Nuestra primera cita formal

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— ¿Quieres hacer algún comentario? —Pregunté al ver su brillante sonrisa, que me iluminaba.

— No, no. Continúa.

Era una noche estrellada, tibia, floreada y emocionante

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Era una noche estrellada, tibia, floreada y emocionante.
Estaba a punto de tener un ataque de nervios, finalmente íbamos a tener una cita y eso me tenía con los pelos de punta. Nunca antes había tenido la oportunidad de hacer algo tan formal como eso, solo eran besos por las calles, revoloteos, caricias y alguna que otra confesión pasajera.

En cuanto a mi vestido, era verde petróleo, sin escote pero con una gran porción de la espalda descubierta, al igual que los hombros.
No solía usar muchos vestidos, pero este se me veía de maravilla. Me sentía muy linda, y no lo suficientemente sexy como para parecer una puta, ni lo suficientemente cubierta como para parecer una monja. Además ese color hacía que el blanco de mi piel y el castaño de mi cabello resaltaran mucho, cosa que me hacía ver mucho más bonita.
Mi maquillaje no era muy cargado, era bastante natural, porque me advergonzaba mucho verme la cara muy cubierta por cosmeticos y todas esas cosas.

Estaba ansiosa y estaba a punto de morir de esa ansiedad. Mi cita estaba completamente en manos de las Novias Saida, que se encontraban preparando unas cosas para el final de mi cita con la preciosa de Hyo.
Yo uní a esa pareja, por esa razón decidieron ayudarme con estas cosas de preparar algo muy lindo, para hacerle el amor a Jihyo en una gran montaña con césped verde y muchas muchas florecillas.
Simplemente se quedarían acomodando las cosas y cuidandolas hasta que yo les dijera que podrían irse.
Ellas me ayudaron a escoger un lugar dónde comer. Me llevaron a cenar a mil locales, hasta que encontramos el más lindo, que era al que llevaría a mi hermosa Jihyo.

Recuerdo que, cuando la puerta se abrió y la ví, me quedé anonadada.
Era una blusa blanca, la cual dejaba ver sus hombros, leve escote, una falda que llegaba hasta un poco antes de la rodilla, zapatos lo suficientemente altos como para que no tuviera que ponerse en puntitas de pie para verme a los ojos.
Su maquillaje era solamente una leve sombra color café, algo de rimel, un delineado precioso y, en sus labios, un rojo... Pero no puedo explicar lo maravilloso que era ese rojo, porque yo lo ví y supe que mordería esos labios hasta limpiarlos por completo. La hacía verse tan comestible...
No sé. Me fascinó verla en ese instante.

La seguridad de sus piernas al caminar con esos altos zapatos, sin parecer perder el equilibrio, y esa sonrisita pícara que me ponía al verme perdiendo el control de mis expresiones faciales, me obligaron a respirar hondo.

De repente, ese momento que llegó a camara lenta de ella acercandose, con tanta poderosidad, paró al encontrarme con sus ojos.— Buenas noches, amor. —Puffff.

— Buenos días. —Dije sin pensar y ella rió.
Nuestras manos se encontraron, las suyas subieron lentamente acariciando mis brazos, buscando un lento camino a mi nuca, al mismo tiempo las mías llegaron a su cintura.— Me dejaste tonta ¿Se nota? —Se mordió el labio y luego me besó tiernamente.

1 to 10 - JeongtzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora