Confusión

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─¡Millie, por Dios, para!. ─Exclamó el menor de los Wolfhard, siguiendo a su amiga a paso rápido.

─¡No pienso dejar que esto se quede así!. ─Respondió ella sin mirarlo.

¿En serio Ziegler pensaba que podría salir ilesa después de meterse con su mejor amigo?.

No pasa nada, Mills. Estoy bien. ─Trata de detenerla, hablando más tranquilo.

Si había algo para lo que Maddie no estaba lista es para ver molesta a su amiga castaña, molesta de verdad. Él lo sabía, sabía que si no la detenía se metería en problemas sin importarle absolutamente nada. Sabía lo molesta que estaba, él también estaría caminando para encontrar al chico que le hizo daño si así fuera.

─Debí decirle a Caleb que rompiera sus otras ventanas. ─Murmuró ella caminando a paso firme. Ocasionando que una risita sonora escape de los labios de su amigo. ─¿Qué fué exactamente lo que te dijo?. ─Preguntó deteniéndose y girando hacia él.

─Ya te lo dije.

─Pero sé más explicito, me dijiste "Tuvimos una pelea", y eso, mi amigo, no me deja en claro nada.

De pronto, los pequeños recuerdos que tenía de ese día se arremolinaron en su mente.

¡Solo eres un chico tan rechazado por su familia que se ha aferrado a su amiga creyéndose su dueño! ¡Eso eres, Finn Wolfhard!》

No podía decirle eso a Millie. No si quería a Maddie viva.

─Tierra llamando a Finnie. ─Dice ella agitando su palma frente al rostro de su amigo.

Al pelinegro le toma unos segundos volver a la realidad pero lo hace.

─¿Y si mejor vamos a comer algo?. ─Habla el por fin, haciendo un puchero.

─Quita esa cara de idiota, voy a hablar con Maddie. ─Reprende y vuelve caminar, alzando levemente la cabeza para buscar a su objetivo.

─Oh vamos, ¡Esto es absurdo! No soy tu hijo.

─Claro que eres mi hijo. ─Inquiere ella tomándolo de la mejillas para molestarlo.

─Millie, esto es vergonzoso. ─Admite apenado y coloca sus manos sobre las de ella para sacarlas, pero estas no ceden. ─Millie...

─Bebito, bebito, bebito. ─Canturrea ella y mueve sus manos ocasionando que el rostro de él también se balancee de lado a lado. ─Bebito, bebito─

De pronto siente cómo todas las miradas se posan en él y no puede sentirse más avergonzado al respecto. Su forma de llamar la atención no era haciendo el ridículo, pero quizás por ella trate de hacer una pequeña excepción.

Ni siquiera sabe lo que está haciendo cuando sus manos bajan de su propio rostro y pasa uno de sus brazos por las caderas de la chica, tampoco sabe con exactitud porqué la acerca tanto y menos el porqué lo disfruta de esta manera.

Siente su respiración errónea y ella detiene sus pequeñas manos en su rostro, dejando de moverlo de un lado a otro. Nota como traga duro y lo mira directamente a los ojos, haciéndolo sentir mucho más nervioso de lo que alguna vez se había sentido en toda su vida.

Millie es plenamente consiente de la presión que ejerce su cuerpo contra el de ella, sin embargo, algo no la permite apartarse y poner distancia. El aroma que desprende el cuerpo de su amigo la idiotiza por un momento, no es fuerte. Está cien por ciento segura de que no es ningún perfume varonil, pero se siente bien. Agradable.

Por un pequeño momento la idea de él besandola llena su mente y se siente estúpida por no poder sacar esa opción.

─¡Por la madre de la papa!. ─Logran oír de alguna parte y el hechizo se rompe para dejar ver a Noah frente a ellos.

Finn se dedica a soltarla y ella se separa lo más rápido que puede, rascándose la nuca, demasiado avergonzada como para mirar a su amigo castaño que se ve bastante incómodo por la situación en la que los topó.

─Por la santa mierda, ¿Interrumpí algo?. ─Preguntó Noah bastante sonrojado.

─No. ─Contestó Millie, seguida de una risa para aliviar la tensión. ─¿Qué hacias?.

─Oh, iba a preguntarle a Finn si me acompañaba a la cafetería, Madds está destrozada con su ruptura, quiere un helado.

De pronto los ojos del pelinegro se abren y la castaña enciende la lucecita de su cerebro.

─¿Dónde está ella?.

─¿Quién?. ─Dice el castaño sin entender muy bien a qué se refiere.

─Maddie, tonto. ─Responde obvia y rueda los ojos al cielo.

─Está en...Espera, ¿Por qué buscas a Maddie ahora cuándo ni siquiera quisiste hablarle cuando rompió con Caleb?.

─Nosotros ya nos vamos. ─Se apresura a decir el rizado y posa su brazo sobre los hombros de su amiga, tratando de darse vuelta junto a ella.

─Por supuesto que no. ─Niega ella. ─Quiero saber dónde está Maddie.

Él más bajito duda un momento, mirando a sus dos amigos. Debatiéndose entre si acceder a la mirada amenazante de Millie o el intento de mirada aterradora de Finn.

Finn no da miedo, es como una ovejita. Pensó.

─Dijo que iría al campus, a hablar con Lilia o algo así. ─Soltó. ─No ha hablado con Gaten desde que rompieron hace dos días, tiene tanta suerte de tener esa fuerza de voluntad. ─Admite junto con una sonrisa cansada.

─Te veo luego, Noah. ─Se apresura a decir ella y emprende su camino al campus.

Finn trata de seguirla pero se detiene un momento frente a su amigo traidor.

─¡No debías decirle!. ─Chilla.

─¡Millie asusta, Finnlard! ¡Perdón por adorar esta vida mía!. ─Se excusa y se pone en camino a la cafetería, dejándolo solo.

Si tuviera tiempo se pondría a pensar en qué demonios sucedió antes de que Noah llegara.

Pero no lo tiene.

Así que sin perder más segundos, decide seguir a su amiga castaña, tratando de alcanzarla una vez más.

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Se siente raro escribir un capítulo cómo este JAJAJ mayormente me gusta complicar las cosas.

Cadena de lxs que quieren matar a Noah x1.

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