Sentimientos

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Katsuki se sentía principalmente tonto en cuanto Izuku atravesaba esa distancia que trataba de conservar.

— Mañana tengo el día libre — habló el pecoso mientras lavaba algunos vegetales —, sí quieres, podemos darles una visita a tus padres.

Antes podía incluso compartir cama con Izuku sin sentirse nervioso, por qué ahora tenía que ser diferente?

Podía sentir sus orejas arder cuando sus manos rozaban ligeramente al pasarse las cosas para preparar la cena, ahora maldecía al terapeuta por hacerle estár consciente de sus sentimientos por Izuku.

— Kacchan? — tocó el hombro del rubio al notar que no respondía, el movimiento no causó más que impresión en Katsuki, la suficiente como para hacer que sus finos cortes se conviertan en unos torpes, capaces de hacer que se cortara el mismo —, lo siento! No debí hacer eso.

Izuku tomó la mano de Katsuki para llevarla debajo del chorro de agua, la cortada en su dedo no era tan profunda como para necesitar sutura, pero a simple vista se podría deducir que dejaría una pequeña cicatriz.

En silencio lo llevó a la sala para poder aplicar un poco de alcohol y una vendita adhesiva.

— Mañana me encontraré con Monoma para darle el pago — desvío la conversación de lo que hubiera sido un monton de preocupaciones del peliverde y tacto amable.

— Claro, dime a qué hora se encontrarán para estár cerca.

Durante el tiempo en que Katsuki había estado bajo el manto de Izuku, este se permanecía al pendiente de cada una de sus reuniones con Neito.

— Katsuki Bakugou con una cortada en el dedo? Vaya, eso es algo que nunca creí ver — Mina observó con detenimiento la venda en el dedo del rubio — Debiste estár muy distraído para que eso pasara.

— O nervioso — interrumpió Ochako —, vamos Katsuki, cuándo vas a admitir que sales con Izuku?

— No seas tonta, nadie está saliendo con nadie, así que pónganse a trabajar antes de que les baje el sueldo — ambas chicas rieron ante el obvio nerviosismo del rubio y salieron de la cocina para empezar a atender a los primeros clientes del día.

Inconscientemente una ligera sonrisa se posó sobre su rostro cuando miró su herida y recordó el tacto del peliverde.

Unas cuantas horas después la energía de su cuerpo se había gastado, había días en los que los clientes no paraban de ir y venir, y ese día era uno de esos.

Había estado batallando para conseguir un pinche, pero la suerte no había estado de su lado, los que buscaban la bacante casi siempre eran personas deseosas de conocer a los héroes que llegaban a comer en su restaurante o simplemente eran jóvenes desesperados sin pizca de amor ni de conocimiento por la gastronomía.

— Aunque luces terriblemente cansado, parece que te encuentras mejor — Shouto dijo mientras entraba sin pena a la cocina y empezaba a urgar entre los refrigerios — Has subido de peso.

— No deberías estar con el pelón patrullando por ahí? Y deja de comer mi mercancía, bastardo.

— Tuvimos un percance y se lastimó una pierna — habló con la boca llena de chocolate amargo —, esto sabe mal.

— Sal de mi puta cocina antes de que te entierre un cuchillo — arrebató el embase de las manos del más alto — Inasa está bien? No pareces muy preocupado el imbecil que te da todas las noches.

Dijo tratando de ocultar su preocupación con insultos.

— Sí, en poco saldrá del hospital — tomó camino a la salida, agarrando un trozo de queso del refrigerador antes de irse — Nos vemos luego Katsuki, salúdame a Izuku — sonrió con burla antes de salir.

【Detras de escena】ᴅᴋʙᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora