi regazo y haciendo muecas de molestia que, según yo, él no podía ver por la inclinación de mi cabeza y el cabello que cubría mi rostro.

-Te comportarás y obedeceras a tu amo, o como dicen ustedes, a tu nuevo Alpha.

Me encogí en mi lugar. ¿"Alpha"? él jamás será un Alpha para mí, ese título es demasiado grande para un tirano como él.

-Majestad... el señor Harrelson está aquí.

-Al fin... Dile que pase.

La criada asiente con la cabeza y se va, no som antes dedicarme una mirada que demostraba su lástima, pero a la vez se le veía acostumbrada, aparté la mirada de nuevo. Él vuelve a mirarme y a sonreírme.

-Si me obedeces en todo lo que te diga, estas libre de castigos hoy - mencionó -. Y tal vez te deje salir al jardín.

Abrí los ojos de par en par y pude jurar que estaban brillando de la emoción. Hacia tiempo que no salía y quería hacerlo ya, quería... estar fuera, aunque sea por un instante.

-Sí, amo.

-Amigo, hasta aquí puedo oler al lobo.

Ambos miramos hacia la puerta, pero mi Mate se levanta, la correa desaparece y va a saludar a su amigo.

-Víctor, amigo...

-Tanto tiempo sin verte, Erick.

-Te habías desaparecido por mucho tiempo. - le reclama mi Mate.

-Sí, bueno... asuntos personales ¿Quién es? ¿Tu nuevo juguete? ¿Jamás vi que usaras esas cosas en una?

El hombre llamado Víctor me mira de arriba a abajo. Su mirada me incomodó mucho más y sentí un escalofrío peor recorriendo mi espalda.

-Te sorprenderá saber que es mi Alma. - habla Erick.

-¿Es en serio? ¿Una loba? Vaya ironía.

-Así es, aún la estoy entrenando. Es bastante terca - Erick se sienta nuevamente en el sofá de antes y mira a Víctor -. Pero siéntate, debemos hablar - me mira -. Ven aquí - palmea su regazo.

Bajé la mirada pero me levanté y caminé hasta él quedando frente a frente, me toma por la cintura y sorpresivamente me sienta en su regazo. Su mano rodeando mi cintura me hace temblar, siempre estaba fría.

-Se ve que es obediente. - Menciona Víctor haciéndome molestar.

No pude evitar voltearlo a ver de golpe y gruñir ante su comentario pero sentí un golpe en mi muslo por parte de Erick, quien al verlo traía una mirada de advertencia que me hizo bajar la cabeza de nuevo.

-Ya veo porque aún la estás dominando.

-Sí, aún tiene esos momentos de rebeldía pero tienes que verla cuando ruega que pare de castigarla. Hasta dan ganas de maltratarla más para que siga rogando. - ambos se ríen a carcajadas de mí.

Yo me encogí en mi lugar y mis ojos comenzaron a picar de la vergüenza. Siempre fui una llorona, no lo puedo evitar.

-Pero se ve bastante... tentadora.

Otro escalofrío recorrió mi espalda, miré a Víctor quien se relamía los labios mientras me miraba con un brillo de deseo en los ojos.

-Erick, amigo, ¿me dejarías probarla... ? Vengo con hambre y... huele bien.

-Víctor, sabes que compartimos todo, pero ella es mi Alma... - suspiré de alivio, pero fue muy pronto -. Aunque, supongo que no lastimaría una probada.

-¿Qué... ? ¡Ahm... ! - me empuja al suelo.

Me levanté en mis rodillas y manos, pero un par de dedos levantan mi cabeza desde mi mentón. Quise retroceder pero Víctor agarra el aro del collar y me jala hasta él.

-Solo intenta controlarte. No me gustaría perder su sangre...

-Claro... haré el intento. - me agarra por los brazos para acercarme a él.

-Espera... ¡No... !

Antes de que pueda decir algo más, Víctor me muerde sin tacto en mi cuello. Solté un grito peor que las otras veces, porque él era peor que Erick, él era más cruel, tan doloroso...

Succionaba mi sangre tan fuerte que comencé a marearme rápidamente, ya ni fuerzas para gritar tenía al cabo de tres segundos. Antes de que terminara por dejarme seca, Erick lo separa con brusquedad.

-¡Te dije que te controlases! ¡¿Quieres matarla?!

Caí al suelo som poder moverme, incluso comenzaba a ver borroso y estar al borde de la inconsciencia nuevamente. Estaba mareada y mi cabeza martilleaba.

-Es que es deliciosa, no entiendo como pudiste controlarte tú...

-Si vuelves a hacer eso la matarás, y si acabas con ella te juro que yo...

No pude seguir escuchando nada más, solo me dejé llevar por el sueño y caí inconsciente.

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