— Solo faltan algunos minutos para por fin salir de esta mierda — Le murmuró él rubio al de cresta, viendo cómo este un envolvía cajas sonriente.
— Pregunté a unos guardián de por ahí — Apuntó — Y me dijeron que tú salías primero que yo.
— ¿Cómo? — Río el Omega, incrédulo ante la situación — ¿Cómo que yo salgo primero? ¡Pero si tú no hiciste nada! — Siguió riendo.
— Por eso, soy la víctima aquí.
— Como sea, cuando salga llamaré a Conway — Habló más tranquilo el rubio — Para que nos venga a buscar y poder hablar sin los guardias presentes, me tienen hasta los cojones, tío — Tocó su barba, arrugando su frente.
— Si, tío, son muy pesaos.
Su conversación dio fin al pasar media hora, Gustabo detrás de unos guardias, quienes lo escoltaban para que se cambiara de ropa y por fin salir del lugar.
Tomó sus pertenencias, su uniforme policial y salió con una radiante sonrisa, levantando su dedo corazón hacia las cámaras.
Respiro el aire tranquilamente, oyendo el canto de los pájaros y las hojas de los árboles moverse, danzando con ayuda del viento que los azotaba.
— Llamaré a Papu — Susurró, borrando su sonrisa al ver el número.
Tío Tom
— ¿Qué? — Se escuchó por la otra línea.
— Acabo de salir, Horacio aún le falta — Habló, soltando una pequeña risa que no pudo controlar.
— Muy bien.
— Si no le molesta ¿Puede venir-
Antes de que terminara la pregunta, se escuchó como de la otra línea colgaban. Miro su teléfono incrédulo, abriendo sus ojos sorprendidos para luego mirar con fastidio el aparato electrónico.
— Viejo decrépito.
— ¿Qué pasa nenaza? — Escuchó a su espalda, girando su cuerpo al instante para poder verle.
— No me diga que me estaba esperando — Relajó su rostro, mirando más calmado al de corbata.
— Eso no te incumbe, venga, mueve el culo.
Sin esperar más, subió al vehículo, soltando como de costumbre pequeñas feromonas al aire.
Su semblante poco a poco se relajaba al poder olfatear nuevamente ese dulce olor a caramelo, soltó un largo suspiró y provecho para recargar su cabeza hacia atrás, disfrutando del silencio.
El rubio observo atentamente cada acción del de corbata, sonriendo para si mismo la verlo así.
Desde que era joven siempre a tenido la mala costumbre de lanzar feromonas, en cualquier parte, no importará dónde, siempre lo hacía, obviamente no lo hacía de manera obsesiva y obscena, solamente que vivir toda tu vida con un Beta que no puede olfatear feromonas, hace que te acostumbres a hacerlo.
— ¿Cuánto le queda? — Preguntó en un murmullo hacia el rubio.
— No mucho.
— Muy bien.
Miró nuevamente ese semblante relajado, sonriendo para sus adentros. Desde que había llegado a la gran cuidad, había tenido muchos problemas con Alphas, no está el punto de abusar de él pero si llegaba al punto acosarlo constantemente.
La mayoría de la Alphas que encontraba era la misma mierda, claro, hasta conocerlo.
Segismundo.
El primer Alpha que le ofreció una mano amiga al llegar a la cuidad, estuvo ahí cuando él lo necesitaba, incluso en su celo, le cuidaba de los demás y siempre trataba de ayudarle en lo que más deseara.
Él si que era un macho Alpha, pero como todos, tenemos defectos.
Y por mucho que le duela admitirlo, separaron sus caminos sin despedirse.
Aún no rompen lazos amistosos, seguían ahí, en lo más oscuro de su ser, seguían conectados.
— ¿Qué pasa nenaza? ¿Estás sentimental? — Preguntó el de traje, sacándolo de sus pensamientos.
El más alto arrugó su nariz al oler el ambiente, ya no era ese dulce caramelo que tanto le encantaba, era más amargo y menos dulce, cualidades que lo describen sin dudarlo.
— Solo pensaba en el pasado — Susurró avergonzado.
— Mnh — Musitó, atreviéndose a soltar está vez de sus feromonas para tranquilizarlo.
Poco a poco el caramelo volvía a ser dulce, a lo cual, sonrío de lado al lograr su cometido, acomodándose nuevamente en el asiento.
— ¿Sabe algo de Segismundo?
— Él está en busca y captura.
— Entiendo.
Cerró sus ojos nuevamente, disfrutando la oler el ambiente. Café y caramelo.
— Súper, saldré a preguntar qué pasa con Horacio — Habló, abriendo la puerta de copito.
— Ve.
Y de regalo, soltó un par de feromonas.
Vio como aquel chico, con pasos decididos, camino hacia el guardia, reclamando a gritos la salida de su hermano.
Río para sus adentros al observarlo a lo lejos.
Se veía tan inofensivo, un Omega incrédulo y obediente, como cualquiera, claro, solo se veía así.
— ¿¡Pero como que aún no, cara mierda!? ¡El no tiene la culpa de nada! Si no lo sacas en un minuto... ¿Sabe quién está ahí, pelos de mierda? — Punto la 4x4 dónde estaba Conway dentro.
— ¿Quién? — Pregunto fastidiado por el temperamento del rubio.
— Mi papu, y ¿Sabe quién es mi papu?
— Va, dime.
— Es el superintendente, si no sacas a Horacio en 30 segundos, te las verás con la furia de ese viejo verde — Amenazó, teniendo unas ganas increíbles de sacar la porra.
— Señor policía, todos los prisiones deben cumplir su tiempo de condena, no sería justo para muchos ¿Lo entiende? — Volvió a repetir el mismo discurso hacia el rubio.
— Okey, ya veo por donde tiras, tu tranquilo y no te muevas.
El guardia vio con éxito como el Omega se retiraba, casi corriendo hacia el automóvil.
Solo tardó dos minutos para volver a verlo, y no solo.
— ¿Qué has dicho, capullo? Vuelve a repetirlo si tienes huevos, anormal — Habló bruscamente el de traje, teniendo entre sus manos la porra, asustando al Beta.
— S-superintentende, L-lo siento mucho, yo-
— Guardaré tu mierda de discurso y saca a Horacio Pérez, lo quiero en 1 minuto — Lo miró amenazante.
— 10-4
Nuevamente punto para Gustabo y su pico de oro.
Continuará
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¡Gracias por leer!
*Por favor perdonar faltas de ortografía*
✨Café y canela💕
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𝙻𝚘𝚟𝚎 𝚖𝚎 ▪️ 𝚒𝚗𝚝𝚎𝚗𝚊𝚋𝚘 ▪️ GTA Roleplay
FanfictionNo podía verlo irse como si nada, no podia, simplemente no podía, daría la excusa que era un loco, un psicópata, que no podía estar suelto por la cuidad sin su supervisión. Daría todo lo que estuviera en sus manos para no alejarlo, era lo que menos...