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La mirada del Beta sobre él le molestaba hasta cierto punto, ¿Que quería? Ya estaba muy nervioso como para estar lidiando con preguntas tontas.

Le quería y respetaba, pero no era el momento para hablar.

— ¿Quieres que te deje en casa? — Preguntó a los minutos, encendiendo el coche y marcando en el GPS la vivienda del Omega.

— Si, estoy cansado... Psicológicamente — Bufó, dejando su cuerpo caer en el asiento de copiloto — ¿Que fue esa mierda? — Preguntó al aire.

— No lo sé... Pero ya acabo así que no tienes que preocuparte — Le habló, borrando su sonrisa al ver al rubio — ¿Qué pasa?

La cara del Omega estaba totalmente roja, incluso podía ver alguna que otra gota de sudor caer por su cien.

— E-es el lazo... Me duele — Murmuró, abrazándose a sí mismo.

El dolor de un lazo roto era comparado con una fogata ¿Fogata? Si, el ardor en todo el cuerpo era comparado con el infierno, lo importante en una manada era la confianza y lo fiel que uno podría a llegar a ser, es por eso que cuando se rompen lazos, todo lo que provocaste en la otra persona se te es devuelto con la misma moneda.

El pecho del Omega empezó a arder a los minutos, asustando al rubio y al de cresta.

— ¡Ah! — Se quejó, quitándose el micrófono que tenía pegado al pectoral, aún sintiendo el ardor en él.

— ¿¡Qué pasa!? — Grito el Beta igual de asustando, deteniendo el carro a mitad de la carretera, causando un pequeño salto en los dos cuerpos — ¿E-estas bien?

— Me duele... El lazo... Mierda — Sus ojos cansados se fueron cerrando con fuerza, quejándose por las heridas que el lazo provocaba.

Se quedó inconsciente sobre el asiento a los minutos llenos de dolor, siendo un alivio para el Beta verlo dormido.

— ¿Qué pasa? — Preguntó Conway desde una Mery a su lado, comprobando el bienestar de los dos subinspectores.

— Es Gustabo... Es el lazo con Segismundo, se ha roto — Habló con tristeza, mirando al de traje a través de la ventana a su jefe.

— Llevalo a casa, después iré a verle — Murmuró, arrancando la moto.

Miró a su amigo y lo acomodó sobre el asiento, dándole un pequeño beso en la frente.

°•°•°

Dejo el cuerpo dormido de su hermano sobre la gran cama matrimonial, quitándole su ropa y dejándolo semidesnudo, solo arropando al Omega con las sábanas.

Tocó su frente caliente, sorprendiéndose, corrió a la cocina aún poco desorientado, chocando con uno o que otro mueble por los nervios.

Mojó un trapo y lo dejó en la frente del rubio, dándole ciertos mimos para que no despertará.

— Ya estoy — Murmuró el Alpha, entrando en la habitación silenciosamente — Puedes irte.

— Gracias papá — Le sonrió antes de irse, tomando su móvil y chaqueta, saliendo de la vivienda.

Suspiró agotado al ver a su Omega en ese estado tan deplorable, tan indefenso, tan débil.

Ahora que sus lazo estaban forjados, podía darse cuenta de lo realmente triste que estaba el rubio por la pérdida, sintiendo empatía por él.

Él también corto lazos con mucha gente, paso por muy malos ratos, pero para un Omega es muy difícil de superar, llegan unas veces al suicidó al no poder con el dolor.

𝙻𝚘𝚟𝚎 𝚖𝚎 ▪️ 𝚒𝚗𝚝𝚎𝚗𝚊𝚋𝚘 ▪️ GTA RoleplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora