18 Camino nevado

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Kenshin me había ordenado ir a los establos a través de uno de sus sirvientes. Dado que Kogo siempre había querido acercarse a uno de estos animales, le incité para que viniese conmigo.

No estaba segura de por qué quisiese que fuera a los establos. De lo que estaba segura era de que no saldría de los muros de Kasugayama, y aún así, me sentí reconfortada al ver a los cuadrúpedos en sus cuadras. Instintivamente me acerqué a uno de pelo blanco.

Sus ojos se clavaron en los míos, atentos, avizores. Pero no me permitió tocarlo, rechinaba cuando me acercaba más de la cuenta, por lo que muy a mi pesar dejé de intentar acariciarle.

Fue entonces cuando fui con Kogo quien había conseguido establecer una relación con aquellos más amistosos. El tiempo se pasó sin darnos cuenta riendo y compartiendo la momentánea felicidad.

-¿Te gustan, Kogo?

La sonrisa de Kogo era preciosa, era como si la primavera hubiese florecido en su rostro.

-Nunca he montado a caballo, pero son hermosos.

Rememoré el pasado, cuando me enseñaron a montar. Miré nuestras ropas y fruncí el ceño. No sería capaz de hacerlo con un yukata.

-Uesugi-sama.

La voz de Kogo se volvió más seria y a continuación hizo una reverencia. Al girarme, observé a Kenshin y le imité.

-Déjanos.

Kogo volvió a inclinarse y se marchó a paso rápido.

Kenshin miró al caballo blanco que tenía delante. El animal se acercó a él en busca de cariño y éste le acarició el hocico con una ternura que nunca había visto en él.

-Se os ve muy unidos_ dije casi en un susurro.

Una pequeña sonrisa surgió de sus labios.

-Hemos pasado juntos toda la vida, es el único caballo en el que confío para montar en las batallas. El vínculo que nos une es especial_ posó su frente encima el hocico.

Era la primera vez que le oía hablar abiertamente sobre sentimientos con algo que estuviera vivo. Y quizá, lo que me extrañó fue ver que Kenshin parecía un ser humano como los demás.

-Ven.

Me hizo un gesto con la mano. Caminé hasta él y de repente sentí su mano cogiendo la mía llevándola hacia el caballo. El animal retrocedió.

-Parece que no le agrado_ sonreí.

Kenshin negó con la cabeza, cogió mi mano y la llevó lentamente hacia la mejilla del caballo.

-No tengas miedo.

En aquel momento tan íntimo sintiendo la mano de Kenshin guiando a la mía, no sabía si estaba hablando conmigo o al caballo. Respiré profundamente y dejé llevarme por Kenshin. Entonces sentí la suave y aterciopelada piel del caballo sobre mi palma.

-Eso es. No lograrás que el caballo confíe en ti si muestras miedo. El miedo..._ soltó mi mano dejándola sobre el animal_ solo aleja a las personas.

Sus palabras me cortaron la respiración por un momento. Su expresión era relajada y acogedora.

- ¿Confías en mí?

Y sin pensarlo dos veces dije:

-Sí.

Sus manos se deslizaron por mi cintura y con cuidado me levantó y me posó sobre el lomo del caballo. Con un movimiento rápido subió al caballo y cogió las riendas y comenzamos a trotar. Instintivamente pasé los brazos por la cintura de Kenshin para no caer.

Kenshin x Oc COMPLETO (Ikemen sengoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora