Reencuentro

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- Katsuki, cierto? Puedes reconocer dónde estás? - una mujer vestida de blanco apuntaba directamente a sus ojos con una pequeña lámpara -, perfecta reacción, parece no haber contusiones.

Con su visión aún borrosa empezó a mirar a su alrededor, claramente estaba en una sala de hospital.

- Por ahora descansa un poco, sí? Tenemos mucho trabajo así que te dejaré solo por un momento.

La fémina se despido con una sonrisa y salió de la habitación dejándolo completamente sólo.

En verdad se sentía mareado y débil, su borrosa vista se centró en aquélla aguja enterrada en su brazo siguió aquella roja manguera para encontrarse con la bolsa de sangre.

Un bullicioso ruido de afuera entró a su habitación cuando Inasa entró junto a Shouto, en cuanto cerraron la puerta todo parecía tan tranquilo de nuevo.

- Cómo te sientes?

- Como una mierda - sinceró -, me desmayé?

- Perdiste la conciencia minutos antes de llegar al hospital, la doctora dijo que tuviste suerte, perdiste mucha sangre - Inasa se acercó y se sentó en la esquina de la camilla -, estábamos preocupados por ti.

- Deku dónde está? - Inasa respingo ante la pregunta y miró a Shouto en busca de ayuda.

- Él está bien, ahora mismo está siendo atendido, no hagas nada tonto y espera a que el venga a ti - el bicolor resoplo mirando con autoridad al rubio - no me hagas amarrate a la camilla.

- No sabía que tenías gustos tan exquisitos - bufó acomodándose mejor sobre la blanca camilla -, lograron atraparlo?

Una vez más el silencio incómodo surgió y el bicolor tenía las miradas sobre él.

- Por ahora eso no es importante, concentrarte en recuperarte.

- No es importante? Él hijo de puta casi me mata! No podré estar tranquilo hasta que el bastardo esté en manos de la policía.

- Comprendemos tu preocupación Katsuki, por ahora no tenemos esa información - Inasa decidió opinar -, si logramos tener esa información te aseguro que lo sabrás de inmediato.

Dijo con calma tomando de la mano a Shouto.

- Te dejaremos descansar - sonrió y salió junto al bicolor.

Una vez más el silencio lo arrullaba, aún se sentía débil y con sueño, aunque el dolor en su hombro no lo dejaba relajarse por comoleto.

Por un momento pensó en sus padres, si eso no lo había matado seguramente su madre sí lo haría, se estaba preparando mentalmente para lo que posiblemente serie el mayor regaño de su vida.

De igual manera la culpabilidad se dejaba ver poco a poco, de repente sintió un nudo insoportable en su garganta con tan sólo pensar en que sus amigos se habían arriesgado por algo que el no pudo controlar en el pasado. Sin mencionar que sus padres debían estar muy preocupados, podía imaginar a Masaru desvelarse en la sala mientras veía los álbumes familiares y a Mitsuki recordando su infancia.

Realmente no sabía cuánto tiempo había pasado desde que lo habían secuestrado, pero podía asegurar que eran semanas por el largo del cabello de Inasa.

Logró escuchar leves palabras fuera de su habitación, poco después la fémina rubia asomó su cabeza por el marco de la ventana, sonriendo enseguida al notar que su hijo estaba despierto.

- Maldito niño negligente - aquella sonrisa en su rostro seguía, pero por alguna razón no causaba más que temor en Katsuki -, has disfrutado preocupar a tus viejos padres?

El rubio se preparó para recibir un fuerte golpe en la cabeza, sin embargo, lo que recibió a cambio fue un fuerte abrazo de su madre y una tierna mirada de su padre.

- No voy a pedirte explicaciones ahora, así que mantente tranquilo - dijo de forma calmada -, vinimos en cuanto Shouto nos dijo de tu ubicación.

- No quería involucrarlos - se limitó a decir mientras evitaba soltar alguna lágrima.

- Lo sabemos.

Su padre terminó llorando tal tormenta soltando algunas cosas demasiado vergonzosas para Katsuki, parecían estar más tranquilos después de platicar sobre pequeñas cosas.

- Queda poco tiempo de visita y aún necesitas encontrarte con alguien más - Mitsuki besó la mejilla del rubio en señal de despedida -, mañana vendremos a verte, come la comida del hospital aunque sepa horrible.

Katsuki sabía muy bien a quien se refería su madre, su pulso se aceleró de tan solo pensar en ver aquellas abundantes pecas. Pensó en qué palabras decir, podría regañar al peliverde, también podía golpearlo por ser tan tonto y también podía agradecerle.

- Puedo pasar? - la ronca voz de Izuku resonó entre las cuatro paredes.

- Aunque te diga que no terminaras haciéndolo.

Ahí estaba esa cálida sonrisa en el rostro de Izuku, por un momento había opacado las cosas verdaderamente importantes.

Los parches en su rostro y vendas en todo el cuerpo le hacían sentir una fuerte sensación de náuseas, añadiendo las férulas en la pierna y brazo derechos del pecoso.

Con ayuda de las muletas se acercó al anonadada rubio.

- Cómo te sientes Kacchan?

- Esa debería ser mi puta pregunta? Qué carajos haces fuera de la camilla? Ni siquiera puedes caminar bien aún con las muletas! Deberías estar descansando.

- Estoy bien Katsuki, estoy acostumbrado a este tipo de cosas - dijo con la mayor calma que podía expresar, aunque la venda ensangrentada en el hombro de Katsuki le hacían alterarse -, no tienes que preocuparte.

- Tienes suerte de que este cansado, sino estaría golpeandote - soltó enojado y con el ceño fruncido.

El contrario tan solo sonrió ante el comentario, al menos podía decir que Katsuki estaba seguro, todo mientras no se alejara de él.

- Lo siento Kacchan - tenía que ser sincero -, Monoma logró escapar, no pude detenerlo.

Sus gestos amables cambiaron rápidamente a una mueca de tristeza y arrepentimiento.

- No tienes que disculparte, yo fui quien los metió en esto.

Fueron interrumpidos cuando un enfermero entró a la habitación con una bandeja en manos, con nerviosismo dejó aquella bandeja en la mesa a un lado de la camilla.

- Debes de tomar tus analgésicos - soltó para salir con rapidez.

Izuku enseguida tomó las pastillas para entregárselas a Katsuki, pasándonle un vaso de agua enseguida.

- Tu madre me regañó por no haberle contado de la situación - el peliverde soltó -, estoy seguro que nos dará un sermón cuando salgamos del hospital.

- Ya te dije que no es necesario que te culpes, así que no mereces ser reprendido por la bruja - dio el último trago a su vaso.

Izuku tomó el vaso de sus manos cuando notó que el contrario se estaba quedando dormido.

- Vendré a verte mañana - se paró con dificultad y besó la frente del rubio -, descansa Kacchan.

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Lo siento por haber actualizado hasta hoy. Últimamente no me he sentido muy bien pero no quería dejar la historia por mucho tiempo. Espero lo hayan disfrutado, cuídense, usen cubrebocas, lávese las manos, no salgan a lugares concurridos sin las debidas medidas de seguridad. Los tkm.

【Detras de escena】ᴅᴋʙᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora