Contrato

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— Qué tal va el restaurante? Lo veo más llenó que la semana pasada —  A medio año desde que Katsuki había firmado aquel contrato con Monoma, este seguía lleno cada semana a recibir su pago — Estás muy ocupado? Puedo venir más tarde.

La relación de ambos hombres había llegado a sobrepasar el límite entre prestamista y beneficiario, las salidas a bares y a clubes de renombre cada vez se hacían más comunes, Katsuki llegó a acostumbrarse a la compañía del contrario, después de mucho tiempo había podido entablar una amistad ajena al pecoso.

— Puedes esperar en una mesa, en poco cerraré — era esa época en la que Katsuki trabajaba solo, aún no había la suficiente clientela como para contratar a alguien más, así que se las arreglaba para tomar pedidos y cocinar el sólo.

Así como el ojirubi se lo pidió, esperó. Al pasar poco más de media hora el lugar estaba prácticamente vacío.

— Es lo correspondiente a esta semana y la mitad de la siguiente — Katsuki se sentó a su lado y le entregó el dinero.

— Vaya, veo que te ha ido bastante bien — dijo contando el dinero de manera rápida — Luces cansado, fue un día pesado?

No era la primera vez que Monoma tomaba una actitud cariñosa a su lado, en momentos llegaba a sentir las manos del rubio rozar con las suyas y en otros momentos juguetear con su cabello. Y tenía razón, ese día estaba cansado, así que no sé tomó la molestia en alejar sus manos.

— Estás siendo fastidioso, hace calor así que aleja tus asquerosas manos — susurró.

— Katsuki — al contrario de sus palabras, Monoma tomó su rostro y lo obligó a mirarlo — No eres tonto, sabes que es lo que quiero.

Por qué no se alejó? Siguió preguntándose mientras los labios ajenos tomaban más terreno, en realidad no era desagradable, podía ser que incluso le gustara.

— Vayamos a tu departamento — no se negó.

Después de esa tarde se volvió común ver al héroe a su lado a primeras horas de la mañana, algunas veces en la madrugada, cuando Monoma se vestía de nuevo y salía a patrullar, en otras hasta que los rayos del sol aturdian sus ojos.

— Quién es él? — Neito había tomado la pequeña foto enmarcada que se posaba sobre la mesa de noche a un lado de la cama — Me parece conocido.

— Un idiota que fue mi amigo hace años — tomó la foto de las manos del contrario y la puso boca abajo en su lugar — Lo debes de conocer por la escuela, se graduó de héroe al mismo tiempo que tú.

— Y si es un idiota por qué sigues teniendo una foto con el? — tomó a Katsuki de la cintura y lo arrastró de nuevo a la cama — Acaso eran más que amigos?

— No digas cosas desagradables, es solo un recuerdo de mi infancia, no es de importancia.

Los problemas en su relación empezaron un par de meses después.

— Maldita sea! Podrías dejar de ser un idiota? Solamente fue un saludo! — Katsuki en verdad se sentía enojado por las contantes escenas de celos del contrario — Shouto solo es un amigo.

— Quieres que he crea así de fácil? Eres una maldita zorra Katsuki, no me vas a engañar tan fácil.

Conforme pasaban los días más de daba cuenta de que tan posesivo podía ser el contrario, al principio solo habían sido peleas verbales, pero cuando trató de cortar con el héroe, este escaló sus acciones a simples actos de rencor.

— Ya te he pagado esta semana, qué haces aquí? — Sólo habían pasado unos cuantos días desde que Katsuki había decidido cortar con su relación — Monoma?

Su cuerpo se paralizó cuando ese casi olvidado sentimiento inundó sus sentidos, la mezcla lodosa y oscura subió desde sus pies hasta cubrir todo su cuerpo en cuestión de segundos.

— Ya no vas a hablar? — Monoma le preguntó con cínica — Quiero dejarte una cosa en claro Katsuki, pudiste mantener todo calmado, pero decidiste complicar las cosas, el papeleo ha cambiado, no habrá más consideración.

Cómo había terminado de esa forma? Sus piernas y manos permanecían amarradas mientras Monoma penetraba con fuerza su interior, dolía, pero no podía gritar, el lodo seguía en su garganta, explorando cada vez más profundo.

Se sentía asqueado al sentir como las manos del héroe paseaban con fuerza por su dermis, dejando marcar rojizas que seguramente se volverían verdosas y moradas.

— No sabes cuanto te amo Katsuki — la voz de Monoma salia ronca y exhausta con cada movimiento que hacia — No pienses en escapar.

Las cosas se volvieron repentinas, había semanas en las que Monoma simplemente tomaba su dinero y se iba, en otras lo humillaba frente a otros héroes y en las peores se aprovechaba de su debilidad.

— No te dije que mantuvieras la boca cerrada? — tomó la rubia melena para levantar el golpeado rostro del piso, la sangre salía a chorros de la lacerada nariz — No vuelvas a abrir la boca si no te lo pido.

— Pudrete — logro decir antes de que su rostro estallará de nuevo contra el piso — Maldito demente.

Aquella era de las pocas veces en las que el contrario perdía los estribos, Katsuki aún se preguntaba el porqué seguía siendo blanco de sus impactos, una obsesión enfermiza? Rencor? Odio? Simple diversión?

A ese punto no le importaba demasiado, Neito se las había arreglado para joderle la vida en todos los sentidos, su nombre estaba tachado en todos los servicios bancarios así que se le era imposible pedir un préstamo para acabar con todo, las malas críticas a su restaurante llovían, incluso venían de héroes que nunca habían pisado su local.

Pedir ayuda a Shouto o Inasa era prácticamente imposible, Neito sabía de la amistad que tenía con aquellos, así que se aseguró de recalcar de mis maneras lo que pasaría si pudiera ayuda a otros héroes.

...

— Nadie más sabe de esto? — Izuku preguntó después de escuchar al rubio.

— He preferido mantenerlo en secreto, no necesito que los demás se metan en mi puta vida — suspiró cansado — Sigues siendo un nerd de los cómics.

Bufó cuando vio todos aquellos pósters pegados en la pared, así como figuritas de acción y ediciones apiladas.

— Aún lo quieres?

— No digas tonterías, sería un idiota si siguiera sintiendo algo por él.

Izuku se mantuvo en silencio tratando de analizar los hechos, el que Katsuki y Monoma hayan salido cambiaba un poco las cosas, ya que involucraba los sentimientos de ambos, aunque el rubio asegurara que ya no sentía nada por el contrario.

— Puedo abrazarte?

— Qué clase de estúpida pregunta es esa?

— Puedo hacerlo? — más que capricho, sentía la necesidad de cubrir al ojicarmin y protegerlo.

Katsuki suspiró en señal de darle igual y el pecoso no perdió el tiempo para rodearlo con sus brazos.

— De ahora en adelante no tendrás que hacer esto solo, te ayudaré.

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【Detras de escena】ᴅᴋʙᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora