X: La partida

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Las noches vistas desde la mansión de HexHell ofrecían una calma y belleza que en pocos lugares podia conseguirse. Para Maika no fue desapercibido el hecho de que siendo aquella una organización que se encargaba de enfrentar unos seres surgidos de las más terribles pesadillas se pudiera dormir allí tan bien. O al menos así había sucedido las noches anteriores, más aquella conciliar el sueño le estaba costando demasiado.
Harta de buscar algo que no parecia estar pronto a llegar, y minutos después de darse vuelta por centésima vez en la cama, se levantó y se cubrió con una larga bata dorada que en algún momento alguien le había entregado y salió de la habitacion.
Los pasillos de la mansión estaban tranquilos pero aun así había algunos miembros de "HH" como ella lo llamaba, realizando sus tareas nocturnas, sobretodo guardias y aquellos encargados de monitorizar siempre algo en sus computadoras.
Ese día hacia exactamente dos semanas que había comenzado su entrenamiento con Mesh, y oficialmente su vida estaba transcurriendo ahora entre esas paredes. Conocia a su gente, sus habitaciones, poco a poco ella se volvia una más.
Las prácticas de tiro iban bien, así como el entrenamiento cuerpo a cuerpo. Y si buscaba información había una modesta biblioteca dedicada pura y exclusivamente al mundo Subterráneo y sus seres. Allí había aprendido varias cosas, pero sobretodo adquirido cientos de preguntas nuevas.
No eran ellas sin embargo las que ahora no la dejaban dormir.
Era lo que harían mañana y lo que Selenna le había dicho justo ese mismo día, antes de concluir el entrenamiento con Mesh.
—Muy bien. Con lo que hemos estado haciendo pienso que no te será dificil la mision de mañana —habia comentado Mesh, en sus charlas finales a la sombra de las acacias.
—Eso espero. Aunque los libros no dicen que el mundo Subterráneo sea un lugar peligroso de todas formas —Maika dejó el rifle en el suelo y se sacudió un sudor ficticio de la frente. A pesar de no tenerlo ciertos rasgos humanos le eran imposible de evitar.
Mesh sonrió.
—No todos los libros dicen la verdad. —repentinamente una mueca de seriedad le cruzó el rostro —Además, no deberían preocuparte solamente los Vestigios. —La gravedad en su voz hizo que Maika abriera los ojos de par en par.
—¿De qué hablas? No me digas que aquel loco de la cruz puede andar por ahí —de repente se sentía un poco mareada. Tras todo el entrenamiento no estaba preparada en lo más mínimo para hacer frente a alguien así.
—Los católicos creen en su mayoría que el mundo Subterráneo es algo así como el infierno. No. Ellos no irán a un lugar así voluntariamente. —Mesh centró sus ojos en los de Maika y entonces dijo —Hay otros sin embargo. Nuestros enemigos. No sabemos mucho sobre ellos, porque se han mantenido en un extraño perfil bajo desde la última vez que nos atacaron. Sospecho que pronto se pondrán en movimiento de nuevo —afirmó.
—¿Enemigos desconocidos? ¿Por qué crees eso?
—Porque el fin del mundo está cerca —esta vez la sonrisa de Mesh regresó a pintar su rostro de facciones seguras. Maika sintió que los vellos de la nuca se le erizaban. Aquello era un chiste. Tenía que haber escuchado mal.
—¿Ya le comunicaste lo acordado Mesh? —Selenna Pendragon había aparecido de repente, sin que Maika la viera llegar. A su lado caminaba Michael B. Roughs, su mano derecha, quien sonreía tranquilamente y sostenia una serie de carpetas junto a su pecho.
Saludó con un movimiento de cabeza.
—En eso estaba —dijo Mesh pero se apartó y se alejó caminando, dándose por desentendido de la conversación. A fin de cuentas ya había dicho lo que quería. Al pasar al lado de Michael tomó una de las carpetas y con el largo abrigo negro al ras del suelo, siguió caminando inmerso en sus pensamientos.
—Decidí venir en persona para hablar contigo Maika —Selenna extendió la mano señalando al suelo y Maika entendió el gesto. Dejó su arma en el piso y luego siguió a Selenna quien caminaba en dirección al campo de entrenamiento.
—Sabes Maika, hay un motivo por el cual HexHell es una organización tan particular. Se podría decir que dentro de los grupos gubernamentales y para-gubernamentales es lo que nos hace diferentes y al mismo tiempo lo que nos vuelve peligrosos —Selenna caminaba despacio y hablaba con voz tranquila, como un orador que da el mismo discurso por enésima vez. Maika por su parte estaba cautivada, no podia ignorarlo, habia algo en esa mujer que hacia que uno sencillamente guardara silencio y escuchara. —Nosotros no tenemos traidores. Aquí, en HexHell, no existen agentes dobles, no existen agentes corruptos, no existe otra cosa más que la confianza de que aquel que tienes a tu lado es un compañero y cumplira con su deber como debe ser.
—Sin ofender señorita Pendragon...
—Dime Selenna, por favor.
—Selenna. Pero eso suena difícil de creer —incluso a una joven enfermera no se le escapaban los entresijos de la política y por su vida Maika bien sabía que las personas poderosas eran proclives a intentar corromper a quienes les rodeaban. En su infancia y sobretodo al crecer había conocido de primera mano muchos casos así.
—Claro, pero es real. Sería muy complicado decirte los complejos pasos que deben seguirse para entrar en la organización. Innecesario además que supieras que ninguno de los miembros de este grupo posee familia fuera de estas paredes, que el dinero no es un problema para HexHell y demás asuntos. No. Nosotros no tenemos traidores, y por eso jamás fallamos una sola misión. Jamás, hasta hace un mes —Selenna miró a la lejanía. Suspiró. Sus ojos color miel por fin parecieron dos pequeños focos apagándose en la profunda cueva que eran sus ojeras producto de un cansancio que no parecia haber sido combatido por el sueño reparador si es que este había existido.
—¿Que sucedió hace un mes? ¿Se refiere a los enemigos de los que habló Mesh? —preguntó Maika, sospechando la respuesta.
—Un ataque. Coordinado, planificado y ejecutado por alguien a quien no conocemos pero que claramente iba varios pasos delante de nosotros. Perdimos valiosos agentes ese día, y además nos robaron algo que no debería haber caído en manos del enemigo.
—¿Que cosa? —quiso saber la joven. Acababan de pasar frente a uno de los postes destrozados por sus disparos y no pudo evitar pensar en que una organización con semejantes recursos armamentísticos tendría un monto de peligrosas armas escondidas.
—Una llave —dijo Selenna sencillamente. —Hace varios años nos reunimos los líderes de las diversas organizaciones que de una forma u otra tienen relación con el mundo Subterráneo, y tras muchas discusiones decidimos crear una llave que permitiera acceder a ese mundo. La idea era en realidad que cada uno tuviera su llave y la puerta solo pudiera abrirse si todas eran utilizadas al mismo tiempo.
—Así evitarian que alguien las usara sin consentimiento de los demás —concluyó Maika cayendo en cuenta de que los entresijos políticos y las luchas de poderes no eran tan ajenas a la organización como Selenna había dicho.
—Si quien los atacó tiene una de las llaves. ¿Creen que quiera ir al mundo S?
—Eso sospechamos, al principio —Selenna amagó una sonrisa pero la contuvo. Miró a Maika y dejó de caminar. Las últimas luces del atardecer dieron a sus sombras una pincelada y Maika pudo ver la suya, el cabello corto, los hombros anchos. Selenna continuó.
—El mecanismo estaba creado para que la llave pudiera meterse en la puerta, pero está no se abriria a menos que todas estuvieran juntas. Jamás creímos que alguien podría usarla de otra manera. No sabemos exactamente cómo, pero el enemigo que robó la llave la puso en la cerradura y entonces... boom —Selenna extendió ambas manos para darse a entender mejor. —La puerta fue destruida. Bueno, no del todo. Digamos que se trató de un pequeño... agujero. Nuestros técnicos no están seguros de cómo funcionan estas cosas, a fin de cuentas es algo demasiado abstracto. Ninguna ciencia ha estudiado formalmente el mundo Subterráneo.
—He estado en la biblioteca. De hecho me llamó la atención que hubieran tantos ataques de Vestigios cuando en los libros aluden a lo extraño que es ese tipo de interacción entre el mundo S y nuestro mundo —Maika expresó aquella duda, que había querido preguntarle también a Mesh. La respuesta parecia estar en lo que Selenna acaba de confesar.
—Es así. Normalmente los Vestigios no suelen aparecer. Pero desde que se creó ese agujero en la puerta, no ha parado de aumentar de tamaño. Es cuestión de tiempo. Actualmente existe un pasaje entre nuestro mundo y el mundo Subterráneo, algo que no debería suceder, pero es real. Desconocemos dónde se encuentra y sabemos que crece a cada día que pasa. Eso hace que los Vestigios accedan con mayor facilidad a nuestro mundo o que aparezcan nuevos cada poco tiempo.
—Pero —Maika interrumpió a Selenna bruscamente. Había recordado algo que Mesh comentó. —¿Eso qué significa exactamente? Mesh... él dijo que el fin del mundo estaba cerca —.
Selenna no la miró a los ojos. Se la notaba muy cansada. Se pasó una mano por los largos cabellos dorados mientras sus labios apretados parecian meditar si responder o no. Estaba claro que pronunciar una réplica no le era sencillo.
—No te mentire Maika. Desde ese último ataque, estamos en guerra, y vamos perdiendo.
Si no logramos reparar el daño causado... no sabemos lo que podría suceder. ¿La destrucción del mundo? Tal vez. O tal vez algo peor. Pero de lo que sí podemos estar seguros, es de que pase lo que pase, no será bueno —sentenció Selenna.  
—¿Por qué me lo cuentas ahora? —fue lo único que se le ocurrió preguntar a Maika. Definitivamente no estaba preparada para hablar sobre el posible fin del mundo.
Selenna esta vez volvió sus ojos a los de Maika y sonrió.
—Es una buena pregunta —concedió aquella mujer y por algún motivo Maika sintió un extraño orgullo de que la reconocieran —En base a lo que te he dicho comprenderás cual fue mi principal preocupación desde el momento que llegaste a nuestra organización.
—Que sea una traidora. Que trabaje para ese enemigo —dijo la enfermera sin pensarlo mucho.
—Un agente doble, si. Que no seas quien dices. Te hemos investigado y todo parece indicar que efectivamente eres Maika Gestrud, estudiante de enfermería. Aunque claro que eso no prueba tu inocencia. Sin embargo lo que sucedió en la escuela cambió mi forma de verte. Pocos pueden mantenerse firmes frente a lo que viviste, nuestros miembros reciben un intenso entrenamiento para eso y aun así no siempre son capaces. Tu lo hiciste. Podrías haberme dejado morir o haberme atacado allí mismo, pero me protegiste. Tal vez fue eso lo que Mesh vio en ti. No se si fue simple mala suerte, o si fue algo más, llámalo destino o lo que desees, pero el punto es que tu estabas en la mansión ese día y Mesh decidió salvarte la vida porque creyó que podias alterar de alguna forma el estado actual de las cosas. Contigo puede que algo cambie. Puede que comencemos a ganar.
—Eso es... no se. No me siento tan especial por así decirlo. No me siento una salvadora.
—Y no lo eres. Al menos no estoy diciendo eso. Ojala el mundo fuera tan sencillo pero mi tiempo sobre esta tierra me ha enseñado que no existen salvadores o destructores. Solo personas que con sus acciones pueden convertir realidades miserables en esperanzadoras... y viceversa. Cuando te pregunté porque siendo la hija de unos padres millonarios habías elegido darle la espalda a una vida por la que muchos matarían, y dedicarte a la medicina, me dijiste que querías ayudar. Tal vez sea eso lo que te estamos pidiendo, quizá en este momento, o en otros, sea tu pequeño deseo de ayudar en última instancia el que cambie las cosas —Selenna no sonreía pero aún así sus palabras transmitian una calidez incomparable. A Maika no le costó entender porque aquella mujer inspiradora era la líder de semejante organización. —Hoy más que nunca necesitamos de cada pequeña buena acción —dijo sin cambiar de tono.
Maika no respondió. No sabia como hacerlo, aquella mujer lucía dura y fría como el acero, y que en su interior guardara aquellos sentimientos le resultó muy contradictorio con la imagen que de Selenna guardaba.
—Cuanto... ¿cuanto tiempo tenemos hasta que... las cosas empeoren? —preguntó intentando encontrar las palabras adecuadas.
Selenna se detuvo y observó su reloj casualmente. Aquello hizo que Maika sintiera un escalofríos de solo pensar que podian faltar horas para el fin del mundo.
—El mayor problema es que no sabemos a ciencia cierta lo que sucede. Algunos de nuestros técnicos hablan de meses, otros de solo semanas. Lo único cierto es que aún seguimos aquí, pero ya el mundo está comenzando a sufrir los efectos de este acercamiento entre los mundos. Imaginatelo, de repente te encuentras con que las pesadillas que siempre has tenido, son reales.
—Sería un caos —dijo Maika sencillamente.
—Una locura. Millones de vidas se perderían. Sería el fin de la raza humana tal cual la conocemos, y es por eso que debemos actuar cuanto antes Maika —Selenna la tomó por el antebrazo con gentileza pero la mano firme, y le lanzó una mirada que pareció ser un pedido. Como si creyera que al hacer tal cosa iba a despertar en la joven enfermera alguna clase de fuerza o poder secreto. —Por eso la misión a la que irán es tan importante. No pueden fallar, sin dudas, no pueden fallar. —sentenció repitiendo lentamente esas últimas palabras.
Y aquello había sido todo. Ahora Maika vagaba por los pasillos de la mansión en la noche, compartiendo con todos los presentes el secreto de que al mundo le quedaba poco, preguntandose un millon de cosas y obteniendo por respuesta un silencio denso, incluso de parte de las voces.
Lo bueno era que casi sin esfuerzo podía silenciarlas en su totalidad y así lo hizo. Sus pasos la habian llevado por el ala norte hasta las escaleras que ascendían al tercer piso. Allí estaba la amplia terraza que había visto en sus recorridos anteriores y comenzó a subir por la escalera en su búsqueda.
Cuando llegó allí no le sorprendió encontrarse con alguien más. Michael Roughs había estado una vez, pero en esta ocasión se trataba de un rostro mucho más conocido.
—¿No duermes? —le preguntó a Mesh, quien sentado al borde de la terraza miraba el cielo repleto de estrellas. La luz de semejante luna llena iluminaba su piel dándole un toque más pálido que de costumbre y el suave aire nocturno apenas agitaba los bordes de su abrigo negro. Tampoco él pareció sorprenderse por la presencia de Maika.
—¿Y tu? Lo de mañana es importante, deberías descansar —dijo sin mirarla.
—Ojala fuera tan fácil. —suspiró Maika —Además, ¿qué importancia tiene? ¿Soy humana a fin de cuentas? ¿Me sirve de algo dormir? —un desgano considerable se había apoderado de ella sin que se percatara. De repente se sentía incapaz de hacer las cosas que se esperaban que hiciera.
—El sueño no funciona en nosotros de la misma forma que con los otros seres vivos, pero digamos que si, lo necesitas. Dormir ayuda a la conexión con el mundo S, te sentirás fuerte si duermes bien, débil si no lo haces.
—¿Y tu?
—Yo soy distinto. Despierto o dormido mi conexión siempre es fuerte. Soy su guardián, debo estar siempre preparado para lo que sea.
—Para eso fuiste creado, claro, lo recuerdo.
—¿Y tu? —preguntó Mesh mientras sonreía.
—¿Yo qué?
—¿Para que fuiste creada?
—No fui... —Maika creyó que era estúpido tener que responder a esa cuestión—... nací. Jamás pregunté para qué. Quizá mis padres querian alguien que se hiciera cargo de su imperio. Tal vez les pareció divertido criar a una niña y ver cuántas humillaciones y torturas es capaz de soportar. —Maika se dejó caer de espaldas al suelo. Se apoyó en el muro y permaneció mirando el suelo ennegrecido —Digamos que mi relación con mis padres no ha sido la mejor desde hace ya bastante tiempo. No se tomaron muy bien el hecho de que los considerara explotadores y malas personas. Y yo, por mi parte no me tomé bien el hecho de que lo fueran... es difícil ¿sabes? Es difícil el momento en que una hija se da cuenta de que sus padres son malas personas.
—Eso no responde a mi pregunta. Piensa en ti, en tu historia. ¿Atravesaste todos los problemas y todas las dificultades para llegar a donde estas hoy?
—¿Recostada en un muro quejandome? ¿Y hablando con el tipo que me disparó en el pecho y después me salvó la vida? La verdad que no. Perdona si no estaba preparada para esto.
Mesh lanzó una risotada al cielo como un lobo que aúlla a la luna.
—Te escuchas como alguien que no sabe qué hacer.
—Ajá —murmuró Maika bostezando.
—Preguntate ¿Para que estas aquí? ¿Cual es tu camino? Yo también tuve padres. También nací de un vientre humano y fui criado entre ustedes. He estado peleando desde que tengo memoria. Y puedo decirte que no ha sido fácil. Pero cuando el momento llegó, fui llamado para convertirme en guardián del otro mundo y desde entonces ese se convirtió en mi destino —sentenció Mesh, con la voz gruesa que le era característica.
—¿Cuando esté perdida debo pensar en que otros estaban peor que yo? —inquirió Maika con sorna.
—Quizá solo debes mirar el cielo en la noche, elevar la mirada hasta el vasto universo, y darte cuenta de que todos tus problemas podran aplastarte, pero hasta que las estrellas no se te caigan encima, puedes superarlo.
Por unos segundos los dos permanecieron en silencio. Aquella terraza, donde el viento soplaba lento, tenía una cierta magia para hacer que una pudiera estar allí y al mismo tiempo sentirse volar lejos de todo mal, de toda preocupación.
—Eres bueno para reflexionar. —dijo finalmente Maika. —Me agradas cuando no estás tratándome como inferior —concluyó.
—Además, si lo tuyo no es pelear en HexHell, siempre te puedes dedicar a la comedia—sentenció Mesh y al poco tiempo los dos estaba riendo sin poder evitarlo.
Cuando por fin pararon Maika lanzó otro bostezo y se recostó mejor en la pared.
—¿Crees que mi destino era llegar aquí? A HexHell ¿y pelear a su lado? —Pensar que ella misma y el fin del mundo estaban relacionados era algo muy difícil. —¿Por qué me elegiste para formar parte de este grupo? ¿Piensas que puedo cambiar las cosas?  —preguntó finalmente. Mesh meditó un poco la respuesta.
—No. Íbamos perdiendo y cada paso que dábamos estaba varios por detrás del de nuestro enemigo. Nos conoce y nos vence por eso. Así que decidí improvisar un poco. Supongo que... así soy —contestó sonriendo.
—¿Soy un producto del azar entonces?
—Como todos. ¿Quieres quejarte? Haz fila. 
—¿Te he dicho que puedes ser bastante terrible a veces? A fin de cuentas yo no pedí que nada de esto sucediera. —murmuró Maika, lanzando un bostezo.
—Hacemos nuestra historia paso a paso. Si no sientes que este sea tu lugar, sigue avanzando, algun dia encontraras un sitio donde estés cómoda. En eso se basa la historia de la humanidad, en avanzar sin dejar de buscar y sin detenerse a pensar muchas veces que es lo que se está buscando.
Maika sin embargo no respondió. Se había recostado contra la pared y su respiración lenta así como la cabeza gacha indicaban que había cedido finalmente al sueño. Mesh sonrió.
Alzó la mirada y sus ojos de noche se clavaron en la luz blanquecina de la luna.
De pronto una gran nube tormentosa la cruzó, cubriendola.
—Duerme ahora, enfermera. Pronto llegarán los tiempos en que el descanso será un lejano anhelo.

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El equipo consistia en cinco personas. "El guardián, la enfermera, el agente Samuels, el agente Checo y la agente Gutierrez", leyó Michael Roughs comprobando con la mirada que todos los participantes estuvieran allí. Se encontraban en una habitacion pequeña, de paredes caliza sin pintar. Estaban  el el ala tres de la mansion y habian descendido por una pequeña escalera. No habian ventanas y Maika sospechó que el lugar estaria insonorizado. Por lo demás un montón de estanterías y cajas con documentos adornaban el sitio sobre el piso que parecia un poco húmedo.
—Todos han sido elegidos por un motivo, son lo mejor que tenemos —Selenna repasó los rostros de los hombres y mujeres que se aprestaba a realizar aquella misión. —Hoy más que nunca fallar no es una opción.
Como respuesta los tres agente se cuadraron y realizaron un saludo estilo militar. Maika no atinó a hacer nada y se sintió torpe, Mesh por su parte rió y solamente agacho la cabeza a modo de saludo.
—Cuiden la madriguera. Estaremos de regreso antes de que nos necesiten para salvarles las vidas —dijo y entonces se giró hasta los miembros del grupo. Vestía su abrigo oscuro de siempre y la bufanda azulada sobre el cuello. Maika tenía puesto su uniforme de HexHell así como unas largas medias blancas que le llegaban hasta las rodillas, y los otros agentes vestían de verde oscuro como si se preparasen para ir a la guerra, aunque ninguno llevaba armas.
—Como hemos estado practicando, necesito que se concentren en ustedes ahora mismo. Eso les dará la imagen que proyectaran en el lugar al que vamos —ordenó Mesh estirando las manos de largos dedos como si quisiera abrazarlos a todos.
—Cumpliremos mi señora —susurró la agente Simona Gutierrez y lanzó una última mirada a Selenna que los observaba con las manos en la espalda. Cerró los ojos mientras sujetaba el hombro de Samuels. Este a su vez el de Checo y Maika el de Mesh tal y como le habian explicado que debía hacerse.
"Viajar al mundo S solo es posible si se muere, claro que ser el guardián tiene sus ventajas. Una puerta de libre acceso, por así decirlo. Para ti también será sencillo porque has estado conectada a este mundo. Sin embargo los humanos que llevemos necesitaran una guia, yo me encargaré de eso y en caso de que sea necesario lo harás tu.
Nuestros cuerpos físicos quedarán al resguardo en HexHell. Por lo demás recuerda que el viaje puede ser un tanto movido y por sobretodas las cosas, confuso". 
Eso le había dicho Mesh mientras Selenna explicaba en qué consistia la misión y daba algún detalle sobre el porque no podían llevar armas o equipamiento de otro tipo. Básicamente las cosas físicas no podían interactuar con aquel plano de la misma forma que con este, podían ser llevadas, pero eran inútiles.
En el mundo de los sueños y la historia de la humanidad, solamente la creatividad humana y la imaginación podían marcar una diferencia. 
Por lo demás la misión consistia en traer algo llamado el "Equipo Zorro" de regreso al plano físico. A Maika no le quedaba muy claro de que se trataba, ni porque estaba en el mundo Subterráneo en primer lugar, pero sin dudas era importante.
—Listos, respiren profundo y... —Mesh estiró las manos en forma de cruz y entonces todo desapareció.
Para los viajeros el mundo se acabó, para los observadores sin embargo seguía estando ahí tan físico y real, e inmediato como siempre. Frágil y amenazado, para el pesar de Selenna Pendragon quien decidió dejar de mirar con preocupación a los cuerpos parados inmóviles en la habitacion y mirar con preocupación a su mano derecha, Michael B. Roughs.
—Ya es hora —dijo este haciendo una floritura con las manos para señalar la puerta. —A los otros líderes no les gusta esperar —agregó.
—Y por eso los haría esperar, sino se tratara de algo de semejante magnitud —contestó Selenna, dándose media vuelta y encendiendo su cigarrillo. Seguida de cerca por Michael, se encaminó a paso rápido por las escaleras sabiendo que los próximos rostros que tendría que ver no serían los de sus confiables subordinados, sino los de aquellos que no tardarian en pedir su cabeza y de ser necesario, se ofrecieron los primeros a tomarla.

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