Cuatro meses después.
Estaba nevando. Los gordos y cuidadosos copos caían suavemente, flotando hacia abajo desde el cielo por la falta de viento. Era una noche tranquila y callada, que lo hacían sentir como si fuera navidad, aunque aun faltaran unas cuantas semanas para la festividad. La nieve danzaba por el fresco aire, iluminada por las luces de la calle. Lucían como diamantes, como si la noche estuviese resplandeciente. Era apropiado, debido a la época del año. De todas formas, todo se encontraba destellando en todas partes. No pudo estar en una tienda por un mes sin salir cubierto de escarcha. Y, ya estaba cansado de los villancicos, aunque fuese la primera semana de Diciembre.
Sin embargo, esta noche, se sentía un poco más de esa magia navideña en el aire, de la cursi clase que siempre mostraban las películas. Michael iba a volver a casa a su lado esta año. La hermana de Calum estuvo en Europa por seis meses y no volvería hasta febrero, por lo que ellos iban a pasar sus festividades ahí. Sus padres iban a ir un tour integral en México, y Calum iba a encontrarse con Mali por una semana. Ahora, el padre de Michael se encontraba en la cárcel, de verdad. Por cinco años. Dos por abuso de menores, tres por asalto agravado con un vehículo a motor. Debió ser imputado con intento de asesinato, pero su abogado fue bueno y no podía molestarse con los detalles, siempre y cuando ese hombre terminara detrás de unas rejas. Por lo que Michael no tuvo otra opción que aceptar su invitación de pasar navidad con su familia. Estaba emocionado. Él iba a estar tan malhumorado cuando lo despertara el 25 antes del amanecer. Casi no podía esperar.
Vio por la ventana, olvidándose del tiempo por un momento o dos, mientras observaba el silencioso ballet de los copos cayendo del oscuro cielo azulado. Luego, movimiento captó su atención, una figura caminando por la nieve en la acera de abajo, envuelta en sombras, pero de todas formas podía darse cuenta de quien era. Estuvo esperándolo. Fue por el timbre, preparado para presionar el botón y dejar a Ashton entrar a penas tocara.
Tenía un plan.
Un mes atrás estuvo en el apartamento de Michael (donde ahora se encontraba de nuevo) y tenía frío. Las ventanas de Michael necesitaban ser reselladas, pero el propietario todavía no lo había hecho. En la casa corría aire con el frígido frío del invierno canadiense. Michael se encontraba en la ducha. Consideró brevemente unírsele como una solución para su problema de temperatura; donde ciertamente sería cálido. Pero, cambió de opinión. Poner su desnudo cuerpo próximamente cerca al de Michael los hubiera llevado inevitablemente a actividades adultas para las que no tenían tiempo esa noche. Tenían tickets para ver una grunge banda local en un bar en donde no podía creer que nunca alguien había sido asesinado antes. Así que, en cambio, fue a rebuscar en el closet de Michael por su sudadera favorita (la negra y amarilla de blink-182). Era bastante grande, suave y cómoda, que usarla se sentía como obtener un abrazo por un oso de peluche gigante de tamaño real. También olía a Michael. Casi siempre la robaba.
No encontró el suéter. En cambio, encontró una pila de viejas cajas, tal vez seis de ellas, selladas con cinta de embalaje amarilla plateada y cubierta en polvo como si hubieran estado abandonadas por los dos años que Michael estuvo viviendo ahí. Para eso la ducha se había cerrado, por lo que cerró la puerta del closet y en cambio tomó la arruga franela verdad del piso para ponerla sobre sus brazos con piel de gallina, y dejar la habitación.
Una semana después volvió, porque no pudo quitar las cajas de su cabeza. Nunca fue bueno en dejar ir las cosas. Necesitaba saber que había en ellas. Preguntarle a Michel sobre estas hubiera sido una táctica inteligente, pero nunca lo fue de esa manera. Era de la clase de persona que disparaban primero y hacían preguntas después. Era el atleta en su interior. El hockey se movía bastante rápido. Si se tomaba esa fricción de segundo en dudar en sí mismo, el movimiento ya había sido hecho. Esperó a que Michael estuviera en la ducha de nuevo, esperando a escuchar por el golpeteo de las tuberías y el sonido del agua en cascada llenara el aire, antes de escabullirse de vuelta a la habitación. Sacó la vieja cinta con cuidado de la parte superior de la caja, para evitar que se rompiera y así pudiera ponerla de vuelta cuando hubiese acabado. No quería que Michael supiera que estuvo aquí. Él le hubiera contado sobre esas cajas si hubiera querido que lo supiera, y esas era exactamente la razón por la que necesitaba saberlo de todas formas. Cuando Michael guardaba secretos era porque pensaba que la información que retenía era algo que harían a alguien más sentir pena por él. Fue por eso que nunca le contó cuando mal la pasaba con su padre cuando era más joven. No quería que sintiera pena por él.
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Arcadia | muke
FanfictionCrujidos, aire denso. El sonido del áspero rasguño de los patines en el hielo. El confuso e inentendible eco de las voces masculinas, sonando por las bigas y rebotando en los vacíos asientos. El familiar olor a sudado de los uniformes, y el suelo de...