Antes de alejarse del campamento Mesh se llevó una mano a la cara y en un movimiento casual extrajo su ojo derecho. No hubo sangre ni daño visible alguno, ni siquiera una mueca de dolor de su parte. Con suavidad lo depositó sobre una superficie alta de piedra que había aparecido de la nada, como un bloque construido para propósitos muy específicos.
El ojo, una bolita redondeada cuyo iris negro como la noche le daba la extraña apariencia de estar caída de costado, permaneció fijo mirando en dirección al campamento.
—Así nos aseguraremos de que haya alguien mirando este lugar —explicó Mesh ante la desconcertada mirada de los miembros del escuadrón Zorro que oscilaba entre la cuenca vacía y el bloque de piedra sobre el que un ojo inmóvil descansaba como si todo eso fuera algo normal.
—De esa forma no desaparecerá. Si dejamos de imaginarlo, se esfuma —comentó Fox por lo bajo en dirección a Maika que miraba aquel espectáculo con el rostro totalmente sorprendido. —Todos deberían saberlo pero parece que no lo recuerdan. Este no es nuestro mundo. —Por un momento el gesto de inocencia propio del pelirrojo se vio transformado en algo más. Algo que Maika pudo captar simplemente como madures. La del soldado, pensó, que está por partir a la guerra. —Están nerviosos. Será nuestra primera misión sería. —Los ojos del más joven de aquel escuadrón recorrieron uno por uno los rostros de todos sus compañeros.
—Estoy segura de que lo harán bien. Además contamos con Mesh, ¿Quien puede saber más de este lugar? Él es como un Dios aquí dentro... O afuera. En fin, el punto es que tenemos al caballo ganador. —Contestó la muchacha también por lo bajo, dedicándole una mirada a su mentor cuyo ojo había aparecido nuevamente en el lugar, guardándose para ella que su sorpresa inicial no era sino por la posibilidad de que arrancarse el ojo y dejarlo allí funcionase desde un principio.
—Tendremos que movernos. Quiero que recuerden con fuerza esos sueños en los que caían rápidamente y sin control. Si están aquí es porque los han soñado alguna vez. Recuerden y aférrense a esas imágenes —compartió Mesh, recorriendo al grupo de HexHell con su vista normal.
—¿Y eso para qué? —inquirió Maika para quien aquel simple sueño había representado en cierta forma el comienzo de todo.
—Así nos moveremos más rápido. Será como usar los taxis del más allá. O deslizarse por un tobogán. —respondió Mesh y a pesar de lo burlón de su comentario lo hizo mirando a lo lejos. Tenían que moverse cuanto antes. Mientras más pensaba en ello más extraño e incómodo se sentía. Su conexión con el mundo Subterráneo funcionaba distinto estando en ese mismo lugar pero ahora mismo habían saltado todas las alarmas. Si estuvieran en el mundo humano la sensación sería como si le picaría todo el cuerpo y se le pusieran rojas sus orejas, sin dudas estaban desarrollándose eventos de magnitud.
—Eso no tiene ningún sentido —dijo en voz alta la joven enfermera. Y esto se pone cada vez más surrealista, pensó risueña mientras tiraba de uno de sus dedos intentando quitárselo para ver si también ella podía.
—En el mundo real, no. Pero aquí, si eres capaz de soñarlo, entonces sucede. Ahora, basta de perder el tiempo —concluyó Mesh pasando frente a ella y se encaminó junto al numeroso grupo en dirección al lugar desde el que estaba seguro había visto el destello de luces.
Otra vez el avanzar fue extraño, Maika entendió ahora que la sensación que experimentaba era la misma de cuando estaba soñando algo y llegaba a ese punto en que una parte de su mente le decía que se trataba de un sueño pero otra parecía todavía aferrarse a la inconsciencia. También ahora había una sensación muy marcada de estar a punto de despertar y a pesar de que sus sentidos le enseñaban claro que se estaba moviendo no podia sacarse la idea de que si seguía así terminaría por caerse de la cama.
Concentrarse en caer, mejor dicho, en sueños de caída. Era pensar en ello y el cuerpo mismo sufría un tirón indescriptible, el suelo se esfumaba y entonces avanzaba a una velocidad extraordinaria. Cuando retomaba el control con un grito o un suspiro se encontraba rodeada de los miembros del escuadrón o al lado de Mesh, pero totalmente convencida de que había avanzado un buen tramo.
"Como deslizarse por un tobogán" dijo Mesh, pero para Maika más bien parecía como tirarse de cabeza por un precipicio y al tocar el suelo descubrir que nunca habías saltado.
Por la mueca en sus rostros les sucedía lo mismo a todos menos al guardián que seguía tan imperturbable como siempre.
—Definitivamente tuvo que haber sido muy difícil sobrevivir todo este tiempo aquí. Yo me volvería loca —dijo a Fox, quien trotaba a su lado.
—No te lo imaginas. Pero bueno, no todos pueden tener una experiencia como está. Nos fortaleció como nunca antes. Seremos la avanzada de elite al servicio de HexHell.
—¿Cual es el secreto? —preguntó la agente Gutierrez, que los había escuchado hablar.
Fox reflexionó un momento sobre aquel asunto.
—Bueno, lo importante es tener una certeza. No se bien como transmitirlo, pero creo que es como cuando te sientes... no se, deprimido o triste. ¿No les ha pasado? Ver los ojos de una persona especial, o escuchar su voz, te da la certeza de que estas vivo. Hay ciertas personas que son un ancla a la realidad, a lo que somos y a lo que queremos ser.
—Lazos —comentó Samuels uniéndose a la conversación. —Creo que te refieres a los lazos. Saber que estamos unidos a otros y que nuestras vidas se conectan con las suyas —su mirada sería se dirigió por un momento a sus dos compañeros, Checo y Gutiérrez.
—Si, eso puede ser —dijo Fox tras meditarlo unos instantes. —En el escuadrón todos estamos unidos de una manera u otra. Somos más que amigos. Hermanos del alma, nos llama el capitan. Aunque solo cuando estamos solos, porque dice que le da cierta vergüenza si lo escuchan otras personas. No le digan que yo les dije —agregó sonriendo y con el cabello colorado agitándose por su trote.
Tras su reflexión sobre las certezas a ojos de Maika volvía a ser ese hombre demasiado joven para estar realizando esas tareas, niño grande más que un soldado.
Un extraño inocente, tal y como lo pensó sin estar muy segura de donde venían esas ideas.
—Tiene algo de sentido. A fin de cuentas este mundo está hecho de sueños e historias, y ninguna de esas dos cosas es ajena a quienes nos rodean. De hecho se forman en base a eso. Soñamos con otras personas o lugares.
—Incluso con nosotros mismos siendo otros —aportó el agente Checo acercándose. Gutierrez le sonrió.
—Y las historias de nadie son solo sus historias. Siempre hay otros allí, compartiendo con nosotros. Están los que odiamos, pero también los que amamos. —Dijo observando al agente con aquella media sonrisa en su rostro trigueño.
—Eso explica porqué la señora Pendragon nos envió. Supongo que si se necesitan lazos estaremos bien —comentó el agente con un tono ciertamente enigmático.
Maika recordó lo hablado en el campamento, la relación que aquellas tres personas habian establecido entre sí y que al principio le pareció un tanto extraña.
Un amor de tres personas, no como esas infidelidades que abundaban en las calles, sino un amor abierto y sincero donde no eran dos los que compartían risas, placeres y dolores sino tres.
Ahora que lo veía funcionar en persona, se le antojó algo más cercano, como si varios momentos de su historias convergieran para ser uno. Se imaginó que hubiera pasado con ella misma en una situación como esa, y se dijo que podría vivir algo así.
De repente el grupo se detuvo.
Maika, Fox y los agentes no tardaron en ver los destellos de los fuegos artificiales mucho más grandes. Se hallaban cerca.
—¿Qué es esto? —escucharon preguntar más adelante al capitán Alí y se abrieron paso entre los agentes para poder ver.
—Alguna clase de procesión —comentó Mesh observando lo que había delante.
En verdad lo parecía. Habian formado hasta cierto punto dos filas que se extendían hasta donde la vista llegaba.
Eran espíritus, fantasmas, las almas de todos aquellos seres humanos que alguna vez habian llegado a existir. Los había pequeños como niños, mujeres y hombres, altos y anchos de espalda, encorvados y lentos como ancianos. De largas melenas, de cabellos cortos, retorcidos en sus apariencias y de formas que ni siquiera eran muy comprensibles.
Pero todos iguales en un hecho, y era que estaban avanzando a paso lento, pero seguro, hacia un cúmulo de luz azul brillante que se levantaba delante como una pared de fuegos fatuos.
De no haber sido por los destellos coloridos sobre sus cabezas quizá habrian permanecido más tiempo observando aquella extraña congregación de muertos, pero cuando las luces iluminaron el hechizo se rompió, no pudieron evitar recordar que estaban allí con un propósito.
Mesh, al parecer, no lo había olvidado pues era quien se dirigía hacia el lugar desde el que salían las luces y se hallaba ya a varios pasos de distancia.
Maika corrió para alcanzarlo y con ella fueron Fox que ágil y ligero como era la sobrepasó rápidamente y también el capitán Alí tras ordenar al escuadrón Zorro que aguardaran y estuviera atento.
—Doctor, ¿que está pasando? —Mesh se dirigió a un hombre que se encontraba toqueteando una especie de máquina que bien parecia un carrito de dos ruedas al que habian puesto una caja encima repleta de tubos.
El hombre se volteó levemente para mirar a Mesh y por un segundo abrió bien grandes los ojos y sonrió como si frente a él tuviera a un ángel que venía a traerle salvación.
—Mesh... si. Por fin. Yo supuse que... te estaba llamando... con las luces —dijo hablando con una lentitud que parecia extraña en aquel mundo de sueños.
Mesh se le acercó y le pasó la palma de la mano frente a la cara. El hombre no la miró. Tenía la vista clavada en el suelo y lanzaba lentas cabeceadas hacia los costados como si estuviera escuchando alguna clase de canción que solo llegaba a sus oídos.
—Doc —Mesh le chasqueó los dedos casi frente a los ojos —te necesito aquí. ¿Por que están todos estos espíritus reunidos? ¿Donde van? —frente a las preguntas de Mesh el hombre pareció reaccionar por un momento y levantó la mirada.
—A la cárcel. Al menos esa es mi teoría —respondió como si aquello explicara algo. —Ellos estan más adelante... —y cuando parecia que diría algo más claro, se llevó las manos a los oídos y sucedió algo muy extraño porque aunque intentó cubrirselos sólo se atravesó el cráneo fantasmal con los dedos azulados. —La musica, esa musica. No podré soportar mucho más. Ve, Mesh, antes de que sea tarde. Se están yendo, se van del mundo de los sueños. No se para qué o por qué pero alguien está robando almas. Los tienen Mesh. Nos tienen. —Y entonces el Doctor guardó silencio. Bajó los brazos y los hombros y por un momento pareció quedarse inmóvil en medio del lugar.
Sin decir nada más se volteó y fue caminando a paso lento siguiendo a todos los demás, incorporándose a la larga fila como si nada, en direccion a -si tenian que creerle- ese lugar que había definido como "la cárcel".
—Sugiero una operación de infiltración rápida. Podremos actuar una vez que tengamos más información de lo que sucede —comentó el capitán Alí, repentinamente serio y sin problemas en su hablar. Había presenciado la conversación sin intervenir pues el mando había recaído naturalmente en aquel hombre de abrigo largo y bufanda que se encontraba pensativo frente a él.
—Estaba pensando en lo mismo —dijo Mesh y comenzó a caminar rumbo a la fila de seres del mundo S que avanzaba a paso lento siguiendo a los demás. Fox regresó junto con su capitán y aguardó las órdenes que tuviera para darle.
Maika aguardó sin estar muy segura de cómo proceder. Intentó buscar con la mirada a los otros agentes pero entonces Gutiérrez se apartó un poco del grupo. Checo y Samuels se le unieron.
Los tres miembros de HexHell se hallaban reunidos en su propio círculo, con las frente apoyadas sobre las del otro y muy cerca.
—Saben que hacer. Cuídense. —murmuró la agente Simona Gutiérrez.
—Somos quienes defendemos desde las sombras —comenzó Checo.
—Los cazadores de pesadillas —dijo Samuels.
—Nosotros no traicionamos —terminó Gutiérrez. Sonrió. Le dio un beso rápido a sus dos amantes y entonces los tres se miraron con esa mueca aniñada que solo para ellos estaba reservada y se alejaron trotando, separados por solo unos metros, avanzaron por entre lo espíritus que parecían no prestarles la más mínima atención.
—No te quedes atrás —le dijo Gutiérrez al pasar cerca de Maika, que había observado el ritual en silencio. Segura de que debía moverse o efectivamente se quedaría allí decidió no esperar más órdenes de nadie y actuar por sí misma. Buscando a lo lejos la bufanda larga de Mesh corrió con seguridad.
—Vamos. A la fila, despacio y con cuidado —el capitán Alí organizó a sus hombres con maestría y velocidad. En pocos segundos todos se dirigían, haciéndose paso entre los espíritus distanciados por poco más de dos o tres metros, hacia el misterio que se ocultaba al final de aquella procesión de muertos.
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HexHell ©
ActionLos monstruos son reales, acechan en nuestras pesadillas pero cada tanto pueden escapar de allí y volverse un miedo tangible y cercano. Cuando estas amenazas invaden, solo existe un grupo capaz de hacerles frente. Los "HexHell", están aquí para ca...