Regreso

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La posición en la que se encontraba era verdaderamente incómoda, pero su cansancio y ganas de seguir durmiendo eran mucho mayores, lo que implicaba que no le importaba seguir durmiendo mientras está sentado en las escaleras con la cabeza recostada sobre un escalón y sus brazos colgando al abismo. Dormir era más importante que su bienestar físico.

—Dios mío, parece que se quedaron despiertos toda la noche.—Decia Mujika, viendo como Violet paso se de estar en la mesa al piso y el pobre del azabache parecía fastidiado por el ruido que ella causaba al hablar.—Oliver podrías...—Señala a Ray con la mirada, pues tenía miedo de que fuese a caer.

—Yo me encargo—Dijo el albino.

Mujika miraba curiosa el cuadró, como este ya estaba cubierto con una manta, quería verlo pero por alguna fuerza de la naturaleza, Violet despertó en ese momento.

—No, nadie vera el cuadro hasta  la tarde.—Dijo con una manta cubriendo su cabeza, señalando a la de cabellos rosas.

—Entendido.

—Hey, Ray—Le llama Oliver en bajo, pues la verdad se le hacía muy lindo verlo dormir, se veía más tranquilo y más adorable.—Ray—le mueve un poco, pero al ver que no había repuesta apretó ligeramente las mejillas del chico.—Vamos, arriba. Hoy es el día.

Con ligera molestia abre los ojos poco a poco, restregandolos y después bostezar. Se incorpora, pero al hacerlo le duele el cuerpo a no más poder, terrible opción dormir en las escaleras.

—¿Qué hora es?—Preunta con voz adormilada, mirando a su alrededor un poquito molesto.

—Las nueve, tarde.

—Ire a casa, el evento empieza a la una y tengo que apoyar al club de arte. El cuadro y la fiesta son a las seis así que, aún tengo tiempo para descansar.—Se estira, pues tiene que tener energía para el resto del día.

—Vamos, te llevaré a casa.—Baja de las escalera, extendiendo una mano para que Ray la tomé y le ayude a bajar. Acepta el acto, bajando de las escaleras sin soltar la mano del chico. 

—Profesora, nosotros nos retiramos—anunacia el azabache, caminando a la salida junto a Oliver.

—Esta bien, los veré en la tarde.

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—Necesito que los adornos estén ya puestos en el auditorio y en el camino de piedra, para no tener que andar a las carreras a último momento.

—¡Emma! ¡Hay problemas! El chef renunció.—Decia Susan, algo agotada ya que había llegado corriendo con celular en mano.

—¿Qué? ¿Y mi pastel de quince pisos que encargue? No, que me disculpé haber pásame el celular.—De inmediato le arrebato el celular a la azabache, esto no se iba a quedar así—¿Cómo que ya no va a hacer mi pastel de quince pisos?... No, no me importa que su esposa lo haya dejado yo quiero mi pastel... ¿Hola?... Agh, me colgo, haré que le quiten una estrella. Susan, llama a mi casa y dile a Sonia que me llegue aquí con todo su equipo y junto con el club de cocina hagan pequeños postres individuales, no importa si es helado con frutos carísimos pero que preparen algo .

—¡Entendido!

—¿Cómo va la pequeña Emma?—La pelirroja mira a quien la llama, es nada más ni nada menos que Violet, quien ahora está vistiendo el uniforme del instituto y una boina.

—¡Vi!—Emma corre con la aludida, llegando con ella y abrazarla—Sacame de aquí no lo soporto.

—Vamos, estoy aquí para ayudarte y también para informar que el plan salió bien.

Insolente pero no tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora