Ira

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Ira.

7 de abril.

Narrador omnisciente:

Las pequeñas reuniones no eran algo sorprendente en el instituto.
Todos los años habían incontables de ellas, todas y cada una en distintas casas, de por supuesto, los estudiantes más permisivos por sus padres.

Por los pasillos ya corren la voz de que Millie Brown invita a cada uno de ellos a una fiesta el sábado. Aprovechando la falta de sus padres.

─¿En serio dijo eso?. ─Preguntó la castaña con una mueca.

─Si. ─Afirmó Sadie. ─Realmente no sé de qué demonios hayan hablado, ¡No estuvieron ni dos días juntos! Noah no confía rápido en las personas, probablemente le haya dicho boberías.

─¿Por qué me cuentas esto?.

─Porque debemos hacer algo, duh.

─Sadie Sink, ¿Estás celosa?. ─Pregunta ella con una sonrisita.

─¡Por supuesto que no! Te lo digo sólo para que hables con Finn, digo, es tu mejor amigo, pregunta de que hablaron.

─Dios, Sads, lo que menos quiero saber es eso. ─Admite, sin embargo, es totalmente ignorada.

─Ahí viene. ─Señaló con la cabeza la pelirroja. Viendo llegar a su víctima. Sin darse cuenta sonrió al ver que ella trataba de darse vuelta.

Cómo si fuera un león cazando a su presa, caminó a paso rápido y se puso delante de la rubia.
Su rostro demostraba poder, el ego dominaba en ella y era algo que todos sabían.

Sadie Sink era el rostro bonito amenzante que recorría los pasillos de la escuela.

─¡Ju-hu!.─Llamó en tono burlón, Beck rodó los ojos y se cruzó de brazos.

─¿Qué?. ─Preguntó harta.

─Oh, nada. Sólo quería preguntarte ¿Qué se siente haber sido botada en dos días?.  ─El veneno en su voz es claro.
Aún así, la rubia no le toma atención.

─¿A qué te refieres?.

─Sabes a lo que me refiero.

─¿Hablas de los chicos qué se hartaron de ustedes?, oh, ya lo recuerdo. ─Contraatacó.

─¿Te sientes así por qué te hablaron una vez? Dios me libre.

─No tengo tiempo para tus estupideces.

─Todos tienen tiempo para mí, cariño.

─¿Ah sí? Creo que eres tú la que tiene tiempo para todos. ─Reprende.

─¿Puedes dejar de pensar qué porqué Finn ta ha hablado significa qué tienes oportunidad?. ─Masculla Millie.

─¿Estás segura que no te gusta? Parece molestarte mucho que me haya hablado.

─Ni siquiera me importa. Si cruzó la mínima palabra contigo fué porque sabe que tienes tan poca dignidad que podrías dejar de lado el hecho de que te ha humillado. ─Escupe.

─¿Crees que sólo yo he sido humillada?. ─Lanza una carcajada. ─Incluso el gran Finn Wolfhard ha estado cómo idiota la semana pasada.

─Estás diciendo idioteces.

─¿Acaso no te lo dijo? ¿No te habló de su pequeña pelea con Maddison Ziegler? Vaya, pensé que eran más unidos.

─¿De qué demonios hablas?.

─Oh por Dios. ─Habló la rubia, fingiendo sorpresa. ─No te lo ha dicho. ─Continuó. ─Y a mi sí.

Eso fue suficiente para que Millie perdiera el control de sus acciones.

Cegada por la frustración, tomó a la chica que tenía enfrente del brazo y con la otra mano le lanzó una cachetada.

─Ten cuidado en qué te metes. ─Advirtió molesta.

─Millie, vámonos. ─Pidió Sadie una vez que entendió que esto ya se había salido de control.

─Si, Millie, váyanse. ─Repitió Beck.

─A cómo no te calles voy a...─

─¿A qué? ─Interrumpió la rubia. ─¿Matarme? ¿Así como lo hicieron con Ryan?.

¿Pero qué carajos?.

─No sé de qué estás hablando. ─Se excusó, soltandola y alejándose.

─¿Quieres qué te lo recuerde, querida?.

─Cállate. ─Se metió la pelirroja, hablando entre dientes.

─¿Quieren que les recuerde cómo por culpa suya murió alguien inocente?. ─Volvió a preguntar.

De pronto, y cómo si del destino se tratara, un pelinegro caminaba por ahí, hasta que se topó con ellas.

Ellas y Tina juntas nunca podrían significar nada bueno.

─¿Qué está pasando?. ─Preguntó, posicionándose al lado de sus amigas.

─¿Qué pasó con Maddie?. ─Soltó la castaña, molesta.

─Oh, está hablando con Lilia, creo. ─Contestó sencillo.

─Sabes que no me refiero a eso.

Automáticamente él decide mirar a la rubia, ¿De verdad se lo había dicho ella?.

─Sí Finn, cuéntale.

─Cállate. ─Habló la pelirroja.

─No puedo creer que no se lo hayas dicho. ─Continuó.

─Escúchame bien, Tina. No tientes tu suerte, hablo en serio. ─Advirtió él. ─Millie vámonos.

─Oh no, por supuesto que no, no me voy a ir contigo a ninguna parte. ─Masculló, dándose vuelta para mirarlo.

─No te lo dije porque no tiene importancia. ─Confesó, aún sabiendo que no era del todo cierto.

Millie era la reina del drama.

No dejaría pasar eso tan fácilmente.

─Sí, Millie. Pero sí me lo ha dicho a mi. ─Espetó la rubia, junto con una sonrisa.

─¿Es qué acaso no sabes cuándo demonios cerrar la boca?. ─Dijo Sadie, en tono brusco.

─Estoy diciendo la verdad.

Él rodó los ojos y pasó uno de sus brazos por los hombros de su amiga castaña.

─Prometo explicarte todo si nos vamos ahora. ─Murmuró en su oído. Ocasionando que un leve espasmo recorra por la espalda de la más bajita.

─Yo me voy. ─Avisó la rubia, dándose vuelta.

─Hazme el favor. ─Respondió Sadie, llevándose una mano a la frente.

Millie se giró, encarando a su amigo. Su rostro avisaba que estaba enfadada y él lo sabía, sabía que debió habérselo dicho, pero es que sonaba tan vergonzoso.

─¿No te parece qué se supone que debería ser yo quién sepa todo lo qué sucede contigo?. ─Escupió, sacándose el brazo del pelinegro de encima.

Esta será una larga mañana, llena de chismes y maltrato para mí, pensó Finn.

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Aloh, JAJSJDJFJAJDJSJC

No sé que me pasa pero estoy publicando capítulos muy seguido, creo que quiero que sufran pronto, no lo sé ahre.

Yo creo que ya todos vemos venir la gran puteada que va a darle Mills a Maddie, prepárense ah.

¡Nos leemos pronto!

ÉLITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora