quatorze

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No se quedó con Michael la noche siguiente, y cuando todos llegaron al aeropuerto la mañana consecutiva, por un vuelo de 8:30 a Denver, el estado de ánimo de Michael era malo y tormentoso. No pudo preguntar la razón porque estuvieron rodeados por sus compañeros, quienes no sabían su secreto, pero creía saber el porqué. Debieron hablar de eso tiempo atrás. Se dio cuenta que solo lo habían hecho una vez, incluso antes que estuvieran juntos. Fue tan estúpido, estuvo viviendo en esta falsa pequeña feliz burbuja con Michael, donde nada importaba aparte de ellos. Debió preguntar en todo este tiempo. Si Michael vio a su padre de nuevo, si habló con él, o si volvió a enfrentarlo físicamente como lo hizo la última vez. Como solía hacerlo. Nunca le vio heridas en el cuerpo, otras que las eran causadas por los toscos juegos, por lo que creía que sabría si es que él estaba siendo lastimado. El problema era que las heridas emocionales no se veían.

—Por favor habla conmigo —dijo suavemente, una vez estuvieron a treinta pies fuera del suelo. Michael miró con cautela al extraño sentado a su otro lado y negó con la cabeza.

—Es nada.

—Sé que no lo es.

—No ahora, ¿está bien? —Michael no sonaba específicamente molesto consigo, pero estaba tenso y de mal humor, por lo que recostó su cabeza contra el asiento y cerró los ojos.

Michael no iba hablar después, ya lo sabía. A él no le gustaba molestar a otras personas con sus problemas.

Tres o cuatro veces durante el juego, terminó sentando al lado de Calum en la banca, y la urgencia de contarle sobre todo esto era abrumadora, quemaba debajo de su pecho como ácido. Calum no aguantaba estos comportamientos de Michael, por lo que si le contara lo que sospechaba que estaba pasando, él lo arrastraría a los baños en el segundo que el último pitido sonara para hacerlo decir todo y así no tuvieran que lidiar con eso. Tal vez, eso era lo que Michael necesitaba. Pero, al final, no dijo ni una palabra, porque Michael le tenía confianza. No podía traicionar eso. No cuando él tenía pocas personas de su lado. Sin embargo, tomó nota de prestar atención de cerca en los lugares que era golpeado durante el juego, así podría ser capaz de saber si las marcas en su piel eran de algo más que un disco errante.

*           *           *

Se encontraba en su cama con audífonos en los odios cuando creyó escuchar un golpe en su puerta. Se los quitó para asegurarse, porque podía ser que se lo haya imaginado.

—¿Si? —dijo tentativamente.

—¿Puedo pasar? —la voz de Ashton preguntó. Sonaba triste.

Frunció ligeramente el ceño.

—Sí.

Ashton abrió la puerta y entro, con lágrimas en el rostro.

No tardó en tomar asiento, con el corazón latiendo rápidamente al instante.

—Mierda, ¿qué pasó?

Ashton tomó asiento al borde su cama y miró a sus manos.

—Mi, um. Mi hermana.

—¿Ella está bien?

—No, la verdad. Está pasando por un montón de cosas. Mi mamá no está realmente segura. Ella piensa que está siendo molestada en la escuela. Dejó de comer.

—Mierda —no sabía que decir —. Eso es horrible.

—Mi mamá quiere que vaya a casa. Solo por un día o dos.

—Ve —dijo inmediatamente —. Si ellas te necesitan.

—No puedo preguntarle a Therrien por tiempo libre por algo como esto.

Arcadia | mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora