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4 días desde su desaparición.

Estaba escuchando voces. Su propia mente confundía si hablaba con una persona real o solo era su cerebro jugando con su cordura.

¿Qué pasa Gus? — Escuchó a su espalda, reconociendo la voz femenina.

No respondió. Se quedó mirando la cama por un largo rato, negándose a caer en la locura.

¿Gustabo? Te estoy hablando, no te crié para que me des la espalda. Mírame — Escuchó nuevamente a la mujer, esta vez con una voz más firme y recta, como toda una Alpha.

Se giró para enfrentar a la mujer, encontrándose con el reflejo del espejo, mostrando sus notorias ojeras y su cuello rojizo.

Con desesperación agarró sus rubios mechones con fuerza, tirando de ellos hasta sentir su cabeza dormida, sin poder sentir el dolor.

Las promesas se rompen, ¿Verdad, Gustabo?

Ya no era solo ella, se mezclaban varias voces en su cabeza. Estaba cayendo preso entre esas cuatro paredes que lo atormentaban.

— Super... Yo — Se giró nuevamente sobre sus pies, mirando con poca sorpresa la solitaria habitación.

Prometiste cuidar de mi hijo, Gus, lo prometiste — Habló la mujer con tranquilidad, chocando sus tacones contra el suelo, siendo un irritable sonido para el rubio.

Incluso podía olfatear sus feromonas a pino mezclado con el cigarro. Una combinación que la identificaba perfectamente.

— Aún lo estoy buscando... Yo... Lo estoy buscando, lo encontraré — Habló solo, esperando una respuesta por parte de la Alpha, sorprendiéndose de no escuchar ninguna después de unos largos minutos.

Con su rostro tapado y uniforme puesto, salió de casa a pasos lentos hacia así coche mal aparcado, prendiendo el motor y jugando un poco con las chantas.

Prendió la radio que descansaba sobre su hombro, escuchando de esta varias voces irreconocibles para él.

— Subinspector Fred disponible, estoy cerca de Plaza Central, en Z — Respondió por radio, escuchando con desagrado a sus compañeros.

En total silencio, condujo por distintas zonas de la ciudad, deteniéndose un par de veces para comer algo o simplemente ver el móvil.

Gus, ¿Que haces con ese uniforme? — Escupió con desagrado la mujer a su espalda.

Por un segundo había olvidado sus orígenes.

Horacio nunca debió traerte a casa — Soltó la mujer.

Escuchó perfectamente el cigarrillo ser prendido.

Giró con lentitud su cabeza, encontrando el patrulla vacío.

— Joder.

Al escuchar su móvil sonar, lo agarró asustado.

— Conway — Murmuró para si mismo.

Contestó la llamada a los segundos de reaccionar, pegando el teléfono a su oreja.

— ¿Si? — Respondió.

— Tengo algunas pistas sobre Horacio y la mafia

— ¿Donde nos vemos?

— En casa, te espero ahí, nenaza.

Sin despedirse colgó llamada, tomando el volante con una sonrisa en el rostro.

°•°•°

Con cansancio recorriendo su cuerpo, se dejó caer sobre su sofá, teniendo cuidado con algunas heridas que se había hecho durante el día.

𝙻𝚘𝚟𝚎 𝚖𝚎 ▪️ 𝚒𝚗𝚝𝚎𝚗𝚊𝚋𝚘 ▪️ GTA RoleplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora