Capitulo 14

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Natacha/Geraldine

Estaba en la tienda probándome vestidos, Cristian decidió acompañarme, estamos a un dia de la fiesta, esa en la que su madre a preparado, el insistió en acompañarme y maldita sea puede ser muy insistente hasta hacerme doler la cabeza. Cristian estaba mirando otras cosas mientras me esperaba me decidí por un vestido Blanco largo con espalda descubierta y unas mangas cortas que caen de mis hombros. Como siempre Dimitri siendo nuestra sombra junto con los muchachos Bots. Cristian todavía no logro encontrar la información que necesitamos asi que estaba con los nervios al borde, porque esa extraña sensación aumentaba cada dia y sentía que debía apurarme en lo que sea que pasara, quise comentarle a Cristian sobre lo que estoy sintiendo pero se me hace que él ya está haciendo demasiado como para agregar más problemas a su plato en fin es solo una sensación… o al menos es lo que quiero Creer

— ¿Ya estas mujer? Me estoy volviendo Viejo aquí— puse los ojos en blanco

—Discúlpame pero vos insististe en venir asi que no jodas— lo escucho reir, Zángano. Las cortinas del probador se abren y un muy sexy Cristian entra conmigo en el momento justo en el que estoy en ropa interior

— ¿Qué pasa? — pregunto mientras intento calmar mi corazón desbordado, el me mira de arriba abajo deleitándose con mi cuerpo y mi garganta se seca como si hubiera estado sin beber agua en mil años

—Te dije estaba volviéndome viejo ahí fuera— me giro para darle la espalda y ponerme mis Jeans pero él me detiene en el lugar, me acaricia el culo y yo me estremezco cerrando los ojos por su caricia la que en este momento me hizo dar cuenta lo mucho que lo deseaba, nuestros ojos se encuentran en el espejo nuestros reflejos nos saludan, él está vestido informal con una jeans y camiseta ajustada a su cuerpo divino y yo en bragas y corpiño, mis pezones tornándose duros, contra la tela de encaje, bajo su mirada de deseo que me está transmitiendo. Cristian se acerca más a mi juntando su pecho contra mi espalda y besando mi cuello, mis ojos se cierran disfrutando de su toque, él pone una mano en mi estómago y me va acariciando lentamente en una dulce tortura, inclino me cabeza para darle más acceso a mi cuello, subo una mano para acariciar su pelo rebelde, me olvido, me olvido de todos mis malos pensamientos cuando estoy en sus brazos asi que me doy vuelta enfrentándolo y lo beso, sus labios suaves mentolados me reciben con dicha, entonces el me alza haciendo que por reflejo mis piernas se envuelvan en su cintura, un jadeo involuntario se me escapa cuando mi vagina hace contacto con el bulto duro de sus pantalones el tiembla y choca mi espalda contra la pared del probador mientras lo sigo besando con euforia y auténtica pasión su lengua saborea mi boca y su sabor inunda mis papilas gustativas

—Oh, Cristian — jadeo

— ¿Si nena?— tenía ganas de gritarle que de una vez me folle pero entre sus caricias y besos se me hacía imposible hablar coordinar unas simples palabras

—Dime lo que quieres— me dice el jugueteando con mi clítoris

—Mierda… Cristian follame— lo siento sonreir contra mis labio y sin previo aviso mete su duro pene dentro mio invadiendo mi interior en un fuerte empuje que casi me lleva a un remolino de placer

—Joder bebe estas tan apretadita y mojada para mí— dice el contra mi oído acariciándome con su aliento, empezaba a sentir como mi orgasmo escalaba a la superficie, mis paredes vaginales apretaban el pene de Cristian cada vez mas

—Oh Dios—

—No reina no es Dios quien te está follando— dice el en concentración mirando directo a mis ojos, esa mirada mientras me bombeaba cada vez más intenso me llevo al cielo, Cristian me beso mientras obtenía mis gemidos contra su boca para venirse un momento después con una última estocada que lo dejo inmóvil mientras me llenaba el interior con su dulce néctar, mis piernas quedaron como gelatinas y temía que decidiera bajarme y caer redonda al piso su pecho subía y bajaba en una rápida respiración una capa de sudor cubría su frente y era de lo más sexy con sus lindos ojos azules que brillaban, su ceño medio fruncidos

Serie Second Chances: Mi luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora