18.

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Estaba preocupado, muy preocupado. Cuando Jinyoung me mandó mensajes, creí que sería para vernos un rato, pero nunca pensé que me pediría que por favor fuese a casa de Youngjae porque me necesitaba. Me había informado de que estaba bastante mal y que si iba a verle de sorpresa él se iba a sentir mucho mejor. Sin ninguna duda acepté lo que me pidió y le aseguré que iría a verle, y ahora mismo me encontraba de camino a su casa.

Desde el día que cenamos en casa de Jinyoung, no habíamos vuelto a coincidir y tampoco habíamos hablado y ya habían pasado casi tres meses, faltaba una semana y media para que hiciese justo los tres.
Sí, bastante tiempo sin saber de él, pero por haber tenido tanto trabajo se me había pasado volando y no parecía que hubiesen transcurrido casi tres meses.

Tras todo este tiempo que había pasado sin saber del chico que se paseaba tanto por mi mente, esperaba que me hubiese ayudado a ya no sentir tanto por él. Lo averiguaría en cuanto le viese y tuviese cerca porque en este tiempo que no habíamos tenido contacto no había aparecido con tanta frecuencia en mis pensamientos como otras veces. Estaba esforzándome en distraerme y en hacer diferentes actividades que me ayudasen a olvidarle, y creía que estaba funcionando. Tenía un poco de esperanzas en que cuando me abriese la puerta de su apartamento notase lo mucho que habían disminuido mis sentimientos.

Después de dar varias vueltas con el coche, logré aparcarlo en un buen sitio y me bajé para llegar hasta su apartamento. Me sentía un poco nervioso porque no sabía si le encontraría en un mal momento o si no le agradaría que hubiese ido a verle sin avisar. De todas formas, ya estaba aquí y no podía irme sin más. Toqué el timbre y esperé a que la puerta se abriese, hecho que sucedió varios segundos después.

Youngjae apareció con sus ojos rojos por haber estado llorando y su pelo un poco despeinado, pero nada más que me vio logró formar una sonrisa y se abalanzó a mi cuerpo con mucha fuerza, tanta que me hizo retroceder un par de pasos. Nos fundimos en un emotivo abrazo y acaricié su espalda con parsimonia. No creí que se fuese a alegrar tanto de verme, pero ahora veía que sí y eso me hacía muy feliz. Me alegraba mucho poder causar sentimientos tan bonitos en él.

Se separó de mi cuerpo y me miró fijamente, coloqué ahora mis manos en su rostro y lo acuné. No me gustaba verle así de triste y desganado, prefería al Youngjae feliz y lleno de energía, pero era comprensible que no estuviese así porque estaba pasando por un mal momento.

—¿Qué haces aquí? —preguntó.
—Primero, ¿puedo pasar? —señalé su puerta.

Asintió y ambos entramos en su apartamento. Me ofreció algo para beber o comer, pero le dije que no me apetecía, así que fuimos al sofá y nos sentamos allí para hablar. Yo solo estaba interesado en saber qué era lo que le pasaba y en si podía ayudarle de alguna manera.

—Estoy aquí porque Jinyoung me ha dicho que estabas mal y por supuesto no he dudado en venir a visitarte. Estoy muy preocupado por ti.
—Ay, Jinyoung... —suspiró. —Has hecho bien en venir, hyung. Estoy más animado ahora que te tengo aquí conmigo.

Mi corazón latió con fuerza al escuchar esas palabras. ¿Podía ser este chico más precioso? Un día me iba a matar de amor. Aunque reaccionar de esta manera a unas palabras que había dicho de forma amistosa, me hacía darme cuenta de que seguía sintiendo lo mismo por él y que mis sentimientos no habían cambiado en lo absoluto. Estaba fallando por completo en mi misión de superarle.

—Me alegro de que así sea. —sonreí. —Pero me preocupa mucho verte con los ojitos rojos y triste. ¿Quieres contarme lo que ha pasado? —dije con suavidad.
—No te preocupes, ahora estoy menos triste porque te tengo aquí. —agarró mi mano derecha.
—Pero cuando me vaya, ya no seguirás igual. —su expresión cambió repentinamente al decir eso. —Desahógate conmigo.

Actúa [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora