Capitulo 4 parte 1

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Buenas. Hoy tuve una gran revelación. O me di cuenta de lo... despistada que puedo ser. El titulo lo escribí mal, no es Sigock, si no Sicogk. No es una gran diferencia pero me duele haber cometido un error así. No sé si lo cambie, por la portada, o lo deje así. Bueno, si de pronto notan que el titulo cambia, entonces al menos sabrán porque. Perdonen si mi humor no es muy bueno, es mi primer día de vuelta a la prepa y ahora esto. Ya saben comenten, voten, lo que no quieran (lo hice adrede, creo).

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Capítulo 4

El hilo dorado corta un momento pasajero

― ¡Kujo Kazuya! ―me grita el detective apuntándome a la cara. Me encojo entre los oficiales que me rodean esperando― ¡Estas bajo arresto por ser sospechoso de asesinato!

Los oficiales no esperan otra orden y me esposan en el lugar. Observo todo sorprendido. Debe de estar bromeando.

― ¡¿Eh?! ―mi grito se escucha hasta la calle, algunos civiles incluso se detienen sorprendidos.

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― Te ves bien con esas ―afirma Victorique señalando las esposas―... Kujo.

¿En serio eso es lo que dirá? Victorique se concentra en los libros que tiene abiertos frente a ella. Detrás de mí el detective nos da la espalda mirando los arboles del invernadero de la biblioteca pero estoy seguro que pone atención a nuestra conversación.

― ¡Que no!

― ¡¿Por qué demonios me trajiste hasta aquí?! ―me pregunta el detective Blois sin mirarme, extiende una mano en el aire haciendo énfasis en sus palabras. Lo ignoro y me acerco a Victorique.

― ¡Victorique! ¡Ayúdame!

Ella cierra los ojos irritada y luego me mira con su usual calma.

― Bien, lo que sea para salir del aburrimiento... Dime exactamente lo que viste y lo que pensaste cuando lo viste hasta el más mínimo detalle obsceno.

Me alejo sorprendido, ¿todo?

― ¡D-De ninguna manera! ¡¿Incluso que te diga lo que pensé?! ―aparto la mirada y me rasco la mejilla pensando en mis palabras― A un caballero se le debería permitir tener uno o dos secretos frívolos.

― Si tú eres un caballero, entonces yo soy una diosa ―dice en voz baja―. ¡Vamos, comienza ya, habla!

― P-Pero ―Victorique entrecierra sus ojos seria, no me deja escapatoria, suspiro y me rindo―... Esta mañana, el ama  de llaves, Sophie, me pidió que fuera de compras...

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― 500 gramos de queso de ricotta, un kilo de jamón ―leí la lista en voz alta mientras seguía el camino. De un lado tenía el bosque espeso y oscuro a pesar del sol, y del otro lado una cerca de piedra que rodeaba los campos de cultivo―... Las mujeres de este país son unas abusadoras. Sophie y Victorique, solo con nombrar a esas dos... No sé, ¿Cómo me hice amigo de una chica tan extraña? Pero recién estoy empezando aquí, todavía puedo encontrar a la novia de mis sueños ―me sobresalto y siento como mis mejillas se calientan―. Hey, ¿en qué estoy pensando?

Sonrió riéndome de mi mismo, miro el bosque pasar mientras camino. Pero de ser así, ella... Me imagino el cabello dorado ondulándose con el aire, brillando por si solo tras un fondo negro. Tendría el pelo rubio. Un deslumbrante color que no se encuentra en mi país. Llego a un cruce donde un camino del interior del bosque se une al que sigo. No me detengo, eso solo significa que ya estoy cerca. Aunque pensándolo bien, Victorique tiene pelo rubio... El sonido de una motocicleta me detiene, miro el segundo camino intentando ver quien se acerca.

Veo en la distancia a una persona con una motocicleta acercándose a gran velocidad. Tiene una gorra sobre la cabeza, unos lentes y una toalla que le cubre el resto de la cara. Me quedo observándolo mientras se acerca, no había visto antes a alguien tan extraño. Llega al cruce pero no se detiene y choca contra el muro de piedra. La persona sale volando por el impacto, se eleva en el aire, miro todo con la boca abierta, sigo a la persona con los ojos y el sol me siega un poco pero eso no me impide ver como cabeza y cuerpo se separan.

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― Y cuando fui a reportarlo al inspector... ¡Hice un gran escándalo acerca de ti siendo quien resolvió el caso del Queen Berry, hasta que finalmente, él me trajo hasta aquí!

― ¿De que estas hablando? ―se queja el detective Blois ofendido― Te concedí un favor especial gracias a la bondad de mi gran corazón. Y de todos modos, es imposible que el piloto de una moto en movimiento se le desprenda la cabeza mientras vuela por el aire. Además, el asesinato obviamente ocurrió mientras la motocicleta estaba detenida. ¡Y tú eras el único que estaba en la escena del crimen en ese momento! ―se acerca entrecerrando los ojos y apuntándome con un dedo.

― Es cierto, pero... ―me detengo, cuando se dice de esa forma parece muy obvio.

El detective agarra la bolsa que trajo con nosotros y saca un cable del interior. Lo sostiene en el aire mostrándomelo.

― ¡Mira! Esto estaba enrollado en un árbol cerca de la escena del crimen ―lo miro de cerca un poco temeroso, es un cable de acero delgado, puedo ver que en una parte en el medio esta oscurecido y también al final de uno de los lados. Me estremezco, es sangre―. Incluso hay manchas de sangre de la víctima en ella. No intento saber todas las respuestas... ¿pero hiciste algo con esto, no? ―el detective acerca más el cable a mi cara― ¡Hazlo fácil para ti y confiesa, demoniaca ardilla bebe sedienta de sangre!

― ¡Ya te dije, no hice nada...

― Habría sido posible cortarle la cabeza sin siquiera acercarse a la motocicleta. ―nos interrumpe Victorique con tranquilidad. Los dos la miramos sorprendidos.

El detective como siempre se voltea hacia mí como si fueran mis palabras.


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