Nos pertenecemos

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Neji miró con recelo su versión miniatura, bufó y meneó la cabeza molesto, recostándose en su cama, en su habitación, lo tomó de una de las piernas y lo mantuvo colgando, lo tomó del torso y presionó el botón de la espalda, accionando "la función de voz"

Presionó y el muñeco gruñó ¡era uno de sus gruñidos! ¿Cuándo diablos lo había grabado?. Lo accionó de nuevo y ¡se escuchó que roncaba!.

Se levantó de golpe dispuesto a ir contra Lee en ese mismo momento, pues era él quien había presumido hacer las grabaciones para las voces de cada uno, la razón de este absurdo emergía de la insistencia de su maestro al actual hokage, Kakashi Hatake de promover más las artes ninjas, la inscripción y permanencia en el último año había decaído bastante, la premisa era simple, volver a los ninjas más talentosos en una especie de celebridades, orgulloso la bestia verde de Konoha propuso a su propio equipo para los prototipos comenzando por figuras de acción para los niños, Rock Lee le mostró el de él, Neji solo pudo pensar en destruirlo, así se evitaría vergüenzas. Neji inhaló con fuerza y recuperó la compostura, miró el juguete frente a frente, lo dejó en una mesita cercana y apagó la luz para poder dormir.

El último pensamiento que recorrió su mente antes de ser vencido por el sueño, es que el maldito muñeco, si se parecía a él.

Cuando sus ojos comenzaron a abrirse al día siguiente un rayo intenso de sol cegó sus ojos, usó uno de sus brazos para cubrirse, entonces le invadió aquel aroma a lavanda, aquel tan fresco y primaveral que percibían sus sentidos día tras día en cada entrenamiento pues provenía de una sola persona, su compañera de equipo Tenten.

El genio Hyuga no admitiría que detrás de su perspicacia, aquellos sentidos infalibles y su byakugan, era la clase de persona que solía tardar en despertar, de aquellos que se ponen en el borde de su cama y observan un punto en el vacío recién se levantan, se despertaba al menos una media hora antes de lo requerido, para lograr asimilar todo a su alrededor. Es por eso que le llevó tiempo entender que no se encontraba más en su habitación, que se encontraba avanzando en el exterior sin el mover ninguna de sus extremidades, mucho más tiempo entender que todo a su alrededor parecía a su perspectiva haber aumentado de tamaño, pero ni en el más extraños de sus sueños hubiera imaginado la razón de todo esto.

Aquella mañana cuando Neji no había aparecido en el entrenamiento, Tenten había acudido a la mansión Hyuga para visitarlo pensando que tal vez pudiera encontrarse enfermo o de alguna manera indispuesto; dudosa pero al mismo tiempo llena de curiosidad se encaminó hasta su habitación, llamó varias veces y cuando no obtuvo respuesta, entró, vigiló que nadie la viera y tomó una de las camisas de Hyuga y se impregnó de su aroma aspirando, sonrió pícaramente y se aproximó a la cama de Neji, se encontraba destendida, con la actitud pulcra de Neji, la kunoichi imaginó que esto era extraño y bajo esta excusa acomodó un poco las sábanas, entre estas encontró la figura de acción, se encontraba en una posición recta, pero no mecánica como lo sería un muñeco, sino más bien como si se tratara del verdadero Hyuga durmiendo, hasta tenía sus ojos cerrados.

— Neji probablemente lo terminará destruyendo, no le gustan este tipo de cosas— explicó como si se lo dijera a alguien, la realidad es que intentaba justificarse a sí misma— a nadie le haría daño que me lo llevara entonces.

Tenten se encogió en hombros y lo tomó escondiéndolo entre su qipao.

Entonces, si para aquel adormilado Neji todo cuanto ocurría parecía insospechado, el lugar donde se encontraba le sería total y absolutamente imposible. Su alrededor era blanco y desconcertantemente mullido, justo donde se encontraba había dos curvaturas se encontraban y aquel aroma tan familiar se encontraba a su alrededor, desde la parte de afuera se reflejaba una franja rojiza, justo del mismo tono que el qipao de Tenten.

Nejiten AntologyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora