Tiempo juntos

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Ahora sí lo pensaba bien había hecho una completa tontería, pero ¡Hey! La determinación de esa niña era digna de admirar y en sus palabras no había juego alguno, literalmente le estaba declarando la guerra y su Omega le decía a lloriqueos que no permitiera que le quitarán a su Alpha por nada del mundo, y si hacía falta que incendiara a este mismo para evitarlo.

Su parte más humana le decía que no había porque preocuparse, puesto que Sherry aún era una niña y que quizás no sabía lo que decía, Ray estaba (casi) marcado por Norman y sus lazos no era como los de cualquier destinado normal, puesto que ahora no puede estar tan lejos de Norman o literalmente lo dañaría emocionalmente, incluso lo podría llevar a la muerte, lo mismo en viceversa.

Dos semanas era el tiempo que había pasado desde la llegada de Sherry.

Y ya no lo soportaba más.

Esa niña era muy astuta, siempre se las arreglaba para quedar siempre en medio de Norman y él o para interrumpir el más mínimo contacto que fuesen a tener. Días atrás había ido a casa de Norman por un trabajo del consejo y ella siempre se las arreglaba para quedar en los brazos del albino, le besaba las mejillas, lo abrazaba y Ray (según sus palabras) quedaba como estúpido sin hacer nada para evitar eso mientras que su Omega chillaba para que quitarán a la "intrusa" de encima de su Alpha. Siempre era lo mismo. Y cuando Norman era el que lo iba a visitar, Sherry ahí estaba pegada como chicle al cabello.

No lo malinterpreten, esa niña era linda y muy cariñosa, pero parecía que estaba más que decidida en hacer que Ray se alejara de Norman.

Y es lo que le irritaba.

—Ray, estás liberando feromonas.—Le dice Anna a su lado, algo incómoda ya que estás eran feromonas que demostraban molestia, mucha molestia.

—Dios, yo soy beta y hasta las puedo sentir.—Dijo Gillian, alejándose un poco porque sentía que se quedaría sin aire en cualquier momento.

—¿Quien rayos está liberando tantas fero-? Oh.— Se detiene Emma a mitad de camino, observando al azabache que no quitaba su vista de ciertas personas.

—Estos celos me hacen daño me enloquecen—Canta Violet, haciendo su aparición abrazando a Emma por detrás.

—No es gracioso.—Dice Ray molesto, volviendo a meter la cuchara a su cajita de fresas con crema. Estaba tan molesto que tuvo que comer dulces para evitar armar una escena por culpa de su Omega que parecía no poder quedarse quieto en ningún momento.

Su molestia aumentó cuando vio a Sherry ser consentida por Norman al comprarle un helado.

—A mi nunca me compra helados.

—No, porque no comes dulces a menos de que tengas ansiedad... como ahora—Le recordó Gillian.

—Es cierto—Ahora se sentía un completó idiota—... ¿Pero sabes que es lo que más me enoja?

—¡Ray!— Regañaron todas.

—Ok, ya—Se rindió, tirando la caja vacía a un cesto de basura.—Me iré a casa, mi padre llega hoy y mamá pidió estar ahí. Nos vemos.

Se despide de todas sus amigas, mira de reojo a Norman y Sherry, pero al ver que el albino ni si quiera volteaba, le resto importancia y fue a su casa.

Hubiera sido un viaje tranquilos de no ser porque desde ya hacía unas cuadras que un auto lo estaba siguiendo, así que para evitar asustarse más tomo un autobús que lo dejaría cerca de su hogar y después entraría corriendo a su casa.

Y tal como lo había planeado, así ocurrió. En cuanto bajo corrió la cuadra que le faltaba para llegar y se metió a su casa con la respiración entrecortada.

Insolente pero no tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora