.Mi último día.

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Me me miraba, extrañada, quieta, sin decir nada. Sus atónitos ojitos se habían mantenido en mi cara, hasta que decidieron bajar. Yo hice lo mismo, notando que mi camiseta estaba llena de gotas rojas, al igual que parte de mis piernas, todo por culpa de la sangre de la difunta Tzuyu.
A partir de hoy todo sería diferente.

Yo estaba en completo shock, convertida en una piedra, como si los ojos de Jihyo fueran tan poderosos como los de medusa.

En el fondo de mi mente podía escuchar voces susurrantes ¿Cómo llegó? Preguntaba una ¿Desde cuándo me espera? Dijo otra más ¿por dónde entró?¿cómo? Habian demasiadas voces en mi mente ¿Cómo notó que no estabamos? ¿Cómo sabía que estaríamos aquí? ¿Por qué no te mueves?
Ella se levantó lentamente callando a todas las voces y dejandolas en completo silencio, el cual era acompañado de el ruido de un grillo entrometido.

Podría haberle dicho algo como "Lo hice por ti, porque te amo", "No tenía opción", "Ella se lo merecía, no iba a dejar que te hiciera nada, ni a mí", "Te amo", Pero no pude, no pude porque ella caminaba hacia mí, aterrada, cosa que me entristecía.
Sus ojos miraron todo mi cuerpo. No podría decir en que estaba pensando, porque creo que ni ella lo sabía...

Podría haberme golpeado, reprochado, preguntado, quizás podría haber llorado, tan solo haberse ido. Pero, en cambio, ella acarició mi ensangrentada mejilla, sin ninguna razón aparente. Sus ojos fueron a los míos, con una mirada confusa, no solo para mí, sino que también para ella.
Su otra mano tocó incrédula mi camiseta y sus ojos se llenaron de sorpresa al ver que, efectivamente, lo que había en sus dedos era sangre. Volvieron a mí, repletos de miedo. Notando que estaba con lo que más temía, una asesina.

Realmente yo no sabía qué hacer, no sabia qué decir, no sabía cómo reaccionar.
Ella me lo hizo todo más fácil cuando sus ojos se cerraron, recalculaba, estaba pensando en qué debería hacer en ese momento.

Nunca asesinaría a Jihyo, no puedo, la amo demasiado.
Entonces... ¿Que hago ahora?

Se acercó a mis labios, lento, con pena, y dejó un pequeño beso.- Dúchate. -susurró con una completa y total seriedad.- te espero en casa. -Me quedé atónita, no estaba segura de lo que estaba pasando o lo que pasaría luego.
Me miró a los ojos de nuevo, con un leve dolor en los mismos, luego se alejó dejando una suave caricia en mi mejilla, entonces fue al lavabo de la cocina y se limpió las manos.

Finalmente se fué, algo que hizo que me aliviara levemente, aunque continuaba aterrada.

¿Qué?

Fuí con demasiado temor a su casa regañandome por no ser capaz de preguntar nada, de no ser capaz ni siquiera de moverme

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Fuí con demasiado temor a su casa regañandome por no ser capaz de preguntar nada, de no ser capaz ni siquiera de moverme. Me prometí que esta vez, sí ,lo haría.
Al llegar abrí la puerta con lentitud mientras tenía un ataque de ansiedad, nervios y mucho miedo.
La ví sentada en la ventana, con las piernas por fuera. Su largo cabello se movía lentamente con la suave brisa de la noche.
En otra ocasión probablemente me acercaría, llenaría su cuello de besos y luego la besaría hasta que su dulce sonrisita apareciera... Pero, no era posible, no en estas condiciones, no en este momento. De hecho, ni siquiera sabía si iba a poder hacerlo otra vez y eso me daba mucho más miedo.

1 to 10 - JeongtzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora