¡¿Todos me quieren devorar?!

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—No. No, definitivamente no.— Arranco la hoja de la libreta, arrojandola al basurero que estaba llendo de hojas mal usadas, alguna hasta ya estaban en el suelo.

Llevaba tres horas y no se le venía ni la más mínima idea que podría pintar, tal vez se hubiera puesto a pensar mejor las cosas antes de aceptar el trato con Norman. Ya habian pasado tres días y no tenía nada, por fortuna ninguno de los hermanos Ratri le ha ido a preguntar como estás avanzado mucho menos lo estaban presionando.  q
Queda por demás decir que Norman no ha ido a la escuela desde entonces y Oliver parece estar muy ocupado con Emma por la ausencia del presidente, Anna y Gillian estaban próximas a exámenes por lo cual no había podido hablar con ellas, él no iba a aplicar ya que hacía no mucho que ingreso y antes de entrar se le hizo una examen para medir conocimientos y había obtenido calificaciones perfectas, por lo tanto estaba más que exento. Estaba ligeramente preocupado por la ausencia del albino peor no tenía tiempo para pensar en esas cosas (más si esas cosas tienen que ver con Norman), la fecha para entrega de la pintura estaba a menos de dos semanas y tenía que pensar en algo ya.

Tocaron la puerta tres veces, no le puso mucha importancia solo dijo un "adelante" pensando que era Emma o en todo caso Oliver, pues le iban a dejar algo de comer de vez en cuando.

—¿Así que tú eres Ray?—Esa voz completamente desconocida le hizo dejar su lápiz a un lado y mirar hacia atras desde su lugar, encontrandose a un moreno de cabellos azabaches y ojos azules que los observaba desde la entrada.

—¿Eres...?—Lo miro extrañado, jamás había visto a ese tipo en toda su vida.

—¡No me conoces!

—Hmm... No ¿Eres alguien famoso o algo así?—Dejo de prestarle atención y volvió a centrar su vista en el papel.

—Famoso, sí, o al menos por parte de mi padre.—Explico, viendo como el azabache ni se dignaba a voltear a verlo.—¿De verdad no me conoces?

Suspiro, arrancando la hoja otra vez y arrojarla al basurero, dejando su lápiz y mirar al moreno que seguía ahí.

—Ya te dije que no, no tengo ni la más mínima idea de quién seas.—Se estaba irritando.

—¿Toda la escuela habla de mi llegada y tú no sabes quién soy? ¿En qué mundo vives chico?

—En uno donde la gente no interrumpe a otra mientras piensa en que hacer con su trabajo.

—Puff, aburrido.

—Si solo vas a estar aquí para molestar te voy a pedir de favor que te retires. En todo casa tendré que llamar a Norman.—Por una parte mentía, pues ni si quiera tenía el número de Norman, no le aparecía tenerlo pero para esta clase de situación si que lo iba a necesitar.

—¡No! ¡No lo llames! Si se entera que estoy aquí me matará.—Explica el moreno mostrando ligero terror. Se rasca la nuca, soltando un suspiro y tomar una postura más tranquila.— Mi nombre es Don Sid, heredero de la compañía de exportación Sid. Es un gusto conocerte, Ray.—Sonrie en un Intento de aligerar el ambiente.

Ray se pone a pensar, claro que ese apellido le suena a la perfección. Ahora que bien recordaba, esa misma compañía era la que se encargaba de exportar medicamentos al extranjero por encargo de Leslie, y valla que si eran gente adinerada, pues su excelente servicio era de calidad y sus encargos siempre llegaban en buena condiciones al extranjero. Pero eso no era lo que hacía relsatar tanto a la familia Sid, pues el heredero de esta familia había contraído matrimonio muy joven, para ser exactos a los 16 años, con quién se supone era su destinada, una Omega muy linda y sobre todo muy responsable, casi convirtiendose en la mujer modelo de la mayoría de todas la jóvenes, pues ella era común como cualquier otra persona, pero que tenía sueños hermosos que no dudaria en cumplir y alcanzar sus metas, hasta que conoció al heredero Sid, quien ahora es su esposo (y según por lo último que escucho) está a meses de dar a luz a los cachorros de su alpha, convirtiendose en una de las primera omegas jóvenes en quedar embarazada, pero con un futuro brillantemente asegurado, ya que también el mismo Sid la esta apoyando en todo, muy a lo contrario a lo que eran el resto de los Alphas que preferían tener a sus omegas en casa, el quería que ella cumpliera sus metas a toda costa.

Insolente pero no tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora