capitulo 4

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Un nuevo mañana

Son las 7 de la mañana despierto por el sonido de mi alarma miro a mi alrededor intentando pensar que lo de anoche fue un sueño pero sobre mi mesita veo su tarjeta, sonrió nuevamente y me levanto con fuerzas renovadas, con esperanzas una palabra que eh leído en mis libros pero que nunca había tenido el placer de sentirlo en carne propia, voy al baño y me pego una ducha depilándome y haciéndome un baño de crema para que mi pelo este brillante y sedoso cuando termino voy a mi armario y no encuentro nada decente me tiro por una pollera que es más larga que las demás llegándome hasta un poco antes de la rodilla por lo menos me tapa todo el trasero me pongo una blusa roja ya que no tengo otra cosa más decente y para mis pies… miro y solo hay zapatillas y botas largas entonces me decido por las botas negras de taco alto me pongo una chaqueta rescatada y seco mi pelo largo hasta mi cintura lo peino dejándolo caer en ondas perfectas me pinto un poco los ojos y los labios de rojo me preparo mi café y me prendo un cigarrillo una vez que termino agarro mi bandolera y salgo con un aire distinto con una sonrisa en mi cara, como no tengo coche no me queda otra que tomarme el bus asi que en la parada ya hay varias personas dos hombres no me quitan los ojos de encima y como siempre pasa las mujeres me miran raro, haciéndome dar cuenta que por más recatada que me vista sigo pareciendo una prostituta, decido no dar importancia y pararme bien derecha con la frente en alto cuando llega el bus los hombre me dejan pasar primero, haciendo que las mujeres de detrás se enojen, yo sonrió para adentro, por más que sea para verme el trasero por lo menos subo primera ¡ja tomen esa frígidas! Digo victoriosamente para mí. Unos 30 minutos más tarde llego a mi parada y bajo, camino unas cuadras mirando el centro de la ciudad con tanta gente vestida elegantemente, cafés de Starbucks en sus manos y haciéndome sentir tan fuera de lugar. Una vez que encuentro el edificio me detengo en las puertas miro mi reloj son 9:45 de la mañana estoy indecisa y me quedo observando como entran y salen personas muy bien vestidas empiezo a caminar de aca para alla porque estoy muy nerviosa sintiendo otra vez esa nube de oscuridad diciéndome que no pertenezco aquí, que tengo que ir esta noche al bar y trabajar ahí que tengo que vivir chupándosela a viejos asquerosos porque es lo que me merezco, asi que me detengo para dar la vuelta y volver a mi agujero del que no tenía que haber salido, pero las palabras de Cristian vienen a mi cabeza “intento hacerte ver que las cosas pueden cambiar si uno se lo propone y yo quiero ayudarte a que lo hagas” entonces tomo aire y vuelvo a levantar mi cabeza… y entro, el lugar es grande y me quedo un segundo en la puerta sin saber dónde ir hasta que un seguridad se acerca a mi

-¿Puedo ayudarla señorita?- me pregunta, lo miro y asiento

-Tengo una entrevista con el Señor Cristian Thompson a las 10- el de seguridad frunce el ceño y me mira descaradamente por dentro quiero patearlo como no dice nada, yo mas enojada

-¿Me va a ayudar o va aquedarse mirándome como idiota?- le digo agotando todo tipo de paciencia, el sale de su idiotez por asi decirlo y contesta

-Discúlpeme, si eh… acérquese a recepción la señorita de alla la va a ayudar- me dice señalando hacia un escritorio amplio

-Gracias- le digo y por debajo murmuro- idiota baboso- y sé que me escucho. Me acerco hasta una de las chicas muy bien peinadas con el pelo muy prolijamente atado en una coleta y sus camisas blancas inmaculadas tienen un tipo de auricular que hace la conexión de su oreja hacia la boca ella está hablando con alguien asi que apoyo mi brazo sobre el escritorio llamando su atención ella me mira frunciendo el ceño pero que mierda pasa que todos me miran asi?, ¡malditos estirados! Pienso enojada asi que imitándola frunzo mi propio ceño ella dice algo con su auricular raro y se dirige a mi

-¿En qué puedo ayudarle?-

-Tengo una cita con el señor Cristian Thompson a las 10- ella me vuelve a mirar de arriba abajo yo sin poder evitar mi temperamento enarco mis cejas

Serie Second Chances: Mi luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora