42. Último Viaje

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—Qué extraño ver a tantas personas... normales... juntas...

Los dejaron en esta parada de autobús a mitad de la nada. Están cohibidos y arrimados en un solo banco por pánico a arruinarlo de cualquier forma. Cada uno con un boleto. Wooyoung y San irían en un autobús, Jongho y Yeosang en otro y finalmente estaría Seonghwa a solas a falta de un compañero. Desgracia de ser impares.

Tienen un problema mayúsculo y es que tampoco tienen la más remota idea de cómo funciona el dinero. Desconocen la moneda, que es caro y que es barato. Hay miles de problemas que están gentilmente explicados en un papel que de momento solo San puede leer. Pues Jongho de los nervios se olvidó de que letra es el jiut y todas las vocales.

Lo leería de camino y luego se los resumiría, cuando estuvieran en el que sería su pequeño pueblo a mitad de la nada. Ya de por sí parecen estarlo y se preguntan qué tal será si el panorama actual es este.

Yeosang baja las mangas de su suéter cuando una niña se lo queda viendo a las manos. Incómodo y con la impresión de que en cualquier momento los van a sacar dándoles palo a todos. Tal vez no a San y Wooyoung, quienes parecen un par de Omegas encogidos y abusados.

Corrección, eso son. Pero no por ellos, lo cual parece con Seonghwa sentado medio recto y cara de asesino en serie. Consecuencia de no saber cómo más estar aquí. Empiezan a considerar volver a pie al campamento y ponerse cual niños pequeños a pedir que los acompañen hasta que le autobús llegue.

— ¿Eras militar?

Wooyoung se sobresalta por la repentina pregunta. Mira a Seonghwa en busca de ayuda.

—Sí, sí lo era. —responde por él.

— ¡Ah! ¡Si lo son! —De repente todos los están mirando—. ¡Y pudieron huir! Eso es bueno. Cada cierto tiempo vemos militares aquí. Todos han sido muy buenos.

— ¿Quieren que les lea su boleto? Una vez hubo un grupo que perdió su autobús por no saber leer y no saber cuál era cual.

—Y otro que no sabía en donde debía acomodarse cada uno. Eran tantos que podían llenar un autobús entero.

Para cuando llegan los vehículos, suben como les indican los demás civiles. Todos resultaron ser muy amables y una señora mayor incluso les regalo una mandarina a cada uno. Jongho la rompió pensando que sería una manzana y bien que se manchó toda la ropa del líquido cítrico. Fue una imagen cómica. Se la comió de todos modos. Arrugando la cara por lo acida.

—Tal vez aprenda a leer de nuevo... Cuando era pequeño, me gustaba mucho leer. Mi papá conseguía libros a veces y me los daba. Quisiera recordar cómo se llamaban—comenta Wooyoung acomodándose en su asiento. Al girar hacia San da cuenta de que tiene la mejilla pegada a la ventana—. ¿Te cansaras de ver le cielo?

—No lo creo... Es como verte a ti. No cansa.

—Jo~

San vuelve la cabeza haca Wooyoung que se cubre la cara, apenado por aquel elogio tan directo. Aun tienen que acostumbrarse a las muestras de afecto dichas. Con referencia al tacto no hay tanto problema. Sencillamente se lanzan. Esa parte intuitiva y animal aun tan viva haciendo gala en ello. San se aproxima y le da un pequeño beso en la mejilla.

—Tendremos una casa.

—Sí. Una para nosotros solos.

—Cuando era pequeño—Frunce los labios—. Quería tener un perro. Uno que es peludo, con el hocico y la panza blanca—Relata haciendo forma de pelota con las manos—. La raza es... Shiba Inu, creo. Una amiga me hizo un dibujo una vez.

—Jimin me lo comentó—Confiesa y se esmera en sacar algo del bolso pequeño que lleva. San lo toma y abre—. No sé dibujar, pero me dijo que sería algo que te haría feliz y quise intentarlo.

