Desafiante

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Pateaba el arena debajo de sus píes, tomando las cuerdas metálicas del columpio donde se encontraba sentado y cabizbajo suspirando, buscando en su mente infantil y demasiado confusa el modo correcto de comportarse ahora.

Era apenas un niño, uno con demasiados problemas para un adulto, era alguien solitario y sin destino.

— Hola ¿quieres un poco? Están ricas— afirmaba una pequeña con pelo marrón recogido en dos coletas con las mejillas llenas de arroz y la boca llena, sonriendo—anda, toma una.

Neji hizo como que no escuchaba, había sido herido lo suficiente para no querer cerca a nadie más.

La chica sin perder su entusiasmo ni su sonrisa permaneció con él hasta que comenzó a atardecer.

Como si hubieran pasado el momento más ameno del mundo, se despidió de él alejándose, esa era la quinta ocasión en la que se repetía esa escena. Otro chico de ojos grandes que había visto esto un par de veces para soportar más.

— ¡Wow! — exclamó mientras le daba una palmada que casi lo tira, Neji lo observó rencoroso, era demasiado ostentoso para su gusto.

— Tengo que irme— afirmó el niño de ojos malva mientras se levantaba y comenzaba a caminar.

El chico de ojos redondos lo siguió detrás, caminaba de espaldas a el sendero con las manos hacia arriba sujetando su cabeza despreocupadamente.

— Esa niña se llama Tenten, vive en las orillas de Konoha, viene para acá solo para invitarte comida, que ella misma hace.

Neji lo observó por un segundo antes de que esos sentimientos de rencor, que habían hecho surgir  en él, afloraran de nuevo y dirigieran su vista al frente, entonces avanzó con más rapidez. Para el chico del pelo negro esto fue como una invitación a un reto y corrió aún mas rápido.

— Esa comida es la única que tiene, la prepara ella misma, vive con su abuela...

Neji corría lo mas rápido que podía, al final logró dejar atrás al otro chico por que éste tropezó.

— ¡Es lo único que tiene!...— gritó el chico sobando su cabeza. — soy Rock Lee...por cierto...— agregó a modo de murmullo.

Llegó el siguiente amanecer y Neji se encontró en las escalera del mismo sitio mirando sin mirar a los niños jugar, aquella niña morena en esa ocasión lleva el pelo suelto con un listón, en sus manos de nuevo llevaba comida, una pequeña parte de él se alegró en secreto cuando vio que se acercaba, tal vez esta ocasión...

Tenten se encontraba a unos metros de él, lo observó con una sonrisa triste y resignada, antes de sentarse junto a él se alejó, justo en ese instante se había cansado de intentar. Neji bajó la mirada y se ensimismó suspirando.

Pasaron las horas y el Hyuga se giró esperando encontrarla, no estaba, seguramente se había ido y no volvería a acercarsele.

Caminaba de regreso a su casa cuando cuando la miró, allí estaba de nuevo. Tan decidida y persistente jalaba un canasto que casi era de su tamaño, su cara estaba roja y transpiraba, por cada jalón se movía apenas unos centímetros, pero ella miraba esto, satisfecha del trabajo realizado.

Sin pensar demasiado en sus acciones, teniendo en la mente que lo que ella hacía era admirable, tomó el canasto y el imprimió fuerza, la niña de pronto lo notó más ligero y se asomó por encima de este para encontrar su mirada. Neji tenia una firme creencia que el destino estaba sellado, el era infeliz y probablemente siempre debía serlo, era perder a los que quería y estar alejado de todos, pero viendo viendo que sonreía, decidió no escucharlo.

Nejiten AntologyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora