onze

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Despertó lentamente, con su cuerpo volviéndose consiente en cámara lenta, como si se estuviese moviéndose por arena movediza. Por un momento, no reconoció el ambiente por el que se encontraba rodeado. Luego, sintió el brazo cubriendo alrededor de su estómago, para después voltear y encontrar un cabello rojo brillante a unos centímetros de su cara, fue ahí cuando recordó. Sonrió. Michael estaba durmiendo, acurrucado a su lado, con la cabeza descansando en la almohada que compartían. Llevó la nariz hacia sus cabellos y lo inhaló; con el caliente y suave aroma de la soñolienta piel llenando sus pulmones, haciéndolo feliz. Besó su cabeza, mientras deseaba estar echado aquí por siempre, pero no podía. Ya era tarde, y necesitaba volver antes que Ashton despertara, o habrían preguntas que no podría responder si es que Michael no quería que nadie se enterase de ellos por ahora.

Se levantó, con cuidado extrayendo su cuerpo de los brazos de Michael con éxito, sin querer despertarlo. Se bañó lo más silencioso que pudo, esperando que a Michael no le molestara que usara una toalla y deseando que tuviese ropa limpia para cambiarse.

Los ojos de Michael se abrieron cuando volvió a la habitación a despedirse, pero no completamente, más como si se acabase de despertarse.

—Hey —él dijo, con rasposa por recién despertarse.

—Hey —fue hasta su lado y se sentó en la cama, para luego quitar el cabello de la frente de Michael —. Lo siento, no quería que pensaras que me fui sin decir adiós.

—Escuché la ducha —le dijo Michael. Sus ojos se cerraron de nuevo, y algo soñoliento llevó la mejilla hacia su mano.

Le sonrió. De verdad queria volver a la cama. Estaba caliente y cómoda, Michael se veía cálido, soñoliento y muy acogedor, como para que pudiese abrazarlo y pasar el día entero existiendo a su lado.

—¿Te vas?

Asintió, para luego darse cuenta que Michael no pudo haber visto la acción con sus ojos cerrados.

—Tengo que volver antes que Ashton despierte.

—Oh. Cierto —Michael pareció entender; después de todo, fue él quien quiso mantener esto en secreto. Abrió los ojos de nuevo, y los iris verdes lo miraron con el ceño ligeramente fruncido en su frente —. ¿Tú... te arrepientes? ¿De lo que hicimos?

Él sonaba tan inseguro que casi rompió su corazón. Alguien tuvo que haberse arrepentido antes. Lo notó, alto y claro, aunque Michael no lo hubiese dicho.

—No —se agachó y besó la frente de Michael, para dejar descansar sus labios ahí —. Para nada. Lo amé.

—Está bien. Eso es bueno. Yo también —Michael elevó los brazos para envolverlos alrededor de su espalda y hacer que se acercara. Se encontraba con la mitad de su cuerpo encima de él, para presionar un beso en su cuello, haciendo un poco más larga su estadía.

—Tengo que irme —dijo a regañadientes —. Pero, volveré. No te podrás deshacer de mí ahora.

—No quiero deshacerme de ti.

—No podrías, de todas formas —se sentó, y rozó los labios de Michael en un último beso, para después irse antes que no pudiese.

Recibió un texto de Michael en el momento que salía del edificio. Decía, ya te extraño, seguido de pequeños emoticones sonrojados.

Yo también, envió de vuelta.

Abrió la puerta de su apartamento tan despacio como pudo, y caminó en puntitas en la oscuridad una vez dentro. Todo era silencio ahí, por lo que si podía llegar a su habitación estaría fuera de peligro. Podría ponerse un par de pantalones de algodón y pretender que estuvo aquí toda la noche. Sin embargo, nunca tuvo tanta suerte. No había dado ni tres pasos dentro antes que las luces se prendieran y Ashton viniera , haciendo el piso resonar con sus pasos desde su habitación, con los ojos bien abiertos, una mirada perturbada en el rostro y un teléfono en la mano.

Arcadia | mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora