Hola a todos. Espero que la historia sea de su agrado, pido disculpas por faltas o errores de redacción. Me encantaría escribir mejor, créanme. Sin más que decir sólo que disfruten la historia.
Saludos, besos y abrazos desde la mitad del mundo!😸😸
Cualquiera que mirara a Eiji Okumura pensaría inmediatamente dos cosas, la primera, que se veía demasiado joven para su edad y la segunda, que era un chico bueno. Bueno de esos estudiosos, nunca diría una palabra anti sonante o se metería en algún tipo de problema con alumnos o maestros.
Parecía que su mente trabajaba a un nivel en el cual le resultaba tonto e innecesario discutir, si chocaba con alguien se disculpaba inmediatamente, si alguien tomaba algún artículo del supermercado que él ya había escogido, terminaba por cederlo. Alimentaba a los perritos de la calle, dejaba una moneda a alguna persona que lo estuviera necesitando, etc.Desde muy pequeño las amistades de sus padres se dedicaron a llenarlo de elogios. "Eiji es tan educado, no es como esos niños que se la pasan tocando todo" "Quisiera que mi hijo fuera como el tuyo, tan estudioso".
Cuando Eiji escuchaba esos halagos, sonreía amablemente y soltaba un leve "gracias". Nunca admitiría que se sentía lo suficientemente cobarde como para refutar lo que dijeran los demás.Odiaba discutir, si alguien le decía alguna cosa que hubiera hecho mal, aceptaba su error e intentaba corregirlo. Siempre fue de esa manera.
Cuando era niño y quería salir a jugar con los chicos de su barrio en lugar de quedarse a estudiar matemáticas, su madre alegaba que él como primogénito, no debería perder el tiempo en tonterías. Su trabajo, ahora que su padre había fallecido, era estudiar mucho, ser el mejor y sacar adelante a la familia. Eiji se auto convencía que efectivamente, jugar no era una prioridad, no debía desobedecer a su madre, debía estudiar y ser bueno. Callar siempre era mejor opción.
Odiaba discutir, pero también sentía una especie de miedo extraño cuando debía defender lo que quería o no hacer lo que no deseaba. Así pasó sus años de escuela y secundaria, tranquilo y en lo que se podía, feliz. No tenía problemas, no se metía con nadie, tenía dos mejores amigos que lo querían, y eso era suficiente para él.A mediados del semestre, estando ya en su último año, Eiji se sentía extraño, esa sensación que se da cuando crees que algo malo va a pasar. Sus amigos, Sing y Yut no podían más que hacerle bromas al respecto, es decir, ¿qué podría pasarle al dulce y buen Eiji?"
"Te digo, debes dejar de sugestionarte, debe ser porque vienen los exámenes, pero para qué diablos te asustas si vas a sacar 10 en todo."
Le dijo Yut dándole una enorme mordida a su emparedado. Siempre almorzaban cerca de las canchas de futbol, era el mejor lugar, el más tranquilo. Muchos comían ahí y se podía observar a la mayoría de estudiantes.
Eiji tampoco quería sentirse de esa manera, nunca había creído en esas cosas de atraer energía o algo parecido, de todas maneras no podía evitar sentirse preocupado, incluso observado. Miraba alrededor mientras Sing hablaba algo de una golpiza a alguien, estaba tratando de comprobar si no era objeto de la vista de alguien pero no. Todo parecía normal.
"Entonces mi primo, Shorter, trató de interceder por él pero no, Ash no le dio oportunidad y lo golpeó dos veces en la cara. Desde que llegó no hace más que meterse en problemas, es amigo de Shorter pero yo no lo soporto"
"Si sigue así lo más probable es que lo expulsen, y deberían, va seis meses y se ha metido en demasiados problemas, ¿cierto Eiji?"
"Yo no lo conozco, es decir lo que visto pero apenas, va un año menos que yo y pienso que no deberíamos hablar más de él. Si es como dices no creo que le guste enterarse que estamos diciendo cosas a sus espaldas."
"Bueno en eso tienes razón─ habló Sing tirando el empaque de su jugo a la basura─ la fiesta es el viernes, Eiji. ¿Tienes cómo ir?
La fiesta próxima a celebrarse, era en honor a los campeones de baloncesto de la escuela, habían elegido la casa del capitán del equipo y esta era bastante lejos de la casa de Eiji, él hubiese preferido no ir, de no ser por los constantes ruegos de Yut.
"No te preocupes, Sing. Yo lo llevaré. Además no queremos que mates a nuestro adorado Eiji en esa cosa que llamas motocicleta"
Mientras Sing y Yut seguían discutiendo acerca de la moto del primero, Eiji volteó a sus espaldas, sólo fue un segundo, de esos momentos en los que mueves el cuello para estirarlo y, por un momento cruzaron miradas. Eiji regresó inmediatamente la vista a sus amigos, no podía estar en el radar de Ash Lynx por algo así. Él no quería tener nada que ver con el lince, como lo llamaban, no quería, ni de broma, ser notado por ese rubio de bonitos ojos verdes.
Eiji le tenía un gran resentimiento a la persona que hizo los horarios ese año. ¿A quién se le ocurriría poner dos horas de matemáticas seguidas de dos horas de física el viernes a durante las últimas horas?. Lo peor de todo, es que sus amigos no estaban con él, Sing y Yut iban en un curso inferior, y no es que en su clase no tuviese amigos, los tenía, pero no era la misma confianza que con esos dos, con los cuales llevaba años de años de amistad, amigos de barrio. De esos pocos que lograron quedarse con él aun cuando su madre no le permitía jugar tanto como él hubiese querido.
Eiji pensaba todo el tiempo, demasiado para su gusto, meditaba absolutamente todo, el porqué de los porqués. Le gustaba imaginar, soñar lo que pudo haber sido y lo que pudiera ser en un futuro.
A veces, se quedaba horas y horas únicamente tirado en su cama, pensando o escuchando música hasta que la batería se agotaba y tenía que conectar el cargador que, para su suerte, estaba cerca de su cama. Así es como vivía, en su mundo. Tan ensimismado estaba en su casillero recogiendo sus cuadernos para la tarea, que casi gritó cuando escuchó el fuerte estruendo que alguien hizo a su lado. Las puertas eran especiales, había que tener maña para que pudieran cerrarse, pero aún con todo eso, Eiji no creía necesario usar tanta fuerza para cerrarla. Iba a sugerirle a su compañero que si tiraba de la puerta un poquito hacia arriba esta lograría encajar, cuando se percató de quien estaba a su lado. Ese definitivamente no era su usual vecino de casillero, Eiji maldijo y se preguntó por qué Ash estaba ahí, a su lado, metiendo de mala gana sus cosas, justamente alado de él.
"Mmmm si tiras un poco hacia arriba la puerta encaja, no es necesario cerrar tan duro"
¿Quién demonios había dicho eso? El instinto de supervivencia de Eiji le dijo que ni mirara a su vecino, tomara sus cosas y huyera de ahí. En cambio, había metido la pata.
Eiji esperaba que el lince le dijera alguna cosa como "métete en tus asuntos" pero no sucedió nada de eso. El lince lo miró de cerca, tanto que hasta pudo sentir su aliento en la frente, Sus ojos reflejaban enojo, pero este no hizo ni dijo palabra alguna. Al segundo siguiente se fue dejando a Eij solo, quien no pudo más que agradecer por ello.
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¿Te gustan los chicos malos, Eiji?
RomanceUstedes se expresan de él de esa manera pero, de todas formas, ¿qué es lo malo?