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Una visita inesperada.

Kaname Kuran es un reconocido empresario farmacéutico, un hombre que sin tener un solo conocimiento de química farmacéutica, lidera un laboratorio de nivel mundial.

Kaname a sus treinta años era un hombre elegante, sofisticado y a los ojos de las féminas y los omegas el mejor partido que ofrecía lo más selecto de la sociedad. Aunque Kaname era hijo de un médico y una maestra de clase media.

El hombre de cabellera castaña terminó de apagar su computador, tomó su sacó Armani y salió de su oficina encontrándose con su secretaria Ruka.

- Señor Kuran, recuerde que en una hora más, viene el señor Akatsuki - dice la bella mujer

- ¿Akatsuki? - Kaname no recordaba ese nombre lo cual le llamó la atención puesto que él no era de olvidar nada.

- Es el periodista - aclara la mujer - Le comenté que quería hablar con usted, aunque no dijo claramente que necesitaba hablar con usted -

- Ruka, derivarlo con relación públicas, sabes muy bien que no concedo entrevistas - responde molesto Kaname, si había algo que le disgustaba eran precisamente los periodistas y esa facilidad que tenían de hurgar en las vidas ajenas.

- Lo siento, así lo haré - dice apenada la joven.

Kaname se metió en el ascensor y se dirigió al subterráneo, caminó hasta donde descansaba su Alfa Romeo 4C, color negro, desactivo la alarma y subió al vehículo, ajusto su cinturón de seguridad y encendió el motor, salió sin siquiera mirar al conserje que le hizo una respetuosa reverencia.

Una hora después Kaname llegaba a casa de sus padres, la misma en la cual se crio desde niño, una casa de clase media, en un barrio de gente de trabajo. Juuri le dio la bienvenida, hacía ya cinco años que no pisaba ese lugar, un sentimiento extraño le hizo querer salir corriendo, pero al ver el rostro de su madre decidió quedarse.

- Kaname, que linda sorpresa - dice la mujer abrazando a su hijo mayor

- Hace un tiempo que quería venir a verlos -

- Pasa, estamos por almorzar, prepare estofado de pollo ¿Aún te gusta? -

- Sí, madre -

Kaname finalmente entró a la casa y se encontró con dos niños sentados en el comedor de sus padres comiendo papas fritas. Juuri al ver la cara de pregunta de si hijo le aclaro quien eran esos niños.

- La niña, se llama Rima y es hija de tu hermana, y el niño se llama Haruka y es hijo de un conocido del barrio -

- Sigues con la misma costumbre de recoger huérfanos de la calle - dice Kaname mirando con desprecio al pequeño que comía con sus manos las papas - Que asco, come como los animales -

- Son niños, no requieren de tanta etiqueta para comer papitas fritas - dice la mujer.

- Como sea, he venido a invitarlos a mi boda - dice Kaname

- ¿Te casas? - dice completamente sorprendida

- Claro, ya es tiempo -

- ¿Y cuándo será eso? ¿Supongo que nos vas a presentar a la afortunada o afortunado -

- Nos casamos la próxima semana y lo siento por temas de tiempo, lo conocerán en la iglesia - responde Kaname.

En ese momento Haruka llegaba a casa y los niños en cuanto lo vieron salieron corriendo a su encuentro.

- ¡Abuelo! ¡Abuelo! - gritaban los pequeños felices de ver a Haruka

- ¿Cómo se portaron hoy? -

- ¡Bien! -  gritó Rima saltando

- Yo también me porte bien, abuelo - dice el niño

- Ya vayan a comer, antes que su abuela los regañe -

Ambos niños corrieron a la mesa y siguieron comiendo, cuando Haruka se acercó a la cocina se sorprendió de ver a su hijo mayor en casa.

- Buenas tardes - le dijo en un tono distante

- Buenas tardes, padre -

- Es extraño verte en este lugar, haz recapacitado sobre tus acciones -

- Haruka - le rogaba su esposa

- Me caso el próximo sábado, quería que fueran a mi boda, haremos la recepción en un hotel, reserve una habitación para que se puedan quedar - dice Kaname

- Pensé qué venías a disculparte con los que lastimaste - dice Haruka, quien a pesar de amar a su hijo, no le perdonada todo el sufrimiento que había hecho pasar a los que él también amaba.

- Eso es un tema zanjado -

- Para ti, por que para mí, no -

- Bueno si quieren van - responde molesto Kaname y se dispone a salir del lugar, cuando el pequeño Haruka se acercó y tocó su fino traje Armani, con las manos llenas de aceite de sus papas fritas - ¡Niño inmundo, mira como me has dejado! - le grita Kaname

Juuri al escuchar los gritos de Kaname corrió a ver qué pasaba, se encontró con Haruka a punto de llorar y a Kaname con ganas de asesinarlo.

- Ya tranquilo - dice abrazando al niño quien terminó soltando el llanto

- A eso has venido, eso fue lo que tu madre y yo te enseñamos - dice Haruka

- Si quieren van a la boda. Hasta luego -

Juuri y Haruka vieron con pesar como su hijo se había convertido en todo lo que ellos nunca quisieron.

Kaname salió dando grandes zancadas llegó a su auto, se puso sus lentes de sol y cuando estaba encendiendo el motor vio como Takuma entraba en casa de sus padres. Golpeó el volante con sus puños. Sus padres siempre le habían dado el favor a cualquiera menos a él, primero había sido al chiquillo, el hijo de la prostituta de la casa del lado y ahora era a ese desgraciado de Takuma. Por que había tenido la mala suerte de nacer en la familia Kuran.

Lo mejor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora