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Subió cada escalón de comisaria, hasta llegar a la puerta del despacho, tocó un par de veces antes de abrir y mirar el interior, visualizando a su jefe moviendo ágilmente sus dedos en el teclado.

— Fred, entra y cierra — Ordenó, dejando atrás los documentos virtuales y centrarse en su Omega — Venga, sienta el culo.

Hizo lo que pidió, se sentó frente a él aún sin entender el porqué estaba ahí, lo único que le venía a la cabeza fue el encuentro con el ruso, una pequeña equivocación de su parte. Una muy tonta.

— Así que... Segismundo ¿No? — Murmuró entre dientes, mirando de arriba y abajo al rubio.

¿Cómo?

Abrió grandes sus ojos hacia el Alpha, expulsando feromonas agrias. Estaba asustado, después de tanto tiempo lo podía sentir nuevamente, era algo excitante desde su punto.

— Segismundo — Repitió el nombre con cierta vergüenza el Omega. Estaba acorralado, lo tenía claro, la mirada de su jefe sobre su cuerpo lo decía — Lo conozco.

— Si, se que lo conoces, Gustabin — Resopló, golpeando sus manos con el escritorio, asustando al Omega — Venga, quítate la máscara.

Cómo buen perro obediente, se quitó la máscara, dejando a la vista su pequeño y casi invisible sonrojo.

— Gracias, la máscara empieza a molestar en ese tiempo — Río suavemente, callando su boca al percatarse de la seriedad en el más alto.

— Segismundo García, un personaje de esta ciudad — Habló, parándose de su silla y caminando lentamente hacia el Omega, manteniendo su ceño fruncido hacia este — Encerrado en la federal hace más de un mes... Dime, ¿Has estado hablando con él, Gustabin?

Tenía una oportunidad, mentir en su cara y perder la relación que mantenían o ser sincero, mantener una actitud de serenidad y profesionalidad hacia el mayor. Era difícil.

— Ahora no hablas, ¡Que bien! — Lo había perdido de vista.

Cuando menos lo espero sintió sus mechones rubios ser tirados por la mano del Alpha, soltando un pequeño gemido al tiempo que se levantaba del siento por la fuerza ejercida hacia arriba.

Con la otra mano, la apego a la cintura del Omega, acorralando con el escritorio.

Tiró un poco más la cabellera rubia, escuchando los gritos de dolor provenientes del más bajo. Se el estaba poniendo tiesa.

— Quiero saber la verdad, dime la verdad, sabre si mientes — Murmuró cerca de su oreja, soltando la melena y alejándose para dejarlo respirar.

— N-no he hablado con él... Se lo prometí superintendente — Susurró, apoyando sus brazos en el escritorio, dejando su trasero a la vista del Alpha.

— Me mientes.

— No le mie-

— ¡Me estás mintiendo! — Tomó sus mechones nuevamente, acercando el cuerpo del Omega hacia el suyo — Dime la puta verdad, pedazo de mierda — Lo giró, quedando frente a frente con el rubio.

— Horacio — Soltó, dejando escapar un corto gemido de sus labios — Horacio ha estado hablando en él... Pero lo hicimos como parte del trabajo, sospechamos de él, entienda la situación — Declaró, apoyando su cabeza en el pecho del Alpha, escuchando su latido.

— Eso ya lo sabía, anormal.

— ¿Cómo? — Levantó rápidamente la cabeza, mirando los ojos oscuros del más alto — ¿Cómo que ya lo sabía?

𝙻𝚘𝚟𝚎 𝚖𝚎 ▪️ 𝚒𝚗𝚝𝚎𝚗𝚊𝚋𝚘 ▪️ GTA RoleplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora