No puedo dormir

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Esa noche, en mis sueños, llegaron miles de recuerdos y reviví mil sensaciones...

Por suerte Mia era una persona puntual y llegó en horario, con mi café, todo espumoso y un chocolate con maní, grande, al parecer estaba inspirada.

— Buenos días. —Dije con una sonrisa.

— Buenos días.

— ¿Como se siente?¿Pudo dormir?

Suspiró.— Un poco, todo venía bien hasta que en mis sueños aparecieron dos cadáveres que escupían espuma Blanca, la cual inundaba toda mi casa.

Reí.— ¡Eso suena extraordinario! ¿Cree que yo pueda soñar algo así? —Pregunté con emoción.

— No, no lo creo, Jeongyeon. —Dijo con sierto grado de realidad, que hizo que yo huciera un puchero.

— Qué triste.

— ¿Le parece si proseguimos? —Asentí.

Nos recomendaron ayuda médica, psicólogos y todo eso, además de que nos dieron un permiso para faltar a la escuela durante semana y media, según ellos

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Nos recomendaron ayuda médica, psicólogos y todo eso, además de que nos dieron un permiso para faltar a la escuela durante semana y media, según ellos... Había mucho que procesar y sería difícil reincomporarnos tan rápido.

Jihyo estaba muy mal, no podía dormir. me enviaba mensajes a las 5 de la mañana hablandome de sus miedos, de que al cerrar sus ojos las veía, de que no podía descansar, no podía comer, ya que le daba nauceas.

Un día decidí ir a su casa, su madre me saludó tan amablemente como siempre y yo me adentré en su habitación.
Jihyo estaba sentada en su cama, mirando a un punto fijo, sus mejillas estaban humedas y en sus ojos solo había dolor.
Estaba destruida, con ojeras oscuras, totalmente pálida. Parecía haber perdido mucho de peso por no comer.

— Hola Hyo. —Solté con una leve sonrisa, ciertamente asombrada por su moribundo.

Ella me miró y también sonrió levemente. Se levantó y luego de dar un par de pasos débiles me atrapó en un fuerte abrazo.— Hola Jeon. —Dijo con un hilo de voz.

Jihyo sí tenía corazón.

Nos miramos a los ojos y acaricié su cabello con lentitud, para luego besar su frente.

— Tu madre me llamó. —comencé a acariciar su espalda.— ¿Porque no comes?

Miró a otro lado.— No puedo...

— ¿Has intentado comer estos días? —Me miró y negó con la cabeza.— Amor... Debes comer, tu madre hizo una rica sopa.

Suspiró y asintió levemente.

— ¿Puedo quedarme contigo hoy? —Me miró a los ojos y asintió, otra vez.— ¿Puedo besarte? —Sonrió y la besé tiernamente.

Su madre me había contado que ya ni siquiera se peinaba, que ella la había ayudado.
Por supuesto que se higienizaba correctamente, pero ya no se arreglaba para nada...
Llevaba un pijama suelto y un buzo que me había robado.

1 to 10 - JeongtzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora