Capitulo 6 parte 1

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Capítulo 6

Los lobos grises convocan a sus hermanos

― ¡Y entonces escuche que hay un lobo gris en el jardín botánico de la biblioteca!

― ¿Un lobo gris...? ―aparto la vista de la gente para asegurarme de entender bien, solo el inspector llama a veces a Victorique así― ¿No era un hada dorada?

― ¡Esa es una vieja historia! ―Avril se cruza de brazos segura de sus palabras― Se supone que el lobo es realmente inteligente y puede hablar el lenguaje humano. ¡Dicen que le gustan las cosas que brillan!

Nos acercamos a un puesto donde hay varias vasijas, espejos, joyas baratas, casi parece remarcar sus palabras.

― Tal vez, pero el lobo gris que conozco tiene preferencia por los dulces ―lo digo en voz baja para que no me escuche pero parece innecesario ya que está muy concentrada observando el puesto. De repente se voltea hacia mí y me apunta con un dedo, retrocedo sorprendido.

― ¡Ya se, Kujo! ¡Vamos a buscar algo brillante para atraer al lobo gris! ―Avril se acerca de inmediato a la siguiente tienda sin darme oportunidad de opinar. Suspiro, siempre parece pasar lo mismo, aunque no puedo evitar alegrarme por ella y su actitud aventurera. Avril ya se ha acostumbrado por completo a la Academia y al pueblo. Y de alguna manera aprendió más secretos sobre la Academia de los que yo conozco. Sin mencionar que ella ya tiene muchos más amigos de los que yo hice. Por otro lado, soy el único... que sabe de Victorique― ¿Eh? Me pregunto que es... Mira ―Avril señala una multitud que se congrega al lado del mercado.

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Todos miran con los ojos abiertos de par en par sin parpadear pero no por miedo, si no asombro. Nos unimos a la multitud pero nadie nos prestó atención. Un hombre pelirrojo con un traje negro y una capa que lo cubría completamente se para en medio de toda la atención. Agarra su sombrero con la copa para abajo y lo sostiene en frente de nosotros para que lo veamos bien. Después lo cubre con un pañuelo blanco que lo esconde completamente. Mueve la mano sobre el sombrero con el pañuelo abriendo y cerrando la mano, como si estuviera intentando agarrar algo invisible. Todo el público guarda silencio mientras algunos se les escapa algún que otro sonido de asombro. Lo repite varias veces concentrándose y de repente quita el pañuelo con un pequeño grito. El sombrero sigue allí, del mismo color negro y forma de copa. Pero aun así las personas se asombran, el mago cubre su mano con el pañuelo y deja caer en ella una paloma blanca muerta que sale del sombrero. El mago vuelve a ponerse el sombrero y agarra a la paloma de sus alas extendiéndolas y moviéndolas mostrando que alguna vez estuvo viva pero ya no. Las personas comienzan a esparcirse decepcionadas.

― ¡Cielos! Que aburrido. ¡Vamos! ―Avril comienza a caminar de nuevo sin esperarme.

― ¡Espérame, Avril! ―llevo bajo el brazo unos libros que conseguí en el mercado pero de repente ya no están, me volteo esperando encontrar al ladrón― ¡M-Mis cuadernos! ―el mago los mete dentro de su sombrero y comienza a salir humo gris como si algo explotara. Pasa su sombrero por mi cabeza y siento un peso nuevo, es otro sombrero pero no negro, sino blanco y completamente diferente. ¿Qué rayos? El mago se vuelve a poner su sombrero y se aleja por el mercado, una paloma aletea a su lado y se posa en su hombro― Mmm ―apenas me mira de rojo dejando salir una pequeña risa―... Vaya. Pero mis cuadernos.

― ¡Kujo! ―!Avril! Si no la alcanzo ahora es capaz de dejarme aquí perdido.

― ¡Espérame ahí! ―corro hasta llegar a su lado y me voltea a ver extrañada.

― ¿Y ese sombrero?

― Es una larga historia. Avril, ¿me prestarías tus cuadernos para hacer copias de tus apuntes después?

― ¿Eh?

― ¡Ustedes dos, vengan aquí a echar una mirada! ―grita una señora los dos nos volteamos a mirar a la señora. Es una monja con su usual vestimenta negra sentada detrás de un pequeño puesto en el suelo, todos los artículos, algunos platos de porcelana, joyas bonitas, juegos de té y demás, se muestran sobre un mantel. Avril de inmediato se acerca― ¡Eso, eso!

Me acerco detrás de ella pero no puedo evitar que me moleste un olor... Apesta un poco a licor.

― ¡Que hermoso plato! ―el plato está pintado con una flor que parece real en el centro de color violeta y verde, y otras más sencillas alrededor del borde. Esta colocado en un puesto de honor sobre el único estante del puesto parado sobre unas patitas de plástico para exhibirse mejor.

― Una mujer religiosa trajo este Plato de Dresden aquí, y parece que tiene una gran historia detrás.

― Parece increíblemente caro.

― ¿Entonces qué hay de esto? ―pregunta la monja mientras nos muestra una pequeña caja de madera con detallados más simples.

― Ah, ¿una caja musical? ―Avril la agarra con cuidado y comienza a girar la pequeña rueda a un lado. De repente explota y se esparce el humo de la caja. Comienza a gritar y varias palomas salen volando a su lado.

― ¡¿P-Palomas de nuevo?! ―de repente la monja grita y nos volteamos a mirar, el plato ya no está.

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― ¡Victorique! ¡Victorique! ―subo los escalones y encuentro su lugar lleno de dulces, aunque ahora queda más la envoltura que el dulce, y por supuesto con Victorique en el medio de todo el desastre― ¡Oh, Victorique! ¡Este lugar es un desastre! ―Victorique levanta la vista del libro que tiene delante y me observa sin decir nada con la boca llena de los dulces― Eres una terrible ama de casa ―dejo el sombrero de lado y comienzo a recoger las envolturas de dulces―. Tienes que comenzar a valerte por ti misma...

― ¿Eso es un sombrero? Tiene una forma peculiar.

― Oh, ese es un recuerdo para... ―Victorique lo recoge del suelo y lo mira durante un momento, de repente lo lanza a un lado.

― Ya me canso.

― Mira, los sombreros no son para jugar. Los usas. No te canses antes de usarlos siquiera ―meto las envolturas en uno de mis bolsillos y recojo el sombrero―. ¡Oh, es cierto! En el mercado donde conseguí este sombrero, tuvo lugar un extraño robo.

― ¿Un robo...? ―dice sacando su pipa y prestándome atención.

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― ¡Y entonces, antes de darme cuenta la caja de música desapareció, y las palomas salieron volando de ahí! Hoy ciertamente fue el día de las palomas. ¡Oh, pero lo más importante, el plato! ¡En medio de la conmoción, el Plato de Dresden desapareció!

― ¡Que simple fragmento! ―contesta bostezando y arrastrando las palabras― Ni siquiera puedo llamar a esto Caos.

― ¡¿En serio?!

― Que tedioso. Incluso podría morir. Así de aburrida es esta tontería.

― ¿Entonces porque no te pruebas el sombrero al menos?

― Bien ―a pesar de que lo ha dicho me sorprendo al ver que se desata sus pequeños listones del pelo y se coloca con cuidado el sombrero.

El elevador llega al último pisa y una campanilla anuncia su llegada, las puertas se deslizan a un lado dejando salir al inspector del elevador. Camina hacia nosotros con la cabeza baja y en cuanto se encuentra cerca, pasa su mano por aquel peinado raro alzando la vista y con eso el pico que forma su cabello.

― ¡Que tal, ardillita! ¿Cómo esta ese desastre de pelo tuyo hoy? ―se detiene y mira intrigado a Victorique como si no estuviera seguro de lo que ve, después de unos segundos reacciona― ¡¿Cordelia Gallo...?! ¡¿Qué demonios estás haciendo aquí?!


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⏰ Última actualización: Jan 06, 2016 ⏰

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