Duró como una semana antes tocara fondo.
No fue capaz de parar de pensar en todo, lo que Jack dijo, la manera en la que sonrisa de Michael lo hacía sentir especial, y el recuerdo del beso en la ducha; caliente, lleno de furia y apasionado. Lo perseguía en sus sueños, haciéndolo despertar sudoroso, con una erección y frustrado. Alguna noches, se masturbaba pensando si la pálida piel de Michael era tan suave como parecía, cómo a él le gustaría ser tocado y cómo es que sonaría si es que estuvieran juntos en ese momento. Estuvo tan ocupado con el hockey la mayor parte de su vida, que nunca tuvo tiempo para tener citas y novias como los otros adolescentes lo hacían, por lo que está relativamente acostumbrado a ser un experto en esto, en hacerse sentir bien. Pero, su propia mano derecha nunca se sintió tan poco satisfactoria, cuando en lo único que podía pensar era en como las manos de Michael se sentirían, sus labios, su boca alrededor suyo; esos bonitos labios extendidos alrededor de su duro miembro. El simple pensamiento era suficiente para tenerlo corriéndose sobre sus dedos más de una vez.
Lo asustaba, el pensamiento de tener que decírselo a sus padres, al equipo, y al resto del mundo. No quería terminar como Michael lo hizo; con cámaras en su rostro y personas metiéndose en sus asuntos a donde sea que vaya, reporteros haciendo sarcásticos e hirientes comentarios como si fuera su derecho insultarlo en la cara porque era algo parecido a una celebridad. Solo porque era diferente. El pensamiento del equipo enterándose de eso lo hacía retorcerse de vergüenza, haciéndolo sentirse hipócrita y un cobarde después de haber tratado todo este tiempo de convencerlo que al equipo no le importaba con quien se acostara.
Para colmo, tenía que preocuparse si es que Michael también gustaba de sí. Él nunca dijo que lo hacía, pero lo ha vio verlo algunas veces. Verlo con esta suave y afectuosa expresión en el rostro, y creía que era la misma expresión que mostraba cuando lo miraba de vuelta. Pensaba (esperaba) que tal vez eso pueda significar algo.
En la practica del lunes, se encontraban tirando tiros de práctica. Siempre fue alguien quien anotaba los goles, así que la mayoría de las prácticas como estas eran su zona de confort. Le gustaba perfeccionar sus técnicas, y a al hermano menor dentro suyo le gustaba la atención que recibía de los otros chicos por sus habilidades. Pudo arrasar con la mayoría de tiros. Sin embargo, los de gran angular, desde la línea de formación en el hielo hasta la esquina superior de net, nunca fue nada bueno. Jamás logró anotar desde esa posición. Practicó eso en otras ligas, y siempre lo frustró, porque incluso sin la presión y desesperación de un juego, apenas podía lograr meter un tiro.
Michael era lo contrario. Era molestamente bueno tirando desde una posición lejana, y si no le gustara tanto estaría celoso. Bueno, de todas formas estaba un poco celoso. Pero, de una manera amigable.
—Quedémonos por un rato —le dijo Michael, después de que el entrenador dijera que la practico acabó, y todos comenzaran a lentamente irse del hielo —. Si quieres. Podemos trabajar en ello. Te ayudaré.
Llegó a aceptar la oferta, en parte porque quería mejorar, y también por querer pasar tiempo a solas con Michael.
—¿Vienes? —le preguntó Ashton, mientras patinaba para luego verlo por sobre su hombro. Su cabello siempre se hacia rizos largos cuando estaba sudado como ahora.
—Michael y yo nos quedaremos por un rato —le dijo.
—Está bi-en —respondió Ashton, con un tono de voz cantado y una sonrisa en el rostro, haciéndolo sentir un cosquilleo por dentro porque no era la primera vez que parecía como si tal vez él se hubiese dado cuenta de algo.
—Mantén los dos ojos abiertos —le dijo Michael, una vez estuvieron a solas. Estaba parado en medio del arco, bloqueando su vista como en una partida de verdad —. Y, mira al objetivo siempre que dispares desde cualquier posición . No te preocupes por el disco. Tu palo de hockey sabrá donde esta.
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Arcadia | muke
FanfictionCrujidos, aire denso. El sonido del áspero rasguño de los patines en el hielo. El confuso e inentendible eco de las voces masculinas, sonando por las bigas y rebotando en los vacíos asientos. El familiar olor a sudado de los uniformes, y el suelo de...