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Su mente viajaba en dimensiones paranormales, dimensiones que por más raras que sean, le gustaba, disfrutaba de los panoramas. No iba a mentir.

Los medicamentos y las drogas que tomaba día y noche, lo dejaban literalmente un poco tonto. Bobo. Inútil.

Conway al notar la situación del rubio, había decidido llevarlo al hospital, donde los doctores le recomendaron las pastillas, diciendo que con eso ya no escucharía voces ni tendría alucinaciones.

Si, había funcionado, ya no escuchaba a su madre adoptiva, ni tampoco a su hermano gritando por ayuda, ni a Segismundo y mucho menos a su Alpha.

Este había negado a dejar a su compañero en casa solo, drogado y depresivo, desconfiaba de él en esa manera.

Se quedó con él en cada momento del día, escuchando divertido todos los balbuceos que murmuraba drogado, acompañándolo hasta para comer o ir al baño, pegándose a él como un chicle.

— ¿Cómo te sientes? — Preguntó en un murmullo, dejando sus papeles de lado para mirar a su Omega.

Este al ver que le hablaba, se enderezó sobre la silla, saliendo de su boca un pequeño eructo.

— De puta madre, ¿Por qué lo pregunta? — Sonrió de oreja a oreja.

Con un poco de molestia observó los labios del rubio, sabiendo lo falso que era esa sonrisa que le era dedicaba.

— ¿No te sientes cansado? — Preguntó nuevamente mirando los ojos celestes.

— Si le soy sincero... La verdad es que si — Habló, manteniendo su sonrisa — Apenas puedo caminar correctamente — Río.

— Entiendo.

Pego nuevamente su vista a los papeles en su escritorio, leyendo algunos rápidamente y firmando con desinterés.

Ya habían pasado 6 días desde la última vez que vieron a Horacio.

Su jefa le había confirmado que varios individuos con máscara y vestidos de negro fueron vistos por última vez cerca del muelle. Aparte de eso no tenían nada más.

— Conway, déjeme dormir un poco, estoy cansado de toda esta mierda —  Habló el rubio suavemente, levantándose de su silla y caminando a la del Alpha.

— Ajá — Respondió, siguiendo con su trabajo.

Con algo de sorpresa sintió como el rubio apartaba hacia atrás su silla, sentándose sobre su regazo mientras olfateaba con descaro su cuello.

Gruñó en sorpresa.

— ¿Qué haces capullo? — Preguntó en su susurro.

— Estoy teniendo más pesadillas durante los últimos días, no quiero sentirme solo — Respondió, cerrando sus ojos mientras acomodaba su cabeza en el pecho del Alpha.

— Solo media hora, capullo.

Con delicadeza, le fue sacando el característico pasamontañas del más bajo para así acariciar los rubios mechones del Omega, dejando su mente descansar al igual que su cuerpo. Tenía que admitir que tenia una edad, el estrés lo consumía rápidamente.

Las suaves feromonas del Omega inundaron el despacho a los pocos minutos, mezclándose poco a poco con las del Alpha con timidez.

Observó disgustado las ojeras del rubio, sintiéndose  culpable por todo lo que le estaba pasando.

°•°•°

Junto a la compañía de Nadando, miró a lo lejos el muelle, dando vueltas nerviosos alrededor del timón, siendo observado por el líder.

𝙻𝚘𝚟𝚎 𝚖𝚎 ▪️ 𝚒𝚗𝚝𝚎𝚗𝚊𝚋𝚘 ▪️ GTA RoleplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora