Le sería imposible a alguien como yo conquistar a alguien como Tzuyu¿No creen?
Todo era demasiado difícil, ella estaba rodeada de Bombones, Bombones que querían su cuerpo, que querían sus caricias, que querian su querer, su mismísimo amor.
¡Pero nad...
Su historia había concluido, pero antes de dejarla morir debía entregarle lo que tanto deseaba.
- ¿Que pasa? Hoy no teníamos una reunión- Dijo al llegar, yo la miré sonriente.
- Necesito que te des un baño- Dije sonriente- Hoy verás a tu novia- Una enorme sonrisa apareció en sus labios y me abrazó con emoción.
- ¡Mia!¡¿De verdad!?- Me miró a los ojos- Espero que no me molestes porque juro que voy a asesinarte- Ambas reimos
- no cariño, vamos, necesito que te des un baño, no querras estar así para ver a tu novia- Ella rió incrédula
- Gracias- me soltó- Nos vemos en un rato- Rió de nuevo y se la llevaron.
Pagué mucho para que te dejaran hacer esto, más te vale que la pases bien.
Fui silbando bajito con tranquilidad hasta la sala de reuniones. No había nadie, como habiamos arreglado, en realidad solo un guardia y bueno... Alguien más. Había mujer de tez blanca, cabello hasta los hombros castaño oscuro, ojos grandes, cuerpo de modelo y sonrisa asesina. Sin dudas, esa es Jihyo. Llevaba una camisa blanca con un moño rojo, un saco suelto a cuadros negros y blancos, con unos pantalones negros ajustados, con un maquillaje natural y unos aretes. Se la veía nerviosa, jugaba con la cinta de su moño y no paraba de caminar en círculos, mientras susurraba cosas en coreano. Susurraba cosas con ritmo, intentando convencerse de lo que hacía.
Pronto Jeongyeon salió. Al verse una sonrisa enorme apareció en sus bocas, corrieron para abrazarse, se abrazaron con todo el amor del mundo...
En ese momento lo confirmé, Park Jihyo y Yoo Jeongyeon nunca dejaron de amarse. Era esperanzador.
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-¿De verdad eres tú?- Dije aún sin soltarla.
-¿No parece?- Sonreí. Su voz se escucha mucho más segura, entrenada, tranquila y grabe... Totalmente sexy.
-No lo creo...- Nos miramos y sonreímos.
-Dios... te ves hermosa con el cabello largo- sonreí- ¿sabes? Estaba aterrada... Nunca había entrado a una cárcel antes- Rió nerviosa, yo acaricié su mejilla.
- Yo también lo estaba, tenía miedo de que no vinieras- Me golpeó levemente.
-¡¿Cómo no iba a venir!?- Me miró directamente a los ojos- Lo dices como si no siguiera enamorada de tí- Me mordí el labio.
-¿Sigues enamorada de mi?- Dije con tono sugerente.
-¿Acaso tú no?- Dijo mirándome desafiante.
-No lo creo- Ambas reimos y ella se acercó aún más, yo sonreí y antes de que ella intentara besarme, besé su mejilla- Tengo que presentarte a alguien- Asintió alejándose levemente y tomé su mano con seguridad, la llevé con Mia- Esta es Mia, es una psicóloga, escritora y una de las pocas personas de las cuales quieren hablar conmigo, te hablé de ella-
