—Así que —Ashton estiró el brazo detrás de los respaldares de los asientos de cada lado suyo y cruzó las piernas —. Primer entrenamiento profesional del campamento. ¿Qué opinas?
Hizo lo mismo, cruzando ambas piernas, pero teniendo que estirarlas más que las de Ashton debido a su tamaño. Ambos estaban sentados juntos en la vacía arena, casi en el medio de la parte baja del bol. Era tan callado, ahora que todos estaban en casa. Casi quisiera no tener que abandonar este lugar nunca. Estas cortas semanas fueron mejor de que pudo imaginar. Trabajó realmente fuerte; y estaba cansado, sus músculos estaban molestos consigo, pero le encantaba.
—¿Honestamente? Fue increíble —dijo. Se sentía seguro admitiendo estas cosas a Ashton. Como si no tuviera que preocuparse por lo que tuviera que decir por el miedo que a él no le agradara —. Esto es como...
—¿Un sueño hecho realidad?
—¿Eso es patético?
—No. ¿No has pensado que cada chico nuevo se siente así? Yo lo hice.
—Mi mamá te está mandando "paquete de cuidados" —le dijo —. Con galletas caseras y esas cosas.
Ashton lo miró, con una sonrisa mezclada con un pequeño fruncimiento de ceño en sus marcadas facciones.
—¿Por qué?
—Porque le he estado diciendo sobre como más o menos me has adoptado.
Ashton se encogió de hombros. Él tenía una manera de hacer cosas asombrabas y actuar como si no las hubiera hecho. Eso le gustaba de él. Le recordaba a Jack.
—La primera vez que llegue aquí, me encontraba en un peor lugar que tú. Vengo de una pequeña ciudad. Me volví completamente loco por lo grande que era este lugar, y extrañaba mi hogar a cada rato, era un completo desastre. Fue Max quien me tomó bajo su ala. Me ayudó bastante. Era el hecho de tener a alguien, ¿sabes? Alguien quien te vaya a cubrir la espalda cuando te sientas algo solo en un nuevo lugar. El equipo entero lo hizo, la verdad. También lo harán por ti ahora que el campamento acabó. Ya lo veras. Estos chicos se convertirán en tu familia —le gustó el sonido de aquellas palabras —. Pero, quiero decir que —añadió Ashton —, si tu mamá quiere enviarme galletas, no tengo porque quejarme.
—Ella hace galletas realmente buenas.
—Entonces, compartiré algunas contigo.
Soltó una risa.
—Gracias.
* * *
Puede que el primer juego de la temporada haya sido el mejor de su vida. Los ruidos, la multitud, el electrizante zumbido en el aire. Ni siquiera fue un juego importante, pero sintió que lo fue todo. Todo con lo que estuvo soñando por su vida entera. Sabía que su familia lo estaba viendo desde casa. Recibió seis textos de Ben, siete de Jack, y quince de su mamá, todos una hora antes que soltara el palo de hockey. Estaba nervioso, emocionado, pero a la vez preparado para eso. Solo que, nada en estos años lo preparó para el rápido ritmo del juego, cuan imposible era mantener el disco en su palo por más de unos pocos segundos, cuan fuertes los lanzamientos eran cuando venían de tipos grandes el doble de su tamaño. Terminó machacado contra los tableros en el tercer turno, pero no le importó, se sintió como un rito de iniciación; y, justo como Ashton lo prometió, Calum apareció de la nada y fue hacia el rostro de un chico, aunque haya sido una limpia jugada. Esa fue la primera vez que se sintió parte del equipo. Ya no era el mismo chico soñador que admiraba a estos chicos, ahora era uno de ellos.
Escuchó el arañazo de las cuchillas con el crujido de los tableros pasar por sus oídos, y amó cada minuto de eso.
Un mes después de la fiesta, Michael mantuvo su distancia tanto como le fue posible. Y, estuvo bien con eso. De todas formas, no le gustaba pelear, así que si Michael no quería ser su amigo solo evitaría verlo cada vez que fuera necesario. Por el otro lado, estaba logrando conocer a Ashton más cada día, y a los demás también. Carey Prince era tímido y un poco neurótico, pero era un buen tipo. P.K. Subban fue la persona más graciosa que conoció; constantemente paraba haciendo a los demás reír hasta que sus costillas dolieran. Mientras que, la guerra de bromas de Calum y Brenda continuaba, habiendo llegado hasta el extremo en el que Calum llenara el carro de Brendan con aserrín (pero este se negaba a divulgar como lo hizo). De ahí estaba Max, quien tenía una lista interminable de increíbles restaurantes de Montreal, para que luego de los días de prácticas, cuando no tenían que viajar a ningún lugar, un grupo de ellos vayan, coman, beban demasiado, y se rían lo suficientemente alto como para molestar a los demás comensales. Michael nunca iba. A veces se pregunta si alguna vez era invitado.
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Arcadia | muke
FanfictionCrujidos, aire denso. El sonido del áspero rasguño de los patines en el hielo. El confuso e inentendible eco de las voces masculinas, sonando por las bigas y rebotando en los vacíos asientos. El familiar olor a sudado de los uniformes, y el suelo de...