Abre los ojos, esperando la reacción de San que tiene los ojos medio ocultos por la melena bicolor. El autobús inicia marcha. Siendo el último en partir. El Omega ladea la cabeza. Es una figura muy particular. Es bastante acertada. Un poco torpe y parece dibujo propio de niño de primaria firmado de la misma forma con letra pequeña y deforme. Lo imagina imitando a Jimin con eso también.

Tiene un collar dibujado, dice "Shiber". Su mano tiembla ligeramente, tiene un extraño dolor en la cara y ardor en los ojos. Wooyoung se inclina para verlo y arruga un poco la nariz.

—Sonríes muy bonito.

San acerca el papel a su cara, avergonzado.

—Aunque deberías hacerlo más... grande.

Aparta la hoja y le jala las mejillas para intentar que salga aparte de ese lagrimeo. No lo consigue. Bufa con disgusto y esforzándose en hacerle cosquillas sin resultado. San baja la mirada.

—Lo siento.

—Está bien. Hay tiempo. Tenemos todo el tiempo del mundo ahora. Promete que lo intentaras. Que sea una promesa: Yo, Choi San, voy a aprender a sonreír—Se recuesta y levanta las piernas—. Tendremos una casa, hecha de piedra como un pequeño fuerte—Ladea la cabeza—. Un Shiba Inu como su gran perro guardián... aunque solo será para acariciarlo y abrazarlo a cada rato.

San había vuelto la vista al dibujo, escuchando a Wooyoung el gran plan para cuando llegaran al pueblo a unas seis horas de distancia. Tendrían una parada pasadas las tres horas de camino. Más que todo para reabastecer e ir al baño.

— ¿Qué quisieras ser?

—No lo sé... —responde sin apartar la mirada.

—Deberías cantar—opina—. Tienes una voz preciosa... Tu trabajo será despertarme por la mañana cantando... tener la ventana abierta y que los demás lo oigan y sepan que también tienes una voz hermosa.

— ¿Hay algo de mí que no te guste?

—Existe, pero no es buen lugar para mencionarlo.

—Acaso es...

—No tiene nada que ver con que seas Omega—Apresura a aclarar—. Tiene más que ver con necesidades después de comer y esa clase de cosas. O que no te despiertes fácil.

— ¡Ah! ¡Vale!

Niega con la cabeza, continúa hablando, dando algunos chillidos ocasionales, lo típico de él. Pasado un rato rebasan el autobús donde va Seonghwa. Le habían dado un reproductor de música y bien que resulta muy tranquilizante ir de esa manera.

Jongho y Yeosang están en un escándalo. Todos quienes llevan fruta le dan a Jongho para que la abra. Queriendo ver su fuerza y entretenerse. Llegado un momento, el Alpha cantaba para bromear aún más. Le acaba doliendo la garganta, pero tampoco es algo malo o de lo que se arrepienta.

—En algún momento vamos a poder sonreír... No quisiera dejar de hacerlo. Aun si estoy triste o molesto—comenta agarrado de la mano de San. Este tiene en la otra mano el dibujo doblado en cuatro partes—. Porque así no voy a parecer el monstruo que fui ¿Tú qué opinas?

—Que-

Ve algo.

No logra distinguirlo bien.

Sus músculos dolieron de lo rápido que se movió para agarrar a Wooyoung y abrazarlo, sin el suficiente tiempo para acabar de abrazarlo.

El autobús explota.

Seonghwa se quita lo audífonos, con su expresión denotando un profundo espanto al ver cómo pasan el vehículo en llamas. Se levanta y fuerza a que pisen el freno, abre la puerta sin problema, sale con rapidez y corre tan rápido como puede para ir hasta el vehiculo del que salen algunas personas. A ninguna la reconoce y ayuda a otros que las están sacando.

—No están, no están- ¡TENGO QUE...!

Lo jalan atrás y hay una segunda explosión enorme. Seonghwa respira por la boca, con sus pupilas iluminada por esa luz naranja del fuego. Su corazón latiendo a toda la velocidad que puede y soltando un grito de dolor profundo.


Secret Between Us || WooSanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora