14.

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A los días después, no me podía creer que estuviese yendo a casa de mi novia para terminar con ella. Solbin pensaba que habíamos quedado para pasar el rato juntos y ver alguna película, pero eso estaba muy lejos de la realidad.

Tras lo que pasó hace unas noches atrás en mi coche con Youngjae, por desgracia no había podido borrarle de mi mente ni siquiera por más de una hora. Siempre aparecía para hacerme sentir mal y a la vez confundido. Debía aceptar que se estaba adueñando de mis pensamientos y que había superado por muchísimo a mi novia. Antes era ella la que se paseaba a cada rato por mi mente y me hacía sentir miles de cosas diferentes, pero ahora había sido reemplazada por mi ex compañero de trabajo y no podía remediarlo.

No quería continuar mis días preocupándola y mintiéndole por no poderle decir que un chico estaba jodiéndome la vida sin darse cuenta porque solo era mi culpa. Así que lo más acertado era que terminase con ella y dejase de engañarla y engañarme a mí mismo. Ya no la amaba como antes y debía aceptarlo. Se merecía a otro hombre que le diese todo lo que le di durante estos años e incluso más, porque Solbin era una mujer maravillosa y se merecía ser correspondida por completo.

Prefería estar solo, intentar alejar a Youngjae de mis pensamientos y estar tranquilo de una vez. Después de unos meses si aparecía otra mujer seguramente no me importaría estar con ella, pero ahora mismo solo quería estar soltero y aclararme, porque no lograba averiguar qué era lo que necesitaba.

Llegué a la puerta de su apartamento y llamé. Me sentía muy nervioso y mal porque sabía que le iba a hacer daño. No quería partirle el corazón porque no lo merecía. Siempre me había dado lo mejor, había sido una magnífica novia y durante todo este tiempo pensé en que llegaría a ser mi esposa, pero la vida daba tantas vueltas que ahora me encontraba esperando a que la puerta se abriese para poder hablar con ella y dar por finalizada esta bonita etapa.

A los segundos despues, Solbin apareció con su característica sonrisa que tanto me encantaba, pero que por desgracia ya no me hacía sentir nada. Me dio un pequeño beso en los labios y me dejó pasar.

Fuimos directos al salón porque lo primero que le dije fue que necesitaba hablar de una cosa. Su rostro no cambió, parecía no preocuparle. Desde luego no había notado durante este tiempo que ya no me sentía igual con ella, siempre creyó que eran preocupaciones mías por el trabajo y también por el estrés, pero eso era lo que menos me afectaba en estos momentos.

—Solbin, no quiero alargar lo que tengo para decirte, así que creo que voy a ir directo al grano.

Al decir eso, ella solo asintió y me miró atenta.

Aunque sabía que era la mejor opción, me dolía tanto tener que dejarla. Había sido demasiado importante en mi vida, a un nivel tan alto que me despertaba pensando en ella y me acostaba pensando también en ella. Y seguiría todo así si no hubiese aparecido ese chico tan adorable, risueño y lleno de diferentes encantos que le había dado la vuelta a mi vida sin quererlo. Y ya no había marcha atrás para volver a sentir lo mismo por ella, se estaba esfumando con mucha rapidez y estaba seguro de que esta era la solución más acertada.

—He amado pasar estos años a tu lado, me has hecho sentir miles de cosas que ninguna otra mujer ha podido. He sentido todo este tiempo que he sido el hombre más afortunado por tenerte conmigo, pero... Ya no me siento igual. Pienso que lo mejor es que dejemos la relación aquí.

No sabía de dónde había sacado las fuerzas y agallas de decirlo todo de una vez, pero ya lo había soltado y ahora me sentía un poco más ligero. Aunque seguía sintiéndome mal porque sabía que le estaba haciendo mucho daño.

Su mirada decayó por completo al escuchar mis últimas palabras y sus ojos se cristalizaron al instante.

—¿Qué he hecho mal? —preguntó con dolor.
—Nada. Has sido una novia maravillosa, te lo aseguro. Es solo que ya no me siento igual que antes. —expliqué de la manera más suave posible.
—¿Por qué? ¿Hay otra mujer? ¿Me estás siendo infiel? —me miró fijamente.
—No, no. —negué rápido. —Nada de eso. No tiene que ver con otras mujeres ni tampoco te he estado engañando, no soy ese tipo de persona. Simplemente mis sentimientos se han ido apagando durante estas semanas y me he dado cuenta de que ya no te quiero de la misma forma. Lo siento mucho, de verdad. —agaché la mirada, me sentía horrible.

Actúa [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora