Capitulo 2 parte 5 [Especial Navidad]

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Buenas. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡FELIZZ NAVIDAD!!!!!!!!!! Jejeje, no me pude resistir. Estoy de buen humor, déjenme ser, mejor celebren conmigo. Como regalo de mí para ustedes: ¡¡¡les traje una entrada!! ¿¿Les sorprendí?? Por el bien de mi humor, más vale que sonrían y aplaudan (no se olviden de dar saltitos como si tuvieran clavos en la silla o lo hare real).  También les tengo un juego, al final de la entrada les dejo las reglas y el resto.

P.D.: Perdón por la tardanza quería publicar las entradas temprano pero es más difícil de lo que había pensado.

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Entonces noto la mano de Victorique agarrando la mía. No dice nada, tiene la vista fija en frente.

― Pensé que no querías tomar mi mano… ―le digo nervioso.

― Vamos, Kujo ―se limita a decir jalándome con ella escaleras abajo.

― Eh… Claro.

Maurice mira con los ojos y la boca abierta el pasillo, me recuerda al hombre que murió en la habitación. Aun que no lo culpo, todos estamos igual o peor. Nos encontramos con una pasillo oscuro con el agua inundándolo hasta la mitad, ni siquiera logro ver el final.

― ¡Se acabó! ―dice Maurice― Todo se acabó.

― ¡Esta bien ―Julie lo interrumpe―, vamos y que sea rápido! ― se recoge el vestido y se adentra en el pasillo.

― ¡¿Eh?!

Julie se detiene y nos mira decidida.

― ¡Si nos apuramos, aun deberíamos estar a tiempo! ¡Ahora! ―Ned y Maurice reaccionan y la siguen.

Bajo los últimos escalones y me volteo para ver como Victorique también se prepara igual que Julie.

― S-Sube ―le digo ofreciéndole mi espalda. Ella se me queda mirando igual que antes― ¡Solo hazlo!

Suelta su falda y esta vez me obedece. Cuando la levanto, aprieta mi cuello con fuerza.

― ¡Victorique, m-me estas asfixiando! ―casi no logro decirlo, Victorique no cede.

― Aguanta.

― ¡De ninguna manera! ¡Moriré!

― Pusiste sobre tus hombros esta pesada carga por tu propia voluntad ―Victorique pone su cabeza en mi hombro y habla casi susurrando.

Comienzo a caminar por el pasillo. ¿Pesada carga? Está muy lejos de eso. Eres mucho mas liviana que llevar una maleta. ¿Todas las chicas son tan livianas? Victorique lleva un buen rato callada y noto algo extraño, un temblor… Me detengo sorprendido e intento mirarla pero sigue ocultando su cabeza en mi hombro, ¿Victorique esta temblando? Victorique… ¿De qué tienes miedo?

Victorique levanta la cabeza y me mira enojada.

― ¿Miedo? ―pregunta adivinando mis pensamientos.

― No es nada ―vuelvo a mirar al frente y sigo caminando.

Es cierto. Sin importar lo inteligente que ella sea ―recuerdo a Victorique cuando predijo mi futuro―, sin importar lo terca que sea ―como cuando se enojo porque no deje que se llevara todas esas cosas―, Victorique es una chica… una pequeña ―ella mirando el paisaje por la ventana del tren―, muy pequeña. En primer lugar, soy quien la trajo a este viaje. Y aun así. Cierro los ojos con fuerza y recuerdo las palabras de mi padre “!Un verdadero japonés debe conseguir la fuerza para proteger al débil!”.

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