17. Mejoras

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Las misiones desde entonces han sido un rotundo éxito. No hay ninguna en la que hayan fallado, como mucho dar el vaso medio lleno y no ha sido mal de morir para nadie. Desde conquistar ciudades, buscar suministros, Omegas y verificación de armas, están haciéndose paso, lento pero constante, a la cima que tanto aspiran.

Por lo tanto, sus equipamientos y recursos han mejorado. Mejores cuchillos, mejores comunicadores, mejores armas de fuego, mejores ropas. Nada lo suficientemente bueno para impedir que deje de vomitar por la radiación haciendo mella en su cuerpo maltrecho, más si lo suficiente para que sea cada vez más posible hacer misiones en tiempo record.

—Casi parece increíble que tengamos todo esto ahora. —admite Yeosang en voz baja. Haber matado a un alto rango del ejercito enemigo les trajo como recompensa una despensa enorme que les duraría meses aun si se atragantan como lo están haciendo esta noche.

Es la primera vez en años que comen algo en estado decente y efectivamente bueno para el cuerpo. En lugar de exhibir gran alegría por este suceso, se muestran silencioso, tragones e incrédulos por tener tanta comida que masticar.

— ¿De dónde saldrá la comida como esta? Está mejor que toda, incluso la que comen normalmente los civiles. —murmura Mingi con deje curioso. Hongjoong se aclara la garganta.

—Esa clase de preguntas no se hacen. Agradece a nuestros superiores que la tienes y es todo. —El alto asiente sin decir nada más al respecto, con las mejillas totalmente llenas.

—Te imaginas que alguien venga intentando robarla. Seguro que todos la huelen a kilómetros de distancia. —bromea Seonghwa, exhala de llenura y se recuesta en el asiento. San se encoge de hombros.

—La mayoría de todos aquí deben tener la nariz taponada con las hormonas de los Omegas que traen a diario. La comida no es su principal preocupación. —Opina el más bajo y Hongjoong balancea la cabeza, dándole la razón.

. . .

—Tienes las mejillas un poco más rellenas.

— ¿Acaso te disgusta?

—Es una acotación.

Yeosang mantiene las manos entre sus piernas, Jongho le acaricia las mejillas y permanece observador del más callado de toda la manada. Con lentitud aparta el mechón de cabello negro que recubre esa enorme cicatriz de color marrón. Cuando se vieron la primera vez era más pequeña, una pequeña marca de nacimiento, luego en una misión cuando una bomba de ácido explotó se hizo del tamaño que es hoy en día.

Haciendo a un lado a San, Yeosang puede tomar fácilmente el lugar de más sumiso de la manada. Desconocen si es por su forma de ser callada tras el entrenamiento o efectivamente era así antes de este. Lo único cierto es que a veces es peor que una foto. Si no se mueve no dan cuenta de que está vivo, por a los demás al menos se les distingue mínimamente la respiración.

Presiona un dedo en sus labios, obligándolo a abrir la boca. Dedo se roza con los dientes del que permanece sentado con las manos en su regazo. Yeosang viaja la vista a la puerta de la habitación. Está cerrada. No se escucha nada de adentro cuando se juntas a ella y en teoría, solo Hongjoong o Seonghwa –del escuadrón-, pueden pasar. Regresa la vista hacia Jongho que tarda poco o nada en tirársele encima de forma brusca. La mordida al cuello apenas es inicio de mucho más que suele suceder normalmente dentro de la habitación.

. . .

— ¿Realmente es lo que quieren? Ser Generales para que esto sea más fácil de conseguir.

—Es la razón por la que ninguno se ha vuelto loco o ha caído en la total inactividad. —responde Wooyoung masticando lentamente un trozo de carne que escondió en su ropa para comerlo con San en la habitación que comparten.

Secret Between Us || WooSanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora