Buenas. ¿Les gusta la foto? Es una de mis favoritas, lo siento para quien le moleste, no pude evitarlo. Sé que hay personas que no les gusta tanto los animes y a decir verdad por eso mismo lo cambio a lectura. Por eso y porque es toda una sensación ver el trabajo terminado. Pero hay que aceptar que es una bella foto, es de por el final de este capítulo, seguramente sabrán adivinar de donde exactamente.
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― Bueno, he escuchado suficiente. Ya es hora ―dice con seriedad, así parece un profesional.
Julie se levanta, Blois la deja pasar primero por la puerta y los dos se van sin decir nada. Victorique y yo los vemos salir en silencio.
Julie camina por el pasillo con elegancia. Blois la guía por el pasillo caminando en frente de ella, tres oficiales la rodean, dos por los lados y uno siguiendo sus pasos.
― ¿Qué es eso? ―pregunta Blois viendo un grupo de oficiales que van en contra llevando a alguien por el mismo pasillo.
― Parece que la sirvienta que asesino a Roxane ha sido capturada ―le dice un oficial.
Julie levanta la mirada curiosa y abre los ojos con sorpresa al distinguir a la pequeña figura en medio de los oficiales a los que se refiere el detective. Su cabeza está cubierta de una manta que le esconde el cabello pero su cara morena queda a la vista y es suficiente para reconocerla.
― Lee ―se le escapa su nombre sin poder creerse lo que ve. Recuerda a la niña que conoció en el barco hace diez años, a la amiga que encontró y ayudo en medio del caos. No la ha visto en mucho tiempo pero sabe que en el fondo sigue siendo la misma niña.
Los dos grupos se cruzan en el pasillo pero Lee no levanta la cabeza, se mantiene cabizbaja, ignorante de quien camina en el mismo pasillo.
― Ah, entonces Lee también se vengó, diez años después ―dice en voz alta sin importarle que alguien la escuche. Se lleva la mano al collar que todo este tiempo le recordó que aquel barco y aquella amiga eran reales―. ¡Lee! ―grita y los dos grupos se detienen sorprendidos.
Lee se voltea esperanzada, reconoce la voz. El collar vuela por el pasillo hasta sus manos, Lee lo atrapa con dificultad, los oficiales a su lado la detienen pero ya tiene el collar entre sus dedos. Lo contempla y cuando se asegura que es real, mira a Julie con cariño. Las dos se miran, reconociéndose, hablándose sin decir palabra. Igual que tantos años antes, se comunican sin tener que decir algo. Aun que solo se un “hola otra vez” y un “adiós” para siempre. No hace falta más, ya no queda nada que decir.
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― ¡¡Victorique!! ―grito corriendo por las escaleras de la biblioteca. Victorique suspira aburrida.
― ¿A qué se debe todo ese escándalo? ―pregunta mirándome sentada en el suelo con una canasta de dulces en frente de ella. Corro hasta ella y me arrodillo en frente, aferro contra el pecho unos papeles pero antes de mostrárselos, recupero el aliento para poder hablar.
― ¡Mira esto, Victorique! ―digo mostrándole el periódico. En primera plana esta el detective Blois en una pose ostentosa y orgullosa pero eso no es lo que me molesta― ¡Otro trabajo bien hecho del Inspector Blois! ¡Él resolvió espléndidamente el caso del Queen Berry! ¡El policía atrapo al criminal porque tú les diste todas las claves! ¡Tu razonamiento deductivo, todo lo que les explicaste, esta todo aquí!
Victorique bosteza sin sorprenderse, se tapa la boca con una mano.
― Mi hermano es un ególatra.
― ¡Exactamente! Ese inspector es el más… Espera un momento, Victorique, ¿qué acabas de decir?
― Dije que mi hermano es un ególatra. ¿Por qué?
― Oh, ya veo… ¡¿Queeeé?!
Victorique aparta la mirada concentrándose en otra cosa.
― Bueno, digo “hermano”, pero tenemos diferentes madres. Él es un marques, un legitimo hijo de la familia Blois. Y mi madre, una amante, fue vista como una peligrosa figura para el gobierno. Yo fui aislada al interior de la mansión de la familia Blois y crecí allí. Incluso después de entrar a la academia, no se me permite salir sin el permiso del Duque ―Victorique sonríe pero vuelvo a notar ese brillo en sus ojos que por fin comprendo, es tristeza―. Soy una princesa cautiva ―su sonrisa desaparece y vuelve a poner su cara seria―. ¿Pero eso no va conmigo, cierto? ―vuelve a suspirar― Y es por eso que la princesa siempre esta aburrida.
― Oh… ―no logro evitar que mis ojos demuestren la pena que siento por Victorique.
― Baja las escaleras ―abro los ojos sorprendidos al recordar todos los escalones que subí, que no sea lo que pienso que es― hasta el mundo real y encuentra otro misterio interesante para mí.
Me sobre salto a mi lugar. ¡Pero si a cabo de llegar!
― ¡Eso es fácil de decir para ti!
Victorique empieza a gritar sacudiendo sus brazos haciendo berrinche.
― ¡Estoy aburrida! ¡Podría morir de aburrimiento! ―se detiene de golpe y me mira con los ojos entrecerrados, me apunta con su mano amenazándome― Kujo, ¡¿con los pocos amigos que tienes, puedes darte el lujo de perder uno?!
Amiga… Sonrió.
― Dime, Victorique ―pero no me deja terminar, se deja caer sobre mí, su cabeza termina recargada en mi pecho, aparto mis manos avergonzado―… ¡O-Oye, Victorique! ¿Moriste? ¿Moriste de aburrimiento? ¡Oye!
Entonces me doy cuenta que Victorique no me escucha, sus ojos cerrados sumergidos en algún sueño y su boca entreabierta respirando levemente.
― ¿E-Ella está dormida? ―digo en voz baja sabiendo que nadie más me escucha. Suspiro.
Victorique cautiva… rara, excéntrica Victorique… Todavía es muy difícil saber más sobre ella pero hay una sola cosa que sé al menos: Victorique es… Victorique es… mi amiga.
― Oye, Victorique, salgamos al exterior de nuevo alguna vez, solo tú y yo. Vamos a ver las luces brillando sobre el océano nuevamente.
Victorique abre los ojos y me ve seria.
― Es una promesa.
Me sobresalto y siento como mi cara se calienta.
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Sigock
مغامرة1924. Mi nombre es Kujo Kazuya y a partir de hoy voy a ser un estudiante más en la Academia Santa Margarita de Saubure donde las historias de terror son lo más importante. Victorique también estudia en la academia pero nunca va a clases, se la pasa